Más interacción y menos cabezas gachas, así es la vida sin móviles en los institutos de A Coruña: «Os rapaces estaban colgados das pantallas»
A CORUÑA CIUDAD
En enero se cumple un año de la orden a la que se anticiparon varios centros de la ciudad
10 nov 2024 . Actualizado a las 14:57 h.Los recreos habían perdido el espíritu para el que se habían ideado. Un momento de esparcimiento con los compañeros. Las pantallas prácticamente los habían devorado, con los chicos sentados, uno al lado del otro, sin mover la cabeza de su móvil. Y sin hablar entre ellos. «O fin do recreo estaba desaparecendo», afirma Francisco Canoura, el director del IES Salvador de Madariaga. Este instituto de la zona de Náutica que supera los 550 alumnos fue uno de los que se anticipó en A Coruña al protocolo de la Xunta que regula el uso de los móviles en los centros durante el tiempo de ocio y va camino de cumplir su primer año de vida.
«Nós o curso anterior xa non os deixabamos. Estaban colgados das pantallas», añade Francisco Canoura. Otro instituto que se anticipó a la medida para eliminar los teléfonos inteligentes de los patios, pasillos o comedores fue el IES Ramón Menéndez Pidal, más conocido como Zalaeta y uno de los pioneros con la restricción. «Cheguei hai seis anos ao centro e esta norma xa levaba un tempo. Como traballei noutros institutos puiden ver o cambio. Vías moitos nenos sentados, coa cabeza gacha, xogando moitas veces partidas en liña entre eles, pero sen falar. Esta dinámica é máis positiva», afirma la directora, María Dolores Vilariño.
Las sanciones
En los centros han establecido una orden de sanciones que pueden ir de la advertencia a la confiscación del teléfono en función de la reincidencia. En el caso del Menéndez Pidal, con cerca de mil matriculados, además de ESO y bachillerato imparten ciclos formativos, por lo que el abanico de edades va de los 12 años a alumnado adulto de hasta 40 años. Y la norma es igual para todos.
A no ser que esté pautado su uso para un ejercicio de una materia, no hay móvil ni en el aula ni en la cafetería. «Antes, no comedor podían empregalos, pero coa orde da Xunta tampouco poden sacalos no tempo da comida. Están prohibidos en todas as instalacións. Moitos dos máis pequenos xa nin o traen e soe ser cos máis adultos cos que máis custa impoñer a norma», explica Vilariño.
Inculcar con el ejemplo
«A recomendación é extensible para os profesores», aclara la directora del IES Ramón Menéndez Pidal. «En todo o posible, deben evitalos», asiente. «Para que se entendan as normas, o mellor é predicar co exemplo. O profesorado non debe de usalo en lugares onde estea o alumnado, como a sala de profesores», apunta José Manuel Tallos, director del IES Adormideras.
Aquí, «a medida da Xunta non afectou demasiado porque levabamos varios anos cunha medida similar aprobada no consello escolar», apostilla Tallos sobre la directriz que estrenaron en el curso 2018-2019 y que, para su sorpresa, «foi máis sinxela de aplicar do que pensabamos, como cando se prohibiu fumar nos restaurantes e pubs e pensabamos que era algo imposible», pone como ejemplo el docente.
«Isto velo na rúa ou nunha cafetería. Un grupo de xente xunta que non fala. Aquí, igual. Ao mellor estaban no mesmo banco, pero cada un mirando o seu teléfono. Por iso decidimos levar a medida ao consello, e a cousa cambiou. Hai unha maior interacción», describe el director del Adormideras, al que le gusta más usar otra palabra que la de prohibición. «Máis que iso, defendo a idea de ensinar cal é o uso máis axeitado desta tecnoloxía. Nunha clase podemos dar un exercicio de gamificación, para o que se precisan móbiles, que tamén teñen aspectos positivos. Pero, para facer unha chamada á casa, os alumnos teñen á súa disposición o teléfono do centro», remarca Tallos.
Que los preceptos que tratan de inculcar se lleven fuera de las aulas sería lo ideal, coinciden los tres, tanto para reducir la dependencia del teléfono como los casos de bullying, que se agigantan con el alcance de las redes sociales. Y, si algunos pensaban que la rutina iba a ser más aburrida en estos centros, todo lo contrario, defiende María Vilariño. «Organizamos un recreos activos, con actividades diferentes cada día, ás que poden sumarse se lles apetece», concluye.
La norma: ni en los pasillos ni en el comedor, el teléfono está vetado
La Xunta publicó en enero el protocolo para regular la utilización de los móviles en los centros educativos durante el tiempo de ocio. Con él se amplió a la totalidad de la jornada escolar la limitación del uso de teléfonos y dispositivos electrónicos que ya estaba vigente en el interior de las aulas desde el 2015. Desde entonces, chatear durante el tiempo libre no lectivo, en las entradas o pasillos, tampoco está permitido.