No todo fueron fuegos artificiales. De hecho, lo primero que se generó fue mucha confusión
26 jul 2024 . Actualizado a las 15:24 h.Es cierto que el concierto de Luis Miguel en A Coruña fue un éxito y que el Sol se dejó la piel, aunque no dijo ni mu. Ni un gracias. Ni un hola. Ni un hasta siempre. Si no fuera porque es él, diría que es un soso de cuidao, aunque, claro, su sonrisa, su voz y sus movimientos compensaron la falta de calor. Pero es verdad que en el concierto de Luis Miguel no todo fueron fuegos artificiales. De hecho, lo primero que se generó fue mucha confusión. Colas a la derecha, colas a la izquierda, gente que no sabía si estaba en la cola correcta. Había fans que habían pagado los 126 euros de la pista A que directamente se metieron en el foso de la pista B porque no estaba bien señalizado. Por eso aún tenemos mucho que aprender de este tipo de eventos multitudinarios. Debería haber un código para estos conciertos, porque mucho rollo con la música clásica, y estos rituales también tienen una ceremonia que requiere unificar criterios. Primero. O todos enseñamos el bolso o no lo enseña nadie, porque mientras unos tiraban a la basura objetos personales, otros pasaron hasta con el cortaúñas. Segundo. Aunque es un lugar abierto, no es normal que fumes si tienes a un ser humano a tres centímetros. Tercero. A los conciertos se va a cantar y a bailar, no a rajar con tu amiga toda la noche. Molestas. Cuarto. No hagas videollamadas a toda tu familia en medio de una actuación. Quinto. Los del edificio público que vieron el concierto gratis desde el balcón tienen la jeta más grande del mundo. Sexto. Los moños altos, en la cocorota, no son el peinado ideal para que dejes ver a los de atrás. Séptimo. Los vídeos se hacen desde tu cara, si todos levantamos los brazos, nadie ve. Y octavo. Si hay entradas que cuestan 500 euros en primera fila, no es normal que se den invitaciones gratis en esa zona porque no se llena. Así no.