Belén González Fonteboa, catedrática de A Coruña: «Se dice que los médicos salvaron muchas vidas, los ingenieros de caminos muchas más»

Mila Méndez Otero
mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

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Marcos Miguez

La coruñesa es un referente en la investigación que persigue una construcción más sostenible

04 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando a los 18 años le tocó escoger carrera, Belén González Fonteboa (A Coruña, 1973) tuvo que elegir entre las dos titulaciones que la tentaban. Por un lado, arquitectura y, por otro, una especialidad técnica de menos pompa, pero que acabó pesando en la balanza. «Me incliné por la ingeniería de caminos. Diseñar saneamientos, conectar territorios. Es una forma de ayudar a la sociedad», cuenta la catedrática de la Escola Técnica Superior de Enxeñaría de Camiños, Canais e Portos de la UDC.

No la echó para atrás introducirse en un campo en el que los hombres eran, y siguen siendo, mayoría. González Fonteboa investiga en el Centro de Innovación Tecnolóxica en Edificación e Enxeñería Civil (Citeec) de Elviña fórmulas para hallar cementos más sostenibles.

—De entre todos los materiales que existen, ¿por qué el cemento?

—Es un material que está vivo, que pasa de ser un fluido que se puede moldear a un sólido. Después del agua, es el material más utilizado a nivel mundial. Y es uno de los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero.

—¿La construcción también tiene que ser sostenible?

—Para fabricar una tonelada de cemento se emite una tonelada de CO2 a la atmósfera. Queremos reducir la cantidad de cemento que se utiliza e incrementar su vida útil. Trabajamos, por ejemplo, para obtener hormigones capaces de auto repararse.

—Con todos los avances, ¿no se ha encontrado un sustituto?

—El principal material de construcción sigue siendo el hormigón, una mezcla de cemento, agua y arenas. Va a ser muy difícil encontrar un buen sustituto para el hormigón porque tiene muchas ventajas, no es muy caro, es versátil y es duradero. Para contrarrestar sus efectos, formulamos cementos que sean un poco más sostenibles. A corto plazo, lo que se hallará será un sustituto parcial, modificar en un 30 o un 40 % los materiales que componen los cementos. Con eso, habremos conseguido mucho.

—¿Se sintió alguna vez sola en un sector tan masculinizado?

—Por tradición, en mi mundo hay muchos más hombres que mujeres. Sí he tenido la sensación de, «¡uy, cuántos hombres son en este congreso, en esta conferencia». Aunque nunca me he sentido menospreciada. Éramos 60 en la promoción cuando empecé la ingeniería. De los que terminamos, unos 12 o 15, casi la mitad eran mujeres. Pero con los años ha ido a peor. Nunca hubo paridad en el aula desde que estoy dando clase y la presencia de mujeres ha caído.

—¿La inteligencia artificial también ha llegado a su campo?

—Para poder diseñar una estructura se utilizan ecuaciones que moldean el comportamiento del hormigón. Con la inteligencia artificial esas ecuaciones se pueden mejorar. Se puede hacer una predicción para que esa modelación sea más eficiente.

—Sería diferente el mundo si hubiese habido en el pasado más ingenieras de caminos.

—Quizás hubiésemos pensado más en los intereses sociales.

—¿Sobran autopistas?

—Una de nuestras laborares principales en la Administración es la planificación, y en esta planificación siempre hemos tenido presiones políticas, es un sector económico muy importante habitualmente utilizado como herramienta política. Por eso debemos de ser muy responsables. Si primamos eso, ninguna carretera o puente son demasiados.

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Marcos Miguez

«¿Quién quiere ver una depuradora? Nadie, pero si no la tienes en tu ciudad, mal vamos»

«Una de las labores en las que el ingeniero de caminos ha sido más ineficaz es en darse a conocer, en transmitir lo que hace», sentencia la catedrática de la UDC. A diferencia de los arquitectos de renombre, que pasan a la historia por diseñar grandes edificios, los ingenieros de caminos se encargan de trazar carreteras, puertos o sistemas hidráulicos. Infraestructuras esenciales, pero como Belén González Fonteboa define, de esas que se escapan del foco mediático, al menos, cuando no es para criticarlas.

—¿Son de un perfil discreto?

—Es cierto que una obra lineal, como una carretera que conecta poblaciones, no parece tan atractiva como un edificio imponente, pero con ella estás modificando todo el territorio. ¿Quién quiere ver una depuradora? Nadie, pero si no la tienes en tu ciudad, mal vamos.

—No son la típica infraestructura a la que vamos de excursión.

—Nadie le va a sacar una foto a una tubería, pero las infraestructuras y las comunicaciones nos cambian la vida. Sin salir de A Coruña, ha habido obras hidráulicas como la canalización del río Mesoiro de gran envergadura e importancia. Se dice que los médicos salvaron muchas vidas, los ingenieros de caminos muchas más. Las primeras redes de saneamiento que controlaron plagas y epidemias fueron obra de ingenieros de caminos.

—¿Les deben un reconocimiento?

—La misión del arquitecto la conoce todo el mundo, la nuestra es más desconocida. No buscamos la fama a través de una obra singular, sino hacer algo que sirva. No queremos destacar, queremos que algo funcione. No te planteas qué ocurre con las aguas que se generan cuando tiras de la cadena, el ingeniero de caminos se encarga de eso. Trabajamos para la sociedad, no para un particular.

Algunos datos

Orígenes. Su abuelo fue ferroviario en Monforte: «De niña, tardábamos cuatro horas en llegar en coche a A Coruña, no somos conscientes de los avances».

Divulgación. Un reto es dar a conocer más su trabajo.

Retroceso. Le preocupa la caída de alumnas e las aulas.