Bandadas de aves desorientadas por el viento afectan a vuelos en Alvedro

A CORUÑA CIUDAD

Mientras la aproximación de los jabalíes a zonas urbanas aumentan el riesgo de accidentes, en el aeropuerto se enfrentan a pájaros que cruzan las pistas
28 ene 2025 . Actualizado a las 14:04 h.La situación de las gaviotas es paradójica. En los últimos 10 años, la población total descendió en Galicia cerca de un 70 % —un fenómeno para el que los expertos aún no parecen tener una respuesta clara—. Sin embargo, en los entornos urbanos se ha notado mucho menos este invierno demográfico. Entre los edificios y los movimientos de las gentes, las aves marinas encuentran un oasis de abundante alimento.
El pasado 8 de enero, un avión de Air Europa procedente de Madrid impactó con un ave cuando iba a aterrizar. Esto retrasó seis horas la salida del avión, que tenía que regresar a la capital.
Los ornitólogos advierten que, pese a los problemas que puedan acarrear, las gaviotas no deben desaparecer de los ecosistemas, pues son un eslabón más de la cadena trófica y, como tal, cumplen una función en el medio.
Pero el riesgo es también evidente. Veamos el caso de las pistas de Alvedro. Algunos días, en franjas horarias concretas, se pueden observar bandadas de aves —mayoritariamente gaviotas— que cruzan el espacio aéreo, y que a veces suponen un obstáculo para los aviones que llegan o se van.
Un trabajo de la UDC
Esto lo constató, con cifras y trabajo de campo, un alumno de Bioloxía de la Universidade da Coruña, Jonathan Allo, en su trabajo de fin de grado, titulado «Patrones de actividad de gaviotas en relación con el aeropuerto de Alvedro y el vertedero de Cerceda». Durante casi un mes, Allo acudió a diario al mirador de Alvedro (desde el que se observa toda la pista) entre las 9.00 y las 10.30 horas. Desde allí, se afanó en anotar el número de gaviotas que cruzaban el entorno del aeródromo, la altitud de su vuelo y detalles concretos sobre su comportamiento.
Después de haber concluido el conteo —fueron avistados, en total, 8.454 individuos—, hizo un cálculo de extrapolación que le permitió ofrecer una foto estimada del tráfico general de estas aves en el entorno. Además, en el texto final dejó constancia de incidentes presenciados. Por ejemplo, anota: «En una ocasión, durante el período de muestreo, se observó que una bandada de 14 gaviotas sobrevoló la pista del aeropuerto al mismo tiempo que se producía el despegue de un avión».
Tal y como se apunta en el escrito de la UDC, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea ha registrado, desde el año 2008, 2.430 colisiones entre aeronaves y pájaros, episodios similares al del 8 de enero con el percance del avión de Air Europa en Alvedro.
«Esta situación es de extrema preocupación, debido a todos los problemas en los que puede derivar, tales como accidentes aéreos. Entender el conflicto existente entre el tráfico aéreo de aves y aviones es sumamente importante por las consecuencias económicas y humanas que puede acarrear», completa el texto de Allo.
Parten de las playas urbanas
Alejandro Martínez-Abraín fue el profesor que dirigió el trabajo y propuso el tema de estudio. Cree que es vital atender a esta problemática, fuente de peligros potenciales. Sitúa en el vertedero de Areosa (Sogama) una de las causas de origen.
«Los medios de disuasión desplegados en el aeropuerto, como los cetreros, los halcones o la pirotecnia, suelen conseguir que las gaviotas no pasen tan pegadas a la pista. Es decir, que cumplen con su función. Pero no siempre consiguen controlarlo todo. En los días de mucho viento, las gaviotas se arremolinan sobre la pista y empiezan a describir círculos. Entonces no hay manera de retirarlas. El asunto está más o menos controlado, pero solo cuando las condiciones meteorológicas son buenas», explica Martínez-Abraín.
La cuestión, concluye el docente, debe ser, al menos, motivo de reflexión por las implicaciones que podría tener en el futuro. «Creemos que el problema es estructural, porque las gaviotas duermen en las playas de A Coruña o en la zona del puerto. Por las mañanas se dirigen hacia el vertedero de Areosa a comer. Si trazas una línea recta, se verá que el trayecto pasa exactamente por encima de las pistas de Alvedro».
Los vertederos, focos de atracción para las gaviotas, que consiguen allí alimento
También es cierto, no obstante, que este punto de almacenamiento de basura ha sido progresivamente sellado en los últimos años —actualmente, un 90 % de la superficie lo está—. Esa reducida fracción, no obstante, es golosina suficiente para las gaviotas.
En las conclusiones de su trabajo, Jonathan Allo ya señala que la problemática debería ir a menos en los próximos tiempos, según se fuese avanzando en el proceso de sellado del vertedero.
Xabier Varela, de la asociación naturalista Hábitat, es un ávido observador ornitológico con especial inclinación por las gaviotas. «No es muy común entre los aficionados a los pájaros centrarse tanto en las gaviotas», admite.
Estuvo durante un tiempo monitorizando la población de ejemplares de esta especie en el entorno de la planta de Areosa. «Puede llegar a haber hasta 15.000 gaviotas a lo largo del día. La concentración es, sobre todo, donde descargan los camiones, que hay residuos aún al aire libre», apunta. Es, no obstante, muy complicado evitar esta situación, efecto que va de la mano de cualquier vertedero relativamente cercano a la costa.
Varela, por lo tanto, opta por reforzar las tareas de prevención en los alrededores del aeropuerto. «Cualquier vertedero que reciba residuos orgánicos va a tener gaviotas. Es cierto que si no fueran al vertedero, no pasarían por el aeropuerto, pero no sé si es viable ahora mismo evitar esto. Creo que la solución pasa por garantizar que Alvedro y su área sean zonas de exclusión de estos animales y otras aves que puedan causar problemas», añade. El equilibrio es, por lo tanto, la opción más prudente en cuestiones de fauna y flora. Ni convertir el control poblacional en erradicación ni dejar que el libre albedrío amenace la salud pública. Todos los factores deben ser tenidos en cuenta.