En esa infrahumana situación han estado viviendo durante varios años grupos de personas sin que nadie, al menos públicamente, haya hecho nada
12 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hemos tenido que sufrir una desgraciada muerte para que muchos coruñeses pusiesen el ojo en la cúpula del jardín del paseo marítimo, justo al lado de Matadero. Ha tenido que producirse un terrible accidente para que la mayoría se hayan fijado en las condiciones en las que estaban viviendo un grupo de personas debajo de ese gran espacio. Pero lo sabían bien los vecinos de la zona que llevaban años observando —sorprendidos— cómo iban aumentando los inquilinos de la cúpula. Debajo de ese gran techo había colchones, tendales con ropa colgada, comida amontonada, carritos de la compra, y un sinfín de mantas... En esa infrahumana situación han estado viviendo durante —insisto— varios años grupos de personas sin que nadie, al menos públicamente, haya hecho nada. Nada importante, quiero decir, porque allí han seguido pernoctando hasta que ahora hemos tenido que lamentar un fallecimiento. Lo extraño es este sentimiento contradictorio y de vergüenza que produce en muchos coruñeses que, por un lado, no entienden que uno sin más pueda ocupar un jardín, medio jardín o una cúpula de un jardín, como si fuera un trozo de tierra propia para montarse su mobil home y, por otro, reconocer que hay seres humanos que se ven abocados a instalarse en lugares públicos porque no tienen quién les eche la mano. Quiero pensar que nadie los ha ayudado y que han permitido que siguieran viviendo allí desentendiéndose de un problema por desconocimiento, porque a estas alturas sería mucho peor pensar que los máximos responsables de esta ciudad eran conscientes y sabían desde hace años lo que estaba sucediendo en la cúpula sin hacer nada. Me cuesta creerlo, porque el clamor de los vecinos de Matadero se oía en Labañou. ¿Nadie del Concello pisó en estos años la cúpula?