Manu Triay: «Quería ser fisioterapeuta y me volví un friki de la cocina»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Es el flamante ganador de la mejor tapa de Galicia, con un donete relleno de cocido que elabora en su local de la calle Torreiro

24 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus 42 años es el actual campeón de tapas de A Coruña y de Galicia. «Las horas posteriores a ganar en Santiago la prueba autonómica estaba abrumado con las llamadas de los medios de comunicación y los mensajes. Es algo que me va abriendo puertas poco a poco, y eso que todo sale de un local de 40 metros cuadrados que es un restaurante, no un bar de tapas», comenta con buen humor Manuel Triay López. Su donete relleno de cocido le abre puertas, y también su apellido, que es originario de Menorca. «La gente mayor recuerda a mi abuelo y a mi familia por los Calzados Triay. Incluso la persona que nos alquiló el local los conocía y eso le dio confianza», recuerda Manu, que esta Navidad hará 3 años que abrió su taberna de la calle Torreiro con su pareja, Viviana Muñoz Otero, granadina de abuelo gallego. Como los anteriores inquilinos fueron los de Los Tigres, famosos por sus mejillones picantes, decidieron hacerles un guiño. «La gente se vuelve loca con el escabeche de mis mejillones. Lo que sucede es que ahora utilizamos xarda. Para el rebozado nos inspiramos en el Fu, el restaurante chino que tenemos enfrente, y después la pasamos por el escabeche y la servimos con una crema de patata», resume. Gracias a platos como este dice que después de tres años están «supercontentos y siempre llenos desde el jueves».

De la fisioterapia a la cocina

Coruñés de la calle Varela Silvari, se crio entre María Pita y la plaza de España. Estudió en los Dominicos y siendo un chaval tenía claro que quería ser fisioterapeuta. «Pero al acabar la selectividad no me daba la media. Me fui a Londres e intenté matricularme allí, pero lo que hice fue trabajar en una tienda de deportes de Oxford Street», recuerda con una sonrisa que delata que el plan no salió bien, pero que se lo pasó en grande. Hasta los 20 años su único contacto con los fogones era hacerle la cena a sus padres para compensar su enfado por lo poco que estudiaba. «Fue mi padre el que me sugirió que estudiase cocina y fuimos a Santiago a ver el Centro Superior de Hostelería. Me ordenó la vida. Estaba allí de lunes a viernes y los fines de semana hacía extras en la taberna Gaioso. Solo pensaba en cosas relacionadas con este mundo. Quería ser fisioterapeuta y me volví un friki de la cocina. Trabajé y aprendí con Eduardo Pardo, me fui al Azurmendi de Bilbao, que entonces no tenía las tres estrellas Michelin pero era de alto nivel, me apunté y me cogieron para el espacio que tenía El Bulli en Sevilla, y en un montón se sitios más. Hasta cociné una tortilla para el personal de un club privado de Chelsea», relata con ilusión.

La música y el futuro

Charlamos en la cafetería Alameda del presente y del futuro. Manu toma una caña y yo un café con leche descafeinado. «Vivi y yo tenemos ganas de hacer más cosas. No sé, a lo mejor otro local, o algo de cáterin. Somos muy inquietos», reconoce. Además de la cocina, su otra pasión es la música. «Me chifla. Incluso formé parte de un grupo con unos amigos y hasta dimos dos conciertos de versiones. Por suerte para el mundo musical, lo dejé, pero tengo un colega de aquella época que toca en la banda Moura. El punk, el brit-pop, las bandas escandinavas... Todo lo bueno me gusta», confiesa. Lucha contra los kilos de más caminando por el paseo marítimo «tipo Rajoy» y yendo al gimnasio por temporadas. Reconoce que le gusta «más comer que cocinar. En casa preparo mucho pescado y verdura. Formamos parte de un grupo que apuesta por los productos ecológicos que se llama Zocamiñoca», destaca. El jueves por la noche, en medio de un temporal de lluvia se celebró en su taberna la cena de tapas en homenaje por el 150.º aniversario de Picadillo, que coincide con el inicio del concurso que lleva su nombre. Las tapas de Manu maridadas con la gama 1906 triunfaron. Una maravilla probar su premiado donete relleno.