Rosa Carabel, primera ejecutiva del Grupo Eroski: «Se puede ser madre y directiva»

A CORUÑA CIUDAD

Pilar Canicoba

Trabaja cinco días a la semana en Vizcaya, pero vive en A Coruña y tuvo tres hijos antes de ocupar un sillón que suele estar reservado a los hombres

10 mar 2023 . Actualizado a las 15:24 h.

Dinámica y risueña, Rosa Carabel (A Coruña, 1966), primera ejecutiva del Grupo Eroski, me atiende desde Madrid, aunque su vida discurre entre Vizcaya y A Coruña. Ocupa una silla en la que suelen sentarse hombres. Pero, para ocuparla no ha tenido que renunciar a nada. Solo aplicar mucho trabajo y mucho talento.

—Seguro que estos días le están pidiendo muchas entrevistas.

—Este año me están llamando mucho. Mi posición como primera ejecutiva del grupo la ocupé el 1 de julio y estoy notando una gran diferencia; mi agenda de esta semana y de la anterior la ocupan muchas entrevistas, mesas redondas...

—¿Eso le satisface o le cansa un poco?

—Ando en esa dicotomía porque, cuando en el medio de toda la vorágine surgen tantas peticiones en torno a este tema, me hace pensar. Si esto ocurre, es por algo y no tanto para celebrar sino para reivindicar. Hay que pensar que por qué siguen siendo necesarias estas cosas y es porque todavía no hemos recorrido el camino que debemos recorrer.

—En cargos como el suyo no hay muchas mujeres.

—No. En mi empresa, en Eroski, más del 80 % somos mujeres. También puedo decir que el 67 % de los mandos son mujeres, pero en cuanto empiezas a subir en la escala directiva, el porcentaje se va equilibrando. En el ámbito de la distribución organizada soy la primera mujer en España que asume esta responsabilidad.

—Tantas mujeres en su empresa, ¿le dan una personalidad diferente?

—Por supuesto, pero es que las personas son únicas. Nosotros somos 28.000 personas únicas. Ni mejores ni peores. Yo soy una firme defensora de la igualdad de derechos y oportunidades y no concibo un género por encima del otro. El talento no es una cuestión de género.

—A usted la despidieron en uno de sus primeros trabajos por quedarse embarazada.

—Desde luego, no me sentí afortunada ni satisfecha en aquel momento. Con el tiempo he pensado en aquello de «no hay mal que por bien no venga» porque gracias a aquella experiencia negativa llegué a este sector. De aquella era algo bastante generalizado. Las cosas han cambiado bastante en ese sentido, aunque todavía queda algo.

—Tiene tres hijos. Se suele decir que si la mujer opta por la maternidad pierde capacidad en su carrera profesional. A usted no le ha pasado.

—No, porque decidí que no me pasara. Creo que ese es uno de los estereotipos más relevantes que tiene que superar esta sociedad. Yo vivo en A Coruña. Los lunes cojo un avión que me lleva a Vizcaya y los viernes vuelvo. Cuando tomé la decisión de embarcarme en esta carrera profesional, ya tenía a mis tres hijos, pero siempre he pensado que los cuidados de niños y mayores no son cosa de uno y nos hemos organizado para que pudiera ser posible. Se puede ser madre y directiva y no he sacrificado mi vida profesional porque no ha sido necesario. Entre otras cosas porque he tenido un hombre a mi lado que se ha corresponsabilizado. Esta es una de las barreras que tenemos que superar.

—¿Qué tal vive en Vizcaya, aunque solo sean los laborables?

—Se vive muy bien, ja, ja. Pero es que a mí me apasiona lo que hago. A Vizcaya vengo a trabajar y lo disfruto mucho. Con la tensión y exigencia que tiene un cargo como este, o te apasiona o es muy complicado.

—No añorará mucho Galicia.

—Bueno, ya sabe que los gallegos tenemos morriña 24 horas al día, siete días a la semana. Tengo morriña pero me encuentro a gusto.

—La compra se la llevarán a casa...

—No crea. Soy usuaria de Eroski online, pero me gusta mucho ir a la tienda. Me gusta ver, estar con los equipos...

—Hace de «mystery shopper».

—No, no, a mí me conocen, ja, ja. No lo necesito.

—¿Cuántos móviles tiene?

—Uno, con tarjeta dual. Lo uso mucho como usaría un ordenador.

—¿Celta o Dépor?

—Dépor, por mis hijos, porque yo no soy muy futbolera. Sé que empataron este fin de semana, pero también que las chicas han ganado y eso me pone muy contenta.

—Defínase en pocas palabras.

—Yo suelo usar estas cinco: mujer, madre, hija, cooperativista y directiva. Y luego, me considero una persona honesta, cercana y humilde. No me creo más que nadie y siempre estoy dispuesta a escuchar y aprender.

—En su tiempo libre...

—Como se puede imaginar paso el mayor tiempo posible con mi familia. Soy de cosas muy sencillas: pasear, ir al cine... disfrutar de la rutina que no tengo durante la semana.

—Y la cocina, ¿le gusta?

—Me gusta. Mi madre es una gran cocinera y aprendo siempre con ella, pero es un reto, porque nunca estoy a la altura. Me gusta chapotear en la cocina, pero si tengo tiempo. Si no, me agobia.

—Su mejor momento del día.

—Aunque soy muy noctámbula y tengo mucha energía por la noche, me gusta mucho ese momento en el que estoy preparada, delante del espejo y lista para empezar el día.

—Un lugar favorito.

—Mi rinconcito de Vilarmaior. Me trae muy buenos recuerdos.

—De pequeña, ¿qué quería ser de mayor?

—Profesiones de riesgo: bombero, policía, soldado... Médico no. Con el tiempo he pensado que en esta posición eres un poco policía, bombero... ja, ja. Y además, siempre quise tener tres hijos.

—Se salió con la suya en todo.

—Ja, ja. Pues no me voy a quejar.

—¿Pedir permiso o pedir perdón?

—Pedir perdón, porque eso significa que estás en acción.

—Una canción.

Sin miedo, de Rosana.

—¿Lo más importante en la vida?

—La salud y la normalidad, la estabilidad.