La pobreza en A Coruña: «Ayer volví a beber pese a que el alcohol me hizo perder a mis hijos y me llevó a dormir en la calle»
A CORUÑA CIUDAD

Isabel tiene 55 años, está en paro y se vio obligada a acudir a Padre Rubinos
04 may 2023 . Actualizado a las 09:35 h.Se sienta a hablar y no quiere callarse nada. Es una mujer de 55 años sin secretos, que cuenta lo que nadie cuenta porque, según dice, eso le hace más fuerte. «Sus palabras son la explosión del alma», comenta el fotoperiodista Marcos Míguez tras escucharla.
Es admirable cómo habla de sus errores y de su lucha diaria para no volverlos a cometer. Se presenta y dice: «soy alcohólica». Pero lo más triste está por contar. Como que esa adicción la llevó a perder a sus dos hijos, el matrimonio y la casa. Llegó a dormir dos noches en la calle. y acostarse con un desconocido. ¿Es eso lo peor? ¿Es ahí cuando tocó fondo? Responde que no. «Cuando a una mujer la separan de sus hijos, es ahí cuando toca fondo. Lo que venga después, las consecuencias de ese profundo dolor, como lanzarte a beber ya a las 9 de la mañana y no parar, como lo de apartarte de todo el mundo que te quiere, es lo de menos. En tu cabeza solo existe el dolor de no ver a tus hijos y buscas en el alcohol una evasión que no hace más que hundirte todavía más», dice.
Isabel ya no bebe a diario. «Es una lucha constante», pero hay días que pierde la pelea. «Ayer mismo bebí», confiesa. El periodista la trata de convencer de que eso es mejor no publicarlo, pues podría traerle problemas en Padre Rubinos, donde el alcohol está prohibidísimo. Pero Isabel insiste: «No. Póngalo en letras grandes. He fallado y decirlo me hace más fuerte para que no vuelva a suceder jamás».
Ahora que está alejada de aquella vida, que a veces cae, pero es capaz de mantenerse firme durante meses, está convencida de que saldrá adelante y podrá recuperar a sus hijos. Que es lo que ella más quiere. Cuando habla de ellos, las lágrimas asoman. Se recompone un poco y dice: «Me vienen a visitar y me hacen tan feliz».
¿Cómo ve su futuro? «Con ellos y totalmente recuperada para no volverles a fallar, para darles todo lo bueno que tengo», dice una mujer que trabajó siempre como empleada de hogar. Un empleo que, pese a su adicción, nunca faltó. Porque Isabel es una de esas personas que en la peor etapa de su alcoholismo, se escondía para beber. No le gustaba que la vieran en mal estado.
En Padre Rubinos acabó tras una racha infame. La pandemia le hizo perder el empleo y los ingresos se acabaron. Así que buscó ayuda en la entidad. «Inmensamente agradecida por cómo son y porque me están devolviendo a la vida y a reencontrarme con mis hijos».