Una reivindicación sobre el escenario en A Coruña: «El espectador no viene a ver ciegos, viene a ver actores»

Mila Méndez Otero
mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

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La compañía coruñesa Valacar actúa hasta este sábado en el auditorio de la ONCE

04 dic 2024 . Actualizado a las 18:14 h.

Se levanta el telón y Willy irrumpe en escena. Su voz resuena en la sala. La acción se desarrolla en un club y sus protagonistas son personajes bohemios que se preguntan sobre el sentido de la vida. Si el espectador obvia el detalle de que la compañía, Valacar, actúa en el auditorio de la ONCE, se olvida por completo de una característica que comparten los actores de la obra, son personas con ceguera.

Algunos, como Willy, conviven con los problemas de visión desde siempre. Él nació con glaucoma, lo operaron cuando tenía un año y, tiempo después, un desprendimiento de retina lo dejó ciego del ojo derecho. Marisé, la veterana de la compañía, nació con miopía magna, un alargamiento excesivo del globo ocular, y en un accidente de tráfico perdió un ojo. Ana comenzó a perder campo visual por una enfermedad degenerativa a los 45 años y Maite, la joven del equipo, se afilió hace dos años. Tiene 35 años y ha perdido casi toda la vista. «Sigo en estudios», apunta. María es la única que no tiene una deficiencia visual. La trajo hasta aquí la enfermedad de su marido.

Todos estos detalles son solo una circunstancia, «un problema corporal». No son ellos. Llegar a esta conclusión no siempre es fácil y gracias a sentirse una piña saben que son una compañía de actores, «como cualquier otra», apunta Pedro Rubín, el director de la obra que representan hasta este sábado en A Coruña, Pervertimento, de Sanchis Sinisterra.

«Ni hacemos de ciegos ni el espectador viene a ver ciegos, viene a ver actores, viene a ver una obra de teatro. Eso es lo que queremos, en todo caso. La mayoría de la gente tiene la sensación de que por ser invidente o tener una discapacidad no puedes hacer una vida normal, en particular, sobre el escenario», cuenta Ana Docampo.

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«La inclusión cultural es la que más nos llena»

Marisé Vidal se emociona cuando habla de su vocación. «Siempre trabajé, hasta que me jubilé hace poco. Acabo de cumplir 67 años. Cuando me dijeron hace que existía esto, me metí de cabeza. Desde pequeñita me encantó. Mi primer papel fue en 1996. Es importantísimo que las personas que tenemos un problema, como nosotros, podamos actuar. La inclusión cultural es la que más nos llena. El trabajo no deja de ser un poco una obligación, un deber. Nuestras pasiones son lo que nos realiza como personas», recuerda Marisé.

«Pasé de pensar que no podría hacer nada a estar aquí, en mi primera obra. En breve también voy a comenzar en un trabajo. No miento, hago una vida normal», remarca Maite Gómez, la benjamina.

La iniciativa teatral de la ONCE fue reconocida en el 2013 con un Premio Max. «Somos muy profesionales», remarca Willy Méndez, con raíces en A Coruña y el Caribe. «Quiero que el público entienda que por tener una limitación no tienes por qué renunciar a hacer algo que quieres», defiende Willy. «Coges el personaje, lo estudias. Su vida, sus emociones. Es una manera de liberarte», resume María Rodríguez. Se trata, al y al cabo, de ponerse en la piel de los demás.