Manuel Veiga, de un despacho de abogados a la frontera de Ucrania: «Me mudé en el 2023 para trabajar en un proyecto de ayuda a los heridos»
A CORUÑA CIUDAD
El hombre de 37 años estará este sábado en A Coruña en la concentración que realiza AGA-Ucraína por el 33.º aniversario de la independencia del país
24 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Manuel Veiga Aldemira hizo la ruta a la inversa. Mientras media Ucrania salía del país huyendo de las bombas, él se mudo a Leópolis. «Llevo mucho tiempo viviendo fuera de Galicia, unos 15 años. Después de un período largo en Asia, y en un momento de transición de mi trabajo anterior en una consultoría, empezó la invasión rusa. En ese momento comencé a dar apoyo a distintas organizaciones, entre ellas la coruñesa AGA-Ucraína», explica el abogado ourensano, de 37 años.
Lo que comenzó como una colaboración se acabó convirtiendo en su objetivo vital. «A inicios del 2023 decidí irme a Ucrania para invertir todo mi tiempo en esos proyectos. Me instalé en Leópolis, ya que la iniciativa en la que estoy más involucrada es un centro de rehabilitación para heridos de la guerra. También colaboro con otras medidas en Kiev y en otras zonas del conflicto», apunta Veiga, que detalla que asesora al Superhumans Centre de Leópolis, que produce prótesis biónicas para las víctimas del conflicto.
La noticia de su marcha cogió por sorpresa a su familia, afincada en Ourense y Oleiros. «Se quedaron preocupados, es normal. Les justifiqué un poco mi marcha porque mi pareja es ucraniana. La conocí allí desarrollando una de las iniciativas, ya que también es abogada. Ella trabaja en derechos humanos», explica Veiga, que añade que su pareja sacó a toda su familia de Ucrania. «Se fueron a Alicante, ella estaba muy preocupada por ellos», dice.
Concentración este sábado
Los dos estarán este sábado en la concentración semanal que AGA-Ucraína realiza en A Coruña. «Siempre que vengo a Galicia intento ir, ya que soy el delegado de la entidad en Ucrania y formo parte de la junta directiva». Será una manifestación especial, ya que se conmemora el 33.º aniversario de la independencia de Ucrania en la misma jornada que se cumplen dos años y medio de la invasión rusa al país. «En Leópolis, como está cerca de la frontera, estamos algo más protegidos y hace tiempo que no sufrimos bombardeos», dice Veiga, que al poco de llegar vivió su primer ataque. «Hubo muertos porque con el tiempo mucha gente ha dejado de hacer caso a las alarmas y no van al refugio a resguardarse. Ese día ocurrió en mitad de la noche en un edificio sin ascensor con mucha gente mayor. Volaron dos plantas del inmueble».
Sobre cómo lleva vivir ese tipo de situaciones señala que «sabía a lo que iba». «En este tiempo he perdido a compañeros que han muerto en el frente tratando de rescatar a otros. Estoy en una posición casi privilegiada, porque no estamos en zona de combate. No sé si es cuestión de carácter o qué, pero mentalmente o asumes la realidad o el drama que se vive allí te consume», dice el hombre, que sobre el día a día en Ucrania destaca que lo más complicado es el acceso a la electricidad y al agua. «El invierno que viene va a ser todavía más duro que el del primer año de guerra. Los rusos han destrozado la infraestructura energética del país, hay también problemas con el agua, ya que hay filtraciones y la mayoría no es potable. Dependiendo de la región se producen más o menos cortes de electricidad. En Kiev los hay incluso de 3 o 4 horas. En Leópolis estamos algo mejor, tuvimos un período de casi un mes sin ningún corte, pero ya están volviendo a producirse y la zona de Járkov está fatal», apunta.
Asistencia médica
Veiga destaca que actualmente Ucrania sigue necesitando mucha ayuda, «pero no es ya de comida, sino de asistencia médica», explica. «Hay contabilizadas 60.000 personas que han sufrido alguna amputación, pero podrían ser unas 100.000 y la cifra sigue creciendo». Por ello, trabaja en la mejora de la asistencia. «La razón por la que empecé en el proyecto de rehabilitación fue porque estaban interesados en usar tecnología avanzada para tratar a más pacientes y en Asia trabajaba en consultoría para empresas de innovación. La idea es montar un laboratorio de impresión 3D para digitalizar los procesos de prótesis y pasar de tratar 70 pacientes a varios cientos».
Desde AGA-Ucraína también centran su ayuda en atender a los heridos. «Ahora mismo estamos financiado audífonos, también equipos de asistencia móvil para asistir a la gente de zonas desocupadas por las tropas rusas en las que se han destruido todos los centros médicos», explica Veiga, que ve lejos el final de la guerra: «Algún día acabará, pero creo que será cuando Rusia no pueda mantener el conflicto ni financiera ni políticamente».