Adiós a Dani Bejerano, el motorista fallecido en A Coruña: «Generoso hasta el final»

Manuel Amor Suárez OBITUARIO

A CORUÑA CIUDAD

Daniel Bejerano Pérez tenía 48 años
Daniel Bejerano Pérez tenía 48 años

25 may 2023 . Actualizado a las 12:34 h.

Dani nació en 1974, en A Coruña, donde siempre quiso vivir y vivió. Sus padres lidiaron con su vitalidad infantil y juvenil, si bien nunca se cansaba de repetir que le habían dado todo y más de lo que necesitó.

Yo le conocí en 1994, ya con 20 años, en el Uni-2 de San Pablo. Sus ojos azules brillaban irradiando la energía que siempre rebosaba. No desperdiciaba un segundo. Prestaba mucha atención a sus muchos amigos y también amigas, a su familia, a los conocidos o simplemente al que pasase a su lado, lo que aprovechaba para hacernos amigos a sus amigos y conocidos, una espiral que continuaría hasta ayer.

Contaba ya entonces mil y una batallas, ya había acabado la mili y era un veterano trabajador de varios sectores. No recuerdo ni un solo día, en casi 30 años, que no trabajase. Ya fuese comprando o vendiendo, seguros, servicios, coches, motos o viviendas. Lo llevaba en la sangre, era como un cazador en la jungla. Siempre al acecho, incansable. Lo disfrutaba como nadie. Pero siempre tuvo tiempo para los amigos, disfrutaba de pasar tiempo con ellos, mejor alrededor de una mesa llena, a poder ser de pizza o hamburguesas con patatas o en el Emporio de los Sándwiches, abusando poco de la verdura.

Acostumbraba a rememorar las batallas de EGB, largo EGB en su caso y bien disfrutado. Recuerdo especial merecían las judiadas a las monjitas de Compañía, los churrascos en Montegrande o las tardes en la Checa.

Su retiro veraniego en Meirás acabó por tallar una parte de las vidas de sus amigos. Todos recordamos las mejores fiestas de verano en el chabolo de Meirás. Paciencia de santos los buenos de Jorge y Chus, sus padres. Oleadas de jóvenes amontonaban sus motos y coches en el jardín, mientras mezclaban unos Dyc cola en torno a unas ensaladas de pasta y arroz. Aquellos maravillosos años 90, no acababa un fin de semana y ya estábamos preparando el siguiente. Muy a menudo en su querida Sada, era aproximarse y rejuvenecía 10 años.

Pero todo lo bueno mejora y llegó la flecha de Cupido, cómo no, en el chabolo. Yoyi le acompañó desde entonces. Meirás fue sustituido poco a poco por Carnota, la barbacoa humeó en el chiringuito de sus pacientes suegros en la playa más larga de Galicia, cada vez que alguien se animaba a acercarse, en una horita corta. Al llegar la puesta de sol, ¡cómo corríamos escapando de los mosquitos! Corríamos en dirección Muros a comer una hamburguesa en el Mac Burger y contar las picaduras.

Dani no generaba indiferencia, lo que en ocasiones le causaba tensiones, pero pocos enemigos. Sin lugar a duda es mucho más larga la lista de amigos y amigas, sinceros. No obstante su gran proyecto vital siempre fue ser padre. Sucedió en noviembre del 2010, nació Rocío. Desde entonces ni amigos, ni amigas ni resto de familia. Rocío se convirtió en el centro de su existencia. Imposible separarse de ella más que lo imprescindible. Acabó convirtiéndose en un forofo del fútbol aficionado femenino y hasta del profesional. Su último proyecto tenía el nombre de su niña, Lar de Ro, a punto de iniciarse en Carnota.

Maldita mañana de jueves, maldita mala suerte. Te fuiste como te gustaba, haciendo favores, salvando cinco vidas antes de dejarnos. Generoso hasta el final. Teníamos tantos planes, deberías haber visto muchos partidos de fútbol más, haber abierto el Lar de Ro, haberte hinchado a tortillas y pizzas, deberías haber quemado mucho carbón en la barbacoa, haber escapado de los mosquitos y empacharte en el Mac Burger de Muros. Prometo hacerlo todo muchas veces para recordarte. Prometo repetir las historias del chabolo, de Compañía, de Montegrande y las de la Checa. ¡Prometo, al fin, recordar tantas cosas buenas rodeado de todos y todas los que te echaremos de menos!