De viaje con Carlos Saura por Portugal

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

El director de cine Carlos Saura posa para La Voz de Galicia en la Casa de Mateus (Vila Real, Portugal).
El director de cine Carlos Saura posa para La Voz de Galicia en la Casa de Mateus (Vila Real, Portugal). Alfonso Andrade

Una inolvidable estancia en la casa de Mateus, donde el cineasta perfiló la idea de estrenar su versión de la ópera «Don Giovanni» en A Coruña

18 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Un pozo de sabiduría y, además, un tipo extraordinario por su sencillez y humildad. En septiembre del 2018 tuve el privilegio de disfrutar de la compañía de Carlos Saura durante un viaje a la localidad de Vila Real, en Portugal. Allí se levanta la casa de Mateus, un palacio del siglo XVIII, de estilo barroco, en el que la agrupación Amigos de la Ópera de A Coruña, de la mano de César Wonenburger, puso los cimientos de un proyecto musical que tenía al barítono Borja Quiza como estandarte. Sirvió para celebrar los 250 años de historia de la ópera en nuestra ciudad, donde en 1798 se representó por primera vez en España el Don Giovanni de Mozart.

En aquel viaje con Saura y su hija Anna, con quien tenía él una complicidad muy bonita, se habló de sus películas y de las de su admirado Buñuel, pero también de la Sociedad Deportiva Huesca, que jugaba entonces en Primera División y cuya trayectoria seguía el cineasta con interés. En la casa de Mateus escuchamos una cuidada selección de arias de ópera en uno de los salones del palacio, y catamos una cuidada selección de vinos, todos excelentes, en la bodega.

Y después, claro, estaba Don Giovanni, una idea fija que planeaba sobre todo aquello, revoloteando por la mente creativa del director. Fue allí, en Vila Real, donde Saura reveló a La Voz de Galicia su intención de dirigir y hacer la escenografía de la ópera de Mozart en el Teatro Colón de A Coruña. Se representaría con notable éxito un año después (septiembre del 2019).

Un viaje inolvidable. Sirva como recuerdo de una persona excepcional, de elevada formación y que, además, tenía la gentileza de hablar contigo como si fueses tú el ilustrado. Hombres así, tan templados, qué poquitos hay.