Tamara Botana, en A Coruña: «El deterioro cognitivo conlleva no reconocerlo. Te ves fenomenal, pero no lo estás. Se llama anosognosia»

m. carneiro A CORUÑA

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Tamara Botana, en la unidad de memoria Lémbrate de A Coruña
Tamara Botana, en la unidad de memoria Lémbrate de A Coruña .

La directora de Lémbrate detalla los signos de alarma y lanza un mensaje para que la población acuda a tiempo a las unidades de memoria

16 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque se mire para otro lado, el desafío del envejecimiento, como en el cuento de Monterroso, seguirá ahí, y en A Coruña hubo una mujer que se adelantó creando una unidad de memoria dirigida a quienes no están tan bien como para no necesitar nada ni tan mal como para encajar en los lugares conocidos. «Hace diez años no había ningún sitio donde una persona sana, sin patología degenerativa o con una demencia leve pudiera hacer estimulación cognitiva para mantener su cerebro activo. La alternativa era un centro de día, que está indicado para deterioro moderado o severo, o una residencia», explica Tamara Botana (A Coruña, 1990) sobre el vacío que detectó en la ciudad y que decidió ocupar tras una consulta en el hospital Ruber Internacional de Madrid.

En Lémbrate, ocho terapeutas, psicólogos y neuropsicólogos valoran a la persona para determinar si existe deterioro, en qué grado y cómo abordarlo. «Si es moderado o severo no actuamos, porque la estimulación surte efecto en las fases leves. En las avanzadas ya no se rehabilitan las áreas dañadas. Por eso es muy importante venir cuando empieza a notarse. Es doloroso pero los problemas o se afrontan y se pone solución o ya es tarde», señala la directora de la unidad. «Se trata de fortalecer la reserva cognitiva, la parte del cerebro que hace frente a ataques externos, de manera que cuando llegue la demencia pueda responder mejor. Como cuando Nadal se rompía la clavícula y al mes estaba jugando», ilustra Botana.

¿Cuándo acudir, entonces? «Cuando sea recurrente, no un olvido puntual de una reunión, porque estás estresado. Cuando hay cambios de humor bruscos, dificultades con los nombres de las cosas, despistes que no son habituales, desinterés por algo que siempre te gustó hacer. Alguien que pinta o lee y deja de pintar o leer, porque en realidad ya no puede hacerlo», dice la especialista, que avanza un factor clave. «Se llama anosognosia y es la incapacidad para ser conscientes de nuestro estado. El deterioro conlleva no reconocerlo. Te ves fenomenal, pero no lo estás, y si tus familiares le sacan importancia a las señales que ven, cuando se interiorice el problema ya no va a ser la fase leve, ni la solución, la misma. Es como los anuncios de la DGT. Si no actuamos puede ser demasiado tarde —alerta la especialista—. Estamos en tiempo de descuento, remando a contracorriente, y el deterioro siempre va a seguir su curso».