
José Ramón Gestal Gómez, al que todo el mundo conoce por Ray, cerrará su tienda Rayman de O Burgo a finales de mes
09 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Quedamos a la hora del té en el café Trocadero de O Burgo. «Sigo siendo muy inglés. Nací, me crie y me formé allí hasta los 26 años. Todos los tacos los suelto en inglés, tomo té a diario, en casa siempre se ve la BBC y soy forofo de la Premier. Mi equipo es el Chelsea porque el colegio en el que estudié estaba pegado a Stamford Bridge. Se escuchaban los cánticos de la grada desde clase», confiesa José Ramón Gestal Gómez, al que todo el mundo conoce como Ray. «Lo más parecido a Ramón es Raymond y por eso acabé siendo Ray», explica. Por eso, cuando en 1992 abrió su primera tienda de deportes en un local de Cambre de 33 metros cuadrados la bautizó como Rayman, la unión de su nombre y del que era su socio, Manuel. «A la inauguración vinieron varios jugadores del Deportivo y la atleta Julia Vaquero. En 1998 abrí en O Burgo y en el 2011 disolvimos la sociedad y me quedé yo solo con esta tienda. Durante los primeros años noté un incremento de ventas, hice colaboraciones con cantidad de equipos y colegios... Creo que la clave fue aconsejar bien al cliente y no engañar. Después fui notando una caída progresiva y constante de ventas debido a la venta online, la proliferación de centros comerciales, y la eliminación de los períodos de rebajas», resume. El próximo 31 de marzo Ray cerrará su tienda de deportes. Un hombre con mucha historia. A man with a lot of history.

Lord Rothschild, el jefe
Se deshace en elogios y muestra su agradecimiento a su jefe durante varios años, lord Jacob Rothschild. El banquero, inversor y filántropo británico, perteneciente a una de las dinastías más ricas y famosas del mundo fallecido el año pasado. «Siempre recordaré cuando le dije que me iba. Me invitó a comer en uno de los clubes más importantes de Londres y me dio una carta con mis referencias y un talón por el importe de dos años de sueldo como finiquito, aunque no tenía que darme nada porque el que había decidido marcharme era yo. Dijo que las grandes puertas del palacio siempre estarían abiertas para mí», rememora Ray, nacido en la City en 1966. Sus padres son de la zona de Mesón do Vento y fueron a ganarse la vida a Inglaterra y allí se conocieron en un baile de emigrantes. «Nací en la zona del mercado de Portobello y tuve la suerte de ir a un buen colegio, donde estudiaban los hijos de Tony Blair y uno de Ruiz Mateos. Por las tardes iba a un colegio español. En aquella época había muchas ofertas para trabajar en el sector de la banca y finanzas y, como los números se me daban bien, empecé en una empresa de ingeniería escocesa. Como los Rothschild buscaban contables júnior me presenté y me cogieron. Obtuve el título estudiando de noche y la empresa me daba todo tipo de facilidades para ir a los exámenes», relata.

El hombre que a final de mes cierra la tienda de deportes de O Burgo se dedicó durante años a gestionar inversiones en bolsa de grandes capitales. «Mi jefe compró los derechos de la Spencer House, el palacio del padre de Lady Di, que pasaba por un momento económico delicado», apunta mientras me enseña una foto de la mansión y señala una ventana del piso superior. «Ahí estaba mi oficina con tres secretarias. Trabajé varios años en el palacio del padre de Diana de Gales a las órdenes de lord Rothschild», destaca. Cuando se jubile vivirá de rentas y lo primero que va a hacer es ir unas semanas a Londres para estar con los amigos que dejó.
La importancia de Delfi
Con 27 años se marchó de la City por amor, aunque aquella relación no salió bien. «No me acostumbraba a la vida aquí y pensé en regresar a mi antiguo trabajo. Pero conocí a Delfi, madre de mis dos hijos, Carla de 26 y Mateo de 23. Ella me cambió para bien y me enseñó a adaptarme», se sincera Ray. Ya casi no lo queda mercancía en el negocio y le da vueltas a algo: «Me preocupa aburrirme», reflexiona. Sure not.