«Mis amigos me hicieron un gallego más»

C. BAGO / C. PREGO / M. S. REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

José Romero, peruano afincado en Cambados
José Romero, peruano afincado en Cambados MONICA IRAGO

Seis extranjeros asentados en Galicia relatan cómo la vida les ha traído a esta comunidad y qué factores les han influido para decidir asentarse en «una esquina perfecta para vivir»

05 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los juegos olímpicos han puesto de manifiesto el multiculturalismo europeo, una tendencia que lleva años desarrollándose en el continente pero también en sus rincones más apartados, como Galicia, donde ha llegado para quedarse.

El flujo de migraciones que experimenta Galicia es, aunque dependiente de los ciclos económicos, «creciente, significativo y real». Así lo afirma Carlos Ferrás Sexto, catedrático de Xeografía Humana de la Universidade de Santiago de Compostela. Y añade que «aunque Galicia todavía no ocupa el primer puesto entre las comunidades autónomas más escogidas por los inmigrantes, sí que camina hacia serlo». «Galicia se desarrolla hacia el multiculturalismo, donde conviven personas de culturas y de países diferentes», prosigue Ferrás. Algo que se evidencia con los testimonios que aportan las seis personas entrevistadas.

Elizabeth Fernández

Desde la infancia. «Llegué en el año 2007 desde la República Dominicana», explica Elizabeth Fernández. Aunque actualmente reside en Lugo, no fue el primer destino en el que vivió al llegar a Galicia. Pasó un tiempo de su juventud tutelada en Celeiro y en Viveiro, gracias a los programas que ofrece la ONG Igaxes, que se iban adaptando a las diferentes etapas de la vida. Actualmente, se considera una lucense más: «Me siento más gallega que dominicana. La calidad de vida que he encontrado aquí no la hay en ningún otro sitio». Al llegar, tuvo una adaptación muy buena. «Igual fue por llegar siendo tan joven, que hizo que me integrase ya desde un primer momento», reflexiona.

Es tal su vínculo con Lugo que, a pesar de haber regresado a su ciudad natal recientemente, «a los pocos días ya quería volver». Además, «fue llegar a mi país y no parar de cocinar», comenta entre risas: «Fuera tienen mucha curiosidad con el tema gastronómico y me piden que les haga recetas de aquí».

Andrew Clouston

De Escocia hasta A Coruña. Andrew Clouston se instaló en Galicia por amor. Se asentó en 1996, pero visitó por primera vez la ciudad herculina en 1991 «por pura casualidad, por un trabajo que me ofrecieron», explica. Trabajaba en Londres como profesor y, desde la empresa, pidieron voluntarios para irse a España, en concreto para A Coruña. Su idea era regresar a Escocia tras un tiempo, pero el destino quiso que su nexo con Galicia fuese mucho más duradero. Y así fue: «Conocí a mi actual mujer y me quedé hasta hoy».

Ha viajado mucho, y gracias a ello se dio cuenta de que «la vida aquí, en Galicia, tiene una calidad increíble», apunta el profesor de inglés. No solo repara en Galicia como lugar, sino también en los «muchos paralelismos que hay entre los gallegos y los escoceses», y lo que más le gusta de los gallegos «es su inquietud por emprender, su curiosidad e iniciativa para montar negocios».

Tras casi 28 años viviendo en A Coruña, se siente «completamente gallego», y al regresar a Escocia a visitar a su familia, se ve «un poco extranjero». Andrew Clouston finaliza su relato hablando sobre su familia: «Si mis hijos empiezan a viajar por el mundo, espero que sigan viendo a Galicia como el hogar al que regresar, la casa a la que volver. Es una esquina del mundo muy bonita, mágica y perfecta para vivir».

José Romero

Las ganas de trabajar. Desde Cambados, José Romero, peruano de nacimiento, comenta que lo tuvo claro: «Me quedo aquí a vivir, en este pueblo tan acogedor y tranquilo». Con la demanda que hubo en el sector de la pesca alrededor del 2003, ante la oportunidad laboral, Romero no lo dudó y tuvo como «primera y última opción el venir aquí».

Tiene una opinión clara de qué distingue a la comunidad: «Comparando a Galicia con otras, al gallego nadie le gana en trabajo. Aquí hay trabajo, ahora bien, al que no le guste o no quiera trabajar 5 o 6 horas pues claro, no le vale, pero aquí hay trabajo».

Lleva veinte años instalado en Cambados y comenta que llegó junto a «un grupo de peruanos que vino muy preparado y con muchas ganas de trabajar». Algunos regresaron a Perú pero a él le pudo la calidad de vida: «Fue lo que me hizo quedarme, la calidad de vida tanto para mi familia como para mí».

Jenny Ramírez

Por amor. Jenny Ramírez, nacida en Venezuela, llegó a Galicia el 6 de junio del 2002, acompañada de la que era su pareja en aquel momento. A pesar de que ese amor no prosperó, uno nuevo nació de la visita: el que la venezolana desarrolló por Galicia.

Completamente adaptada tras vivir en A Coruña durante más de dos décadas, esta asesora fiscal recuerda que lo que más le llamó la atención a su llegada fue «el contraste en el clima en comparación con Venezuela, el frío que hace en invierno. También me impresionó mucho la mezcla entre el mar y la montaña, el tenerlo todo unido en el mismo sitio».

En cuanto a su integración social, comenta que «los gallegos son gente menos social que los latinoamericanos, pero sí es cierto que cuando los conoces un poco es gente muy acogedora, te integran en sus grupos y te consideran familia. Cuando entablas amistad con ellos son personas muy leales».

Sobre si se plantea retirarse en Galicia de forma definitiva, la respuesta es inmediata: «Sí. Sin duda. No me planteo irme de España en ningún escenario. En Galicia hay maravillas, y me quedan aún muchas por descubrir».

Nataliia

Escapando de la guerra. El inicio de la operación militar rusa en territorio ucraniano en el 2022, obligó a miles de personas a abandonar el país. Una de ellas era Nataliia, que desde hace dos años y tres meses reside en A Coruña. «No sé por qué elegí Galicia, solo queríamos escaparnos de la guerra», afirma. Su adaptación ha sido complicada, las diferencias culturales muy presentes en su día a día, «las relaciones, la comida, la vida, todo es distinto, ha sido duro». En su país tenía un negocio y una casa propia. «No me quejo, aquí lo tengo todo», afirma.

Ahora, Nataliia trabaja en una residencia y sigue atenta las noticias sobre su país, donde su hijo de 26 años sigue viviendo. «Echo de menos mi vida pasada, a mi madre, mi casa, mis amigas… No puedo volver a mi ciudad, pero entiendo que no puedo tener eso de vuelta, así que quiero vivir bien aquí».

Caio Vinicius

Sin volver atrás. Nacido en Brasil, Caio lleva casi seis años viviendo en Santiago de Compostela, ciudad que en la actualidad considera su casa. «Antes de llegar a Galicia no sabía nada del lugar, quería conocerlo y dejar que me sorprendiera. Cuando llegué lo primero que pensé fue que era un sitio precioso», comenta.

A pesar de haberse adaptado completamente, sus inicios en Galicia no fueron fáciles «no sabía español y me costaba adaptarme porque me daba vergüenza hablarlo. Pero poco a poco fui conociendo a la gente y me fueron enseñando». Sobre cómo es establecer vínculos con gallegos, afirma sin duda que «aquí la gente es más reservada, pero cuando coge confianza haces amigos para toda la vida. Me siento integrado: mis amigos me hicieron un gallego más». En cuanto a cómo siente que ha cambiado en los casi seis años que lleva viviendo en Santiago, afirma que se siente «más capacitado para hacer cosas. Los gallegos son muy de ayudar a la gente, de dar ánimos».

El joven no ha vuelto a visitar Brasil desde que se marchó, y a pesar de que tiene ganas de ver a su gente, asegura que sería en períodos cortos, ya que sí se ve estableciéndose de forma definitiva en Galicia: «Busco estabilidad y creo que Galicia es un buen sitio para tener una casiña a la que volver». Fusiona sus dos lenguas para concluir: «Si tuviera que definir mi relación con esta tierra en tres palabras serían ¡Galicia quérote moito!».