Un artista trotamundos que utiliza mudas de serpiente en sus obras

Toni Silva A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Gonzalo Páramo durante su estancia en Coirós
Gonzalo Páramo durante su estancia en Coirós MARCOS MÍGUEZ

El palentino Gonzalo Páramo busca un lugar en A Coruña para exponer

25 feb 2023 . Actualizado a las 11:55 h.

Cuando en párvulos tocaba plastilina, los trabajos de Gonzalo Páramo no volvían a reciclarse para el día siguiente. Las profesoras recogían sus pequeñas obras y las metían en un congelador para conservarlas. «Algo debía de tener para que les llamase tanto la atención», recuerda este artista palentino nacido en 1971 y que «iba para biólogo».

Hoy es un creador ecléctico y versátil, por su capacidad para trabajar con materiales muy diversos como papel o tierra. O mudas de serpiente. «Aproveché un viaje de seis meses en Tailandia, recogí algunas yo mismo pero en general las conseguía en granjas donde las crían para luego extraerles el veneno que sirva de antídoto, en los arrozales los campesinos sufren muchas mordeduras», señala Gonzalo durante su estancia en Coirós, con motivo de un viaje a Galicia para buscar un lugar donde exponer su obra. Aprovechó para conocer el Aquarium Finisterrae y «hacer dibujos y apuntes de los cefalópodos, me encantan, forman parte de mi obra».

Además de una prolija formación académica, que ahora relataremos, la obra de Páramo no se entiende sin sus largas estancias en países de todos los continentes. «En Australia me influyó mucho el arte aborigen, les vi pintar en el desierto esa sucesión de puntos, parece ser que eran mapas para dejar anotado dónde había agua», explica el artista, que también pasó por Alaska, Nueva Zelanda, Canadá o Arabia Saudí. Aquí estuvo tres meses «apadrinado» por una familia pudiente en el año 2012 y que le invitó a dar clases de Bellas Artes a mujeres. La estancia le permitió descubrir un país de contrastes y mucha ostentación. «En casa había más sirvientes que familiares, cada miembro tenía su propio chófer», apunta.

Escritura en espejo

Después de su efímera experiencia con la plastilina escolar, el desarrollo del niño Gonzalo ya dejaba ver unas cualidades muy especiales. «Yo era disléxico, y fruto de eso aprendí a escribir en espejo, al revés, fue innato», recuerda. Leonardo da Vinci también lo hacía, pero en su caso obedece a una cuestión práctica: «Parece ser que como era zurdo, la mano iba emborronando la tinta, así que optó por hacerlo especularmente». Esta escritura se coló en sus cuadernos de campo, influidos por la figura de Félix Rodríguez de la Fuente.

El celacanto es uno de los animales más representados por Páramo.
El celacanto es uno de los animales más representados por Páramo. Atr

Gonzalo Páramo estudió Bellas Artes en Salamanca licenciándose con la especialidad de escultura. Pero su formación creció exponencialmente con su larga experiencia británica de 13 años. Realizó un máster en la Universidad de Kent en Canterbury, recibió una beca en la Glasgow School of Art donde trabajó las técnicas de grabado, y disfrutó de una residencia artística en la fundación Wellcome Trust de Londres. «Mi proyecto estaba relacionado con la alquimia», señala.

Su obra es inclasificable. En sus últimos trabajos destacan las elaboraciones con papel e hilos de lino, pequeños cuadritos creados a partir de un proyecto mayor y unidos posteriormente con lino, lo que dota a sus obras de una gran versatilidad. Además, es fácilmente transportable: «Toda la exposición que presenté en Tokio la llevé en un baúl». Los insectos son otras de sus pasiones y se cuelan en sus collages de tierra y papel.

Lamenta que en España deba a menudo reivindicar el papel del artista, la importancia del trabajo intelectual: «Yo tengo una formación académica a la que se le da mucho valor en el Reino Unido, pero aquí cuando dices que eres artista te preguntan “¿pero qué más haces?”. Pues en mi taller me paso 8 horas al día, o más».