Clara González, adiestradora canina en Vayadogs: «Los cachorros son como esponjas, absorben tanto lo bueno como lo malo»
A CORUÑA CIUDAD
La educación de los animales comienza con un entrenamiento para evitar problemas de socialización
17 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Los animales de compañía, especialmente los perros, juegan un papel fundamental en los hogares, aportando compañía, alegría y fidelidad. En muchas familias, se les considera un miembro más, y su bienestar es una prioridad. Sin embargo, convivir con ellos no siempre es fácil, y educarlos correctamente desde que son cachorros es clave para evitar problemas de conducta que pueden generar tensiones en la vida familiar.
Adiestrar a un perro desde sus primeros meses no solo favorece una convivencia más armónica, sino que también asegura que el animal se desarrolle de forma equilibrada, feliz y bien adaptada a su entorno. Clara González, adiestradora canina y fundadora de Vayadogs, explica que muchos propietarios tienden a normalizar ciertos comportamientos en los cachorros, como destrozar cosas, hacer sus necesidades dentro de casa o tirar de la correa al pasear, pensando que se solucionarán solos con el tiempo. Sin embargo, estos comportamientos pueden empeorar si no se corrigen a tiempo. «La realidad es que esos problemas, si no se tratan desde cachorros, se agravan y pueden convertirse en dificultades serias», advierte. «Los primeros meses de vida son cruciales. Los cachorros son como esponjas, absorben todo, tanto lo bueno como lo malo», añade.
Uno de los ejemplos más comunes es el ladrido excesivo a otros perros. «Muchos propietarios piensan que es normal que su perro ladre a otros o no se comunique correctamente con ellos, pero eso puede acabar en problemas de agresividad o ansiedad», afirma. González subraya la importancia de trabajar la obediencia desde edades tempranas, cuando el cachorro aún está muy atento a su dueño y no se atreve a explorar tanto el entorno.
En este sentido, un aspecto que muchos tutores temen es soltar a sus perros en espacios abiertos por miedo a que no regresen. Clara recomienda hacerlo desde cachorros, alrededor de los dos meses y medio, cuando el perro aún mantiene la tendencia a seguir a su dueño. «A medida que crecen, los perros se vuelven más independientes, y si no se ha trabajado desde pequeños, la llamada se vuelve mucho más complicada», explica. No obstante, González también subraya que, aunque es más difícil, nunca es tarde para adiestrar a un animal, aunque tenga más de diez años.
Otro aspecto clave es la convivencia de cachorros con niños pequeños porque la mordedura de un perro es una de las mayores causas de urgencia hospitalaria de un niño. «Los pequeños deben entender que el perro tiene unos límites y que no puede abusar, no lo puede tirar de las orejas, no puede tirarle del pelo. Hay que enseñar al niño a relacionarse con el animal y al animal con el niño», sentencia.