Los peligros del disfraz en el carnaval coruñés

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

César Quian

Un problemático disfraz de reno, un exceso de vodka y un desenlace inesperado

25 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Un pijama de franela reconvertido en piel y una empalizada de maderitas que logró anclar a su cabeza a modo de cornamenta convertían a Miguel —poco dotado para las manualidades— en un imponente reno de Papá Noel. Le quedó un adefesio poco respetable, pero, al abrigo de alguna copa de más, suficiente para salir a darlo todo en el carnaval coruñés de finales de los noventa.

En un garito de la Ciudad Vieja dio rienda suelta al vodka con naranja hasta que la vejiga dijo basta. Como el baño de caballeros estaba ocupado, no dudó en usar el de señoras. Entre el ciego que llevaba y el espacio minimalista en el que tuvo que agacharse y maniobrar para recoger el paquete de pañuelos que se le había caído, se le atascó la cornamenta entre el váter y el lavabo. Y allí se quedó, inmóvil y semitumbado mientras al otro lado de la puerta varias chicas que hacían cola golpeaban con los nudillos para que les abriese.

Con arreones bruscos consiguió Miguel que la cornamenta saltase por los aires con gran estruendo de las maderitas al brincar por el suelo. Ahora era el dueño del local quien al otro lado de la puerta amenazaba con entrar. Miguel optó por darse a la fuga por el ventanuco del baño para no pasar el mal trago de abrir, y esta vez lo que se le quedó atorado al salir fue el culo entrado en carnes con que la naturaleza lo había dotado y que se encajó a presión en el marco. El miedo escénico completó el despropósito: en su intento por liberarse probó a bajarse los pantalones. Pero no funcionó.

El hostelero salió al exterior, vio aquel adefesio de reno sin cornamenta, con el culo atascado y los pantalones caídos y, entre retortijones por las carcajadas, se apiadó de Miguel: «Tranquilo, hombre, que el próximo vodka corre de mi cuenta».