Academia-Colegio Galicia, en la memoria de varias generaciones de A Coruña
A CORUÑA CIUDAD
El centro escolar abrió sus puertas en 1931 y cerró cincuenta años después
31 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.«La necesidad tan profundamente sentida en esta ciudad de la falta de un centro de enseñanza, vendrá a ser subsanada en parte por la apertura de un excelente establecimiento. Nos referimos al nuevo centro Academia-Colegio Galicia, que abrirá sus aulas en los primeros días del curso próximo. Cuenta esta Academia, aparte de magnífico edificio ocupado hasta poco ha por los Hermanos Maristas [...], con un completo cuadro de profesores competentísimos, titulados todos con arreglo a las recientes disposiciones del ministerio de Instrucción Pública». Así empezaba el 11 de septiembre de 1931 la crónica de La Voz de Galicia en la que se daba cuenta de la apertura de un nuevo centro escolar en A Coruña, un colegio situado entonces en la calle Teresa Herrera que incluía internado —«con amplios e higiénicos salones»— y en el que impartían, también en régimen de «mediopensionistas y externos», los grados de primaria, secundaria y Comercio «y también la preparación para las diversas carreras del Estado, ingreso en las academias oficiales y clases especiales de idiomas, música y pintura». Al frente, como director, el profesor Carlos Barcia Goyanes, «licenciado en Ciencias».
Arrancaba entonces, la historia de un colegio por el que pasaron, hasta su cierre, 50 años después, en 1981, miles de coruñeses y vecinos de toda la provincia. A principios de los años cuarenta, el centro escolar se mudaba al enorme edificio de la plaza Maestro Mateo que muchos recuerdan todavía hoy a pesar de haber sido demolido en los ochenta. «Era un inmueble imponente [obra del arquitecto Santiago Rey Pedreira], con bajo y tres plantas», recuerda Teresa Arán Trillo, que fue alumna y profesora en la Academia, que algunos veranos incluso se convertía en hotel. «Por los cincuenta y sesenta, aproximadamente, durante el verano, se almacenaban los pupitres en los bajos y convertían el colegio en el hotel Playa, y la clientela era casi toda portuguesa», cuenta Teresa.
«Yo entré como alumna, calculo, en 1946, cuando mi madre [Ana Trillo Marcote, Anita] fue contratada como profesora de parvulitos. Después mi hermana Nenita y yo nos preparamos y también empezamos a trabajar allí», recuerda Teresa, a la que decenas de generaciones llamaron siempre Teté. Es precisamente ese año cuando la Academia-Colegio Galicia cambia de manos. Juan Boedo, entonces al frente, se lo vende a los hermanos Carlos y Luis Seoane Rico, Miguel González Garcés y Gumersindo Rey de Castro.
«Teníamos un plantel de profesores realmente bueno, un claustro excelente», contaba en 1991 el profesor Rey de Castro, fallecido en el 2000 y recordado por muchos de sus exalumnos como Chindo, Sindo o don Gúmer.
«Es verdad, era un colegio buenísimo, en el que las familias estaban muy involucradas. Era el colegio con más aprobados en la reválida», resume orgullosa Teté, que permaneció en el centro hasta su cierre, cuando la Academia Galicia, que tras la Guerra Civil logró romper el tabú de la enseñanza laica durante el franquismo, era ya un centro exclusivamente para chicos. «Antes era mixto y yo todavía me escribo a diario con una de mis primeras alumnas, Inesita López, pero el cura del colegio, don José, se ponía histérico cuando veía a chicos y chicas juntos, siempre protestaba, aunque era muy bueno, así que un día el director, Carlos Seoane, le dijo que no se preocupase más, que al curso siguiente ya no habría niñas. Y ya no hubo niñas», se lamenta Teté. «Entonces lloré muchísimo, también cuando me dijeron que cerraban el colegio», cuenta. «Fui inmensamente feliz allí», añade. Igual que muchos de sus exalumnos, que han creado páginas en Facebook para recordar su paso por la Academia Galicia.
«Mi hermana y yo seguimos en contacto con muchos de ellos y me acuerdo de todos, aunque algún apellido se me pueda olvidar», dice Teté. Entre ellos, por ejemplo, el expresidente de la Xunta Fernando González Laxe, los hermanos González-Garcés, el pintor Alfonso Abelenda, el exdelegado del Gobierno Manuel Ameijeiras, el exalcalde Domingos Merino... Y miles de coruñeses que todavía presumen del que fue su colegio aunque de él solo queden recuerdos. «Pero siempre son buenos recuerdos», concluye Teté.
Un adiós por motivos económicos
«Por este centro escolar han pasado más de 30.000 alumnos y, según fuentes del profesorado, durante mucho tiempo se combatió la falta de instalaciones adecuadas con una docencia exigente», contaba La Voz en julio de 1981, unos días después de que los padres de los estudiantes fuesen informados del cierre del colegio. Un adiós, decía el entonces director, Carlos Seoane, «desgraciadamente muy fundamentado en la crisis económica». En tres años, explicaba, la Academia Galicia había perdido «más de doce millones de pesetas y se preveía para otro nuevo curso un quebranto no inferior a ocho millones».
El cierre del centro, explicaba Seoane, afectaba solo a 205 alumnos (los que habían cursado EGB en el curso 1980-1981) y no a los más de 700 que afirmaba un grupo de padres. La mayoría de los niños, insistía el director, ya tenían plaza en otros centros.