
El alcalde Juan Flórez propuso en 1847 cambiar la feria anual de invierno en honor a Santa Lucía al mes de julio, aunque no fue hasta 1887 cuando se fijaron en el mes de agosto
29 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La feria de abril en Sevilla dura una semana; los sanfermines en Pamplona, otra; el San Mateo de Logroño, siete días; las fallas de Valencia, otro tanto; las fiestas de San Isidro en Madrid, más de lo mismo. Solo algunas sobrepasan los diez días. Entonces... ¿por qué las fiestas grandes de A Coruña duran nada más y nada menos que un mes entero? ¿Es que los coruñeses son los más fiesteros de España? El historiador Xosé Alfeirán explica que los actos en honor a María Pita, la heroína de la ciudad, comenzaron a celebrarse en el sigo XIX. Puntualiza que la «responsabilidad última» fue del alcalde Juan Flórez, ya que el 14 de enero de 1847 propuso al Ayuntamiento de A Coruña esta idea novedosa, teniendo en cuenta que la feria anual de Santa Lucía, que se celebraba en la ciudad desde hacía tiempo inmemorial, duraba 30 días: del 13 de diciembre al 6 de enero. En aquella época la calle Real se llenaba de puestos en los que se vendían todo tipo de objetos, especialmente religiosos, aunque, según puntualiza Alfeirán, apenas generaba actividad mercantil.

Por otro lado, el alcalde Juan Flórez tuvo visión de futuro y pensó que no había en la ciudad una festividad que funcionase como reclamo turístico. Así el 2 de julio, cuando se celebra la advocación de la Visitación de la Virgen, patrona de A Coruña, el Ayuntamiento cumplía con la función del voto solemne y sagrado que recordaba el realizado en 1589 durante el ataque de Drake, y que al mismo tiempo ponía de manifiesto la «victoria gloriosa de los coruñeses frente al intento de invasión inglesa». Alfeirán explica que el regidor propuso trasladar la feria de Santa Lucía al mes de julio, comenzando el 2, festividad del voto, y manteniendo su duración de 30 días. «Además debía aprovecharse la temporada veraniega de baños y animar dicha feria con toda clase de actividades comerciales, industriales y de regocijos extraordinarios para que atrajesen a personas procedentes de todos los puntos de Galicia y España y que su estancia favoreciese la reactivación económica y la prosperidad pública». Explica el experto que también debía asociarse a dicha celebración el valor y la figura de María Pita, transformada, con una clara intencionalidad política, en heroína popular de la libertad.
La propuesta de Juan Flórez fue aceptada por la corporación municipal y enseguida se iniciaron los trámites para lograr los permisos oficiales. Así, el 4 de junio de 1847 la reina Isabel II autorizó los cambios, aunque tardaron en ejecutarse debido a la penuria económica de entonces y la escasez de los fondos municipales. Finalmente, el 7 de julio de 1850 a las 10.00 horas comenzaron las primeras fiestas de María Pita «con tiro de bombas y la función religiosa del voto seguida de diferentes actos cívicos en honor de la heroína y la inauguración de la feria. Duraron hasta el 27 con todo tipo de festejos, incluidas las primeras corridas de toros», recuerda Alfeirán. Hasta 1883 se mantendría el modelo creado por Juan Flórez, pero ese año la llegada del ferrocarril cambiaría sus fechas.

En agosto desde hace 136 años
Así, los reyes Alfonso XII y María Cristina viajaron a A Coruña para inaugurar la línea de tren entre la ciudad herculina y Madrid. Dado que la visita real iba a atraer a miles de personas y serían un revulsivo económico para toda la comarca, las fiestas se pasaron de julio a septiembre y duraron, como lo hacían desde siempre, el mes entero. Fue todo un éxito y al año siguiente las fiestas de María Pita volvieron a celebrarse en septiembre, pero no consiguieron atraer a tanto forastero como antaño ni tuvieron tanta repercusión. José Alfeirán confirma que en 1884 comenzaron a finales de agosto y, en 1886, volvieron a celebrarse en julio. Pero fue en 1887 cuando las fiestas de María Pita se cambiaron, definitivamente, para el mes de agosto.
El historiador explica que el alcalde Juan Flórez fue un visionario. «Hay que tener en cuenta que él inventó ya en aquella época una fórmula para atraer turistas y, al mismo tiempo, potenciar la economía de la ciudad en una época de penuria. Pero no le llegó a salir bien del todo. Al pasar el feirón de Santa Lucía a julio se aprovechaba de las concesiones fiscales que tenía el evento, pero no tuvo el tirón que se esperaba y ya no era la fórmula más adecuada para una ciudad y una economía urbana. En todo caso, no hay que restarle mérito y, también según Alfeirán, tener en cuenta que las fiestas de María Pita fueron las primeras profanas en España, es decir, que no iban ligadas a un santo o santa patrona de la ciudad.