El doble «check» de las farmacias en A Coruña: revisar e informar antes de expender medicación
A CORUÑA CIUDAD
El día a día de las boticas se complica por el elevado número de pacientes polimedicados y la falta de comunicación directa con el médico ante errores en las prescripciones
02 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Los errores forman parte de nuestra vida y aprender de ellos resulta clave para intentar no volver a tropezar en la misma piedra. Las consecuencias de esos traspiés involuntarios acarrean consecuencias de mayor o menor trascendencia dependiendo del ámbito en los que se produzcan. Además de ser establecimientos en los que se dispensan medicamentos, las farmacias se erigen como parapeto ante posibles errores en la prescripción de medicamentos o información incompleta en cuanto a posología o duración de los tratamientos de los pacientes.
La cuenta de Instagram de Farmaadicta (más de 35.000 seguidores) sacó a la luz un caso en el que se recetaba por error para una gastroenteritis Motivan, un antidepresivo de largo tratamiento, en lugar de Motilium, un fármaco indicado para el alivio de los síntomas de náuseas y vómitos. «Es un caso extremo, pero nadie está exento de cometer un error. Nosotros, los médicos, las enfermeras… Y no tenemos un protocolo de actuación como tal, sino que nuestra función, nuestro día a día y nuestra forma de proceder nos obliga a realizar todas la comprobaciones necesarias en cada dispensación», explica la farmacéutica Nina Villasuso, vocal de la junta directiva del Colegio de Farmacéuticos de A Coruña (COFC), que recuerda un caso en la pandemia, cuando las consultas médicas todavía se hacían de manera telefónica, donde a una mujer le prescribieron una crema para la nariz, en lugar de para una variz. «Puede parecer algo cómico o sin importancia, pero si no se trata podría acabar en urgencias con una trombosis profunda», reflexiona. Además de este tipo de fallos, Laura Fleire, de la farmacia del Sol y Mar de Oleiros, añade otro factor a la ecuación: la falta de datos: «Es relativamente frecuente que lleguen recetas con información incompleta. Ante esa situación, hay una serie de pautas que debemos seguir, como dar el tratamiento de menor dosis o duración en caso de que existan diferentes opciones».
Los polimedicados
El trabajo de vigilancia propio de las boticas es exhaustivo, más teniendo en cuenta la cantidad de personas polimedicadas que van surgiendo según se avanza hacia la cúspide de una pirámide poblacional endémicamente envejecida. Expender medicamentos a un mismo paciente para el colesterol, hipertensión, artritis, diabetes… forma parte del día a día en cualquier farmacia y ante esa situación, el doble check, la comprobación minuciosa de cada caso no es una opción, sino una obligación. «Los polimedicados suelen ser pacientes de mayor edad y, a veces, llegan a la farmacia sin tener muy claro aspectos del tratamiento, ya sea su duración o si existe algún tipo de interacción con otros medicamentos o alimentos», explica Villasuso. Es en ese momento cuando afloran preguntas que están enfocadas a revisar e informar al paciente del modo más claro y en las que la pericia y la cercanía del boticario juega un papel fundamental. «No pueden ser bruscas. Tienen que ver que las hacemos porque nos preocupamos por ellos y porque tomen la medicación de manera correcta. Obviamente no les vas a decir: "¿todo esto que toma es para el cáncer?", mejor siempre preguntas abiertas que les hagan sentir cómodos», sostiene la vocal del COFC, que hace hincapié en la importancia de «pararse con cada uno, sobre todo en la primera dispensación de inicio de un tratamiento». Esa función de farmacovigilancia es para Laura Fleire «el valor añadido de nuestra profesión, lo que hace que no seamos un simple supermercado de medicamentos» y asegura que «muchas veces son los propios médicos los que nos arrojan el guante porque saben que en las farmacias podemos y debemos resolver todas las dudas» con las que llegan los pacientes.
«Dependemos de que quieran contarnos sus patologías y eso dificulta el trabajo»
Uno de los problemas a los que se enfrentan los farmacéuticos a la hora de desarrollar su trabajo es la falta de acceso al diagnóstico o a la historia farmacoterapéutica de las personas que llegan a sus boticas. «Dependemos de que quieran contarnos sus patologías y eso dificulta nuestra labor porque los hay que reacios por diferentes motivos», considera la vocal del COFC. «Hay veces que lo podemos intuir por el tipo de medicamento, pero los hay que se pueden prescribir por varias indicaciones», añade. Es por eso que desde el ente colegial y las sociedades profesionales llevan años demandando mayor implicación «por el bien del paciente», pero lamentan que año tras año se encuentran trabas en este ámbito sin que hayan conseguido avance alguno. «Se llegó a plantear que fuese el propio paciente el que decidiese si podíamos tener ese acceso a su historia, pero fue algo que no cuajó», lamenta Villasuso. Coincide con ella Fleire, que es rotunda a la hora de afirmar que «cuanta más información tengamos, más completa será nuestra visión de la situación y, por tanto, más útiles y mejor podremos atender a los pacientes».
Otro de los escollos a los que tienen que hacer frente es la ausencia de una vía de comunicación directa con el médico cuando se detectan errores en las prescripciones que deben solucionarse con rapidez. «Hay casos en los que podemos bloquear una prescripción con una justificación, por ejemplo cuando un paciente tiene un genérico y otro medicamento que están indicados para lo mismo. Ante casos más graves no queda más que levantar el teléfono, pero a veces el volumen de trabajo del médico lo hace imposible y al paciente no le queda otra que volver por la consulta para remediarlo», concluye.