Mario Losada: «Hubo lista de espera para alquilar un piso de 43 metros por 600 euros»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Mario Losada, copropietario de la firma inmobiliaria Losada & Coy del centro de belleza y bienestar Niuno de A Coruña.
Mario Losada, copropietario de la firma inmobiliaria Losada & Coy del centro de belleza y bienestar Niuno de A Coruña. CESAR QUIAN

Copropietario de la firma inmobiliaria Losada & Co, asegura que en A Coruña hay «necesidad» de pisos pequeños para personas que viven solas

26 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde siempre estuvo vinculado al mundo de la construcción. Se crio en el seno de una familia dedicada a este sector que en el 2007 sintió los rigores de la crisis. «Nos cogió con bastante obra en marcha y se vino abajo. Hubo que reinventarse. Viví el momento de estar arriba y te toca aprender cuando todo se cae», recuerda. Puso en marcha varios proyectos de los que me habla, pero sin desvincularse del todo del mundo inmobiliario. Hace menos de tres años montó con su hermana Paloma Losada & Co. «Ella trabajaba en Madrid en temas de decoración para grandes compañías y le apetecía regresar a A Coruña. Es un modelo de inmobiliaria boutique con un trato muy personalizado. Nos paramos mucho con cada operación. Llevamos 30 en todo este tiempo que, para ser dos personas, no está mal. Ni promovemos ni construimos. Nos dedicamos a la intermediación con la profesionalidad y la honestidad como valores principales», resume Mario Losada España. Tiene 43 años, una hija de 7, Noa, y lleva media vida trabajando con su mujer, Zaira. «Si no es porque está ella en el equipo...», reflexiona. Tienen una perra y una gata. 

Pequeñas viviendas

Lo afirma con claridad. «Hay una necesidad de pisos de entre 50 y 60 metros cuadrados para personas que viven solas, ya sean jóvenes o mayores. Tuvimos lista de espera para alquilar un piso de 43 metros cuadrados por 600 euros en A Gaiteira. Y en la única habitación no cabe una cama de 1,50, solo de 1,35. Hace mucha falta más oferta. Alquilamos uno en la zona de Riazor con dos habitaciones por 840 euros. Al no existir muchas alternativas, los precios se disparan», analiza Mario. Cree que hasta después de Semana Santa no se animará el sector. «La gente está esperando a cómo evolucionan los tipos de interés y la situación general. Los inversores están en la barrera contemplando los acontecimientos. A Coruña centro es un mercado muy estable porque siempre hay demanda y hay escasez de suelo. Lo que existe es un bum de comprar pisos para reformar a pesar de los precios de los materiales. En el área metropolitana habrá ajustes en los próximos meses», avanza Mario, que ya entraba en casetas de obras siendo un chaval. «Iba con mi padre y mi abuelo a negociar a los bancos. Después estudié el ciclo superior de Informática en el Liceo y empecé a trabajar en R. Después en una subcontrata del Banco Pastor que se dedicaba a reparar los problemas con los ordenadores», recuerda este hombre que siempre apostó por el emprendimiento. 

Depilación láser sin dolor

«Desde los 18 años estoy vinculado al emprendimiento. Monté una empresa de unos paneles que patentamos que absorbían el ruido. Trabajamos muy bien y la vendimos. Otra de bono comercio, en cambio, no funcionó y la cedimos. Monto negocios donde veo un nicho de mercado», asegura. Eso le pasó cuando explotó la burbuja inmobiliaria. «Estábamos en bancarrota. Mi mujer trabajaba en una empresa e iba en una furgoneta por Galicia adelante haciendo depilación láser. Como nunca me vi como empleado y siempre quise ser dueño de mi tiempo, abrimos un local en la ronda de Nelle con un crédito personal y una máquina de 70.000 euros que compramos por leasing. Abrimos el primer Niuno en octubre del 2008. Mi mujer con la depilación y yo en la atención al público. Dos meses después hablaron de nosotros en La Voz y a raíz de eso nos llamaron de la TVG para contar lo que era una novedad entonces, la depilación sin dolor e incluso a gente morena. Fuimos hacia arriba y abrimos en un local de más de 500 metros en la calle Santiago Rey Fernández-Latorre. Teníamos mucha clientela pero una estructura muy grande. Ahora estamos en Marcial del Adalid y ya no soy el dueño único», relata. Dedica el tiempo libre a la familia y le gustaría volver a navegar a vela.