Una oferta escasísima deja a los estudiantes sin piso en A Coruña: «He visto más de 40 en 15 días»
A CORUÑA CIUDAD
Marina Girón es una joven que busca una vivienda en alquiler en la ciudad y fue sometida a entrevistas «que son un tercer grado»
25 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«No hay pisos para estudiantes. Es un auténtico horror», alerta Sylvia Cabarcos, gerente de la inmobiliaria que lleva su propio nombre y adonde llegan diariamente universitarios con sus padres para buscar un lugar en el que residir durante el curso. «Tengo una lista de gente anotada tremenda. Es un auténtico peregrinaje», asegura Cabarcos, quien cuenta que este año no tuvo ni una sola vivienda que se ofertara de septiembre a julio. El precio por habitación, añade, ya ronda los 300 euros. Uno de los motivos a los que ella achaca este fenómeno es que a raíz del covid, cuando los estudiantes se fueron a sus casas, muchos propietarios decidieron ofertar sus casas en alquiler de larga duración «y firmaron contratos de cinco años, por lo que no cambiarán su régimen hasta el 2025 por lo menos».
No es la única inmobiliaria de la ciudad que confirma la escasez. En Urbenorte solo tuvieron este verano dos pisos para estudiantes «y se alquilaron rápidamente», asegura el socio director de la agencia, José Peñamaría. «En A Coruña hay pocos pisos para alquilar en general y normalmente el propietario prefiere alquilar a una familia a largo plazo y no a estudiantes», explica.
La búsqueda más intensa comienza ya en mayo, pues saben que a estas alturas del verano ya es muy complicado encontrar vivienda. «Vienen muchísimos universitarios, pero no podemos ofrecerles nada», lamenta Peñamaría. Ante la falta de oferta en las inmobiliarias son muchos los estudiantes que recurren a las redes sociales para buscar un piso completo o una habitación en vivienda compartida desesperadamente. Comentarios diarios en grupos de Facebook y publicaciones en X (antes Twitter) e Instagram claman por ello.
Propietarios, «reticentes»
El socio director de Ôkam Inmobiliaria, Alejandro Vázquez, observa que cada vez es mayor la demanda de alquiler temporal por parte de gente joven. «Desde hace tres o cuatro años hay un incremento de personas que preguntan por alquiler de habitaciones y pisos compartidos, tanto estudiantes como trabajadores», afirma. El problema para ellos, detalla, es que «los propietarios son reticentes a ese tipo de alquiler, porque prefieren estabilidad». Además, revela que existe también la creencia de que la gente joven va a cuidar menos el piso. «Desde hace años, el porcentaje de gente que vive en alquiler va aumentando y no va al mismo ritmo que la oferta por la falta de garantías jurídicas, porque el propietario no está protegido de posibles impagos», opina. Los universitarios les trasladan, dice Vázquez, que les cuesta encontrar habitaciones y que los requisitos son «cada vez más exigentes».
Marina Girón: «He visto más de 40 pisos en 15 días y he tenido entrevistas que son un tercer grado»
Encontrar un piso en alquiler es una auténtica odisea en la ciudad y más si tienes un perro. Lo cuenta Marina Girón, una joven de Maniños (Fene) que estudia un curso de especialización en prótesis dental y trabaja de camarera para poder pagarse un piso. Pero de momento no lo tiene y se aloja en el piso de una amiga mientras realiza la interminable búsqueda. «He visto más de 40 pisos en 15 días. He tenido 12 entrevistas personales y me preguntaron de todo. Es un tercer grado. No quiero contar toda mi vida, solo quiero una casa para vivir», suplica, desesperada.
La acompaña en esta aventura su perro Trébol, lo que dificulta que los propietarios la acepten. «He vivido antes en otras ciudades, donde solía ofrecer firmar una cláusula comprometiéndome a pagar los posibles destrozos, lo que siempre funcionaba, pero ahora ya ni me escuchan», lamenta.
En la búsqueda se dio cuenta de que los pisos en A Coruña son «carísimos» y «muy viejos». «Lo más económico que te puedes encontrar son habitaciones sin ventana, auténticos zulos», expresa Girón, a quien le da igual la zona de la ciudad en la que vivir. Le vale cualquier barrio. Y ni así hay manera. «Yo puedo pagar por una habitación 300 euros con gastos y piden más», remarca la joven, que cuenta que los requisitos que le pidieron son extensos. «Me pidieron dos meses de fianza y aval o un seguro de impagos, que me lo hacen pagar a mí y es desorbitado. Yo no cumplo esas condiciones. Estoy con una mano delante y otra detrás», remarca.