Cómo conseguir entre ocho y diez euros en tarjetas regalo por probar productos en A Coruña

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

La consultora coruñesa Ambical, la única en Galicia con acreditación ENAC, busca consumidores dispuestos a testar y opinar sobre diferentes productos

02 dic 2024 . Actualizado a las 23:42 h.

Los consumidores son los que marcan las tendencias en los lineales de los supermercados. Son los que deciden qué productos están ricos, cuáles son más atractivos a la vista, cuáles los más eficaces, los más saludables... Y eso lo saben las grandes empresas y distribuidoras. Por eso contratan los servicios de la consultora de A Coruña Ambical, la única en Galicia con la acreditación ENAC para el análisis sensorial hedónico. Es decir, para hacer catas homologadas de productos que se encuentran en el mercado o que se están desarrollando para su posterior comercialización. Y estas pruebas con consumidores reales las hacen varias veces cada día en sus instalaciones del polígono de A Grela. «Especialmente de martes a viernes. Este año ya hemos hecho más de 1.400», explica Celia Valeiro, directora de organización de la empresa.

A las personas que el pasado viernes acudieron a la cata a ciegas, por ejemplo, les tocó probar varias muestras de atún en aceite de girasol, de mejillones en escabeche y de yogures con L. casei. «Los voluntarios entran en una sala acondicionada con unas características especiales (luz blanca, extracción de olores, una temperatura concreta...) y se sientan en cabinas independientes. Cuando el técnico da la orden levantan una trampilla y cogen el producto. Lo degustan y, en una tabletas, van poniendo sus valoraciones sobre olor, textura, sabor... y respondiendo a preguntas sobre el producto. Y así con varias muestras. Entre una y otra pueden beber agua o unas galletitas para eliminar sabores anteriores», explica Celia.

Catas ciegas

Andrés Pilas, director de desarrollo de negocio de Ambical, confirma que ningún participante sabe qué marca de producto está probando. «Nuestros clientes quieren saber la opinión de los consumidores sin ningún tipo de condicionante y comparar su producto con los de la competencia o líderes en el mercado. El objetivo es saber cómo mejorar sensorialmente un artículo para que tenga mejores ventas o, por ejemplo, anticiparse a la aceptación que tendría un artículo nuevo que están desarrollando».

Ambos empresarios indican que los paneles de catas se organizan cumpliendo unos requisitos muy exigentes. Así, los voluntarios siempre son consumidores habituales de los productos que se presentan, con rangos de edades y sexos diferentes, las pruebas tienen una duración determinada (desde 15 minutos a una hora) y el orden en el que salen las muestras también está estandarizado. «Todo está protocolizado. Por ejemplo, si hay una cata de queso roquefort de rimero, el paladar ya estaría condicionado», explica Andrés. Y Celia añade: «Lo habitual es que el orden sea parecido al de una comida habitual. Si hay productos saturantes, normalmente se establecen tiempos y espacios diferentes para ellos». En el caso de una cata, por ejemplo, de helados, no se presenta el producto completo, sino una porción o bien se pide probar solo una parte, ya que todos somos capaces de comer uno o dos helados... Pero ello desvirtuaría el resultado que queremos obtener», explican los responsables de Ambicar.

ANGEL MANSO

Los empresarios aclaran también que los testadores no son catadores profesionales. «Son consumidores que deben decir si les gusta un producto o no, con escalas del cero al nueve. En algunos casos pueden matizar su opinión aportando algún comentario. Un catador profesional, en cambio, tiene calibraciones y ensayos para valorar un producto conforme a las características que debe tener. Lo que nosotros hacemos es diferente», indica Celia.

Aunque lo habitual es que los consumidores acudan al panel de catas en la sede de Ambical, la empresa también hace los llamados home test. «Hay productos, como champús, colonias, cremas, friegasuelos, detergentes, pañales... que no se pueden probar en sala. Así que entregamos pequeñas muestras en envases ciegos con su código y las correspondientes instrucciones para que los consumidores los testen en casa durante un período de tiempo concreto», comentan Celia y Andrés.

  

Los niños, los más extremos

Ambical convoca a los consumidores a través de las redes sociales, su página web y tirando de la base de datos en la que tienen el contacto de casi 6.000 personas. «Pero necesitamos más. Cuantas más, mejor», dicen. Incluso aceptan niños de más de 6 años para algunas pruebas. «Los pequeños suelen probar gominolas, chuches, cereales... Ellos valoran con escalas más cortas, de 0 a 5. Y suelen ser más extremos que los adultos: les gusta o no les gusta algo. Sin matices». Celia Valeiro recuerda especialmente una prueba con niños en la que se les presentó unas salchichas de pescado que fueron un total fracaso: «El aspecto era el habitual, de color rosado como el que tienen las que se utilizan para hacer perritos calientes. Sin embargo, sabían muchísimo a pescado. El fabricante tuvo que disimular ese sabor para introducirlas en el mercado», indica. 

Aclaran que los participantes siempre reciben una gratificación por su tiempo en forma de puntos que pueden canjear como tarjetas regalo en miles de supermercados, tiendas, plataformas digitales... Para que los consumidores se hagan una idea, puede ser entre ocho y diez euros en puntos por participar en una cata. Por lo que a lo largo de meses se puede acumular bastante dinero. 

Sobre las tendencias que hay ahora mismo en el mercado, Celia y Andrés explican que los tiempos han cambiado. Si hace unos años los productores y distribuidores de alimentación buscaban sabores atractivos, ahora la tendencia es otra. «Los consumidores buscan más los productos suaves, bajos en sal, con poca grasa, que contribuyan a no subir el colesterol... En definitiva, ahora se busca una funcionalidad ligada a la salud».