La celebración mantiene el tirón, pero con menos público a la hora de comer
01 sep 2024 . Actualizado a las 19:26 h.Puestos con rosquillas y churros eran los que más proliferaban este domingo en la oferta gastronómica de la Romaría de Santa Margarita en su día grande, cuando los manteles deberían haber tapado todo el césped. No fue así, aunque sigue habiendo entusiastas de una celebración con poso a reunión familiar y a quedada con amigos. «A romaría é a mellor festa da Coruña», resumía Cris Pérez, ante todo un despliegue de viandas. Ella estaba en uno de los grupos más numerosos, con sus compañeros de Son d’aquí, una de las asociaciones de folklore tradicional que actuaron el viernes y que son fieles a la celebración.
Cerca de ellos, estaban ya en plan foliada, a las tres de la tarde, un grupo de integrantes de Donaire, otro de los baluartes de la música y baile tradicionales de A Coruña. Seguían así la estela dejada por la actuación de Pesdelán, un grupo que combina música y enseñanza para recuperar el espíritu participativo de antaño en este tipo de celebraciones.
No eran los únicos que llevaban la música puesta, en una zona próxima y con un gran altavoz para animar la comida estaba Sandra Gago, con otros ocho amigos de A Coruña y Cambre. «Nos gusta mucho», reconocía sobre esta cita clásica que pone fin a las Fiestas de María Pita. A escasos metros de esa particular discoteca se sentó Paula Fernández con su familia. Su abuela era repetidora, pero para ella era su primera romería. «Está genial, hay mucho ambiente, pero debería dársele más publicidad porque hay mucha gente que no la conoce», explicaba refiriéndose a los jóvenes y mirando alrededor, con comensales mayoritariamente entrados en años.
Era el caso del grupo de la Cruz Roja. La entidad reunió allí a unas 60 personas de las actividades para los más talluditos, para los que llevaron mesas y sillas. Uno de los responsables explicaba que el año pasado los acompañó un usuario de 101 años, pero ayer el más veterano era Eduardo, de 98. «Antes sería impensable que participaran tan mayores, pero ahora están bien y se animan», reconocía sobre uno de los avances de la actual pirámide de la población invertida.
Mañanero
Entre los más madrugadores y previsores de la romería estuvo Juan Brage. «Estaba aquí a las ocho y media para coger mesa, aproveché que ya me levantaba para pasear a la perra», comentó, reconociendo que no quiere perderse una tradición a la que es fiel. Eran ocho personas en su grupo en donde sí hay relevo generacional, ya que llevaban a tres niños.
«Esto es un oasis en medio de la ciudad», explicaba Alba Vázquez, que no se perdió ninguna de las tres jornadas de la romería. Junto a miembros de su familia y amigos desplegó manteles y múltiples fiambreras con comida en la zona verde y tenía pensado continuar hasta el fin de fiesta para integrarse en la gran foliada en la que prometía el concierto de Xabier Díaz e Adufeiras de Salitre para cerrar la ración musical junto con el dúo burgalés-vallisoletano Fetén Fetén y los betrones de Startijenn.
Mucha competencia para As Merendiñas
Pilar Aradas, presidenta de Airiños da Torre, se afanaba este domingo al mediodía en colocar las cuncas de recuerdo, a 1 euro, en el aparcamiento bajo el monumento, con cara contrariada por unas Merendiñas, de las que desconocía el cartel, aunque su asociación era una de las organizadoras, junto a Pauta Innova. «Non contaron con nós», expuso como único reproche para no enturbiar la fiesta y avanzó que en los próximos días expondrá sus quejas. Aún así promocionaba los tiques para el churrasco y las sardinas, y reconocía que llevaron una segunda parrilla para atender a la posible demanda. El gran tirón de As Merendiñas, que otros años llenaba la zona verde de mantenles, fue en esta edición el hinchable la actuación de la Banda de Ferrol Nuestra Señora del Carmen. El sol y Santa Margarita fueron demasiada competencia.