Luis Verde, gerente del Chuac: «Ofreceremos a nuestros pacientes operarse en Cee para reducir esperas»

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Luis Verde, responsable del área sanitaria de A Coruña y Cee, en el despacho de la gerencia del Chuac.
Luis Verde, responsable del área sanitaria de A Coruña y Cee, en el despacho de la gerencia del Chuac. MARCOS MÍGUEZ

Con un incremento del 25 % de la actividad quirúrgica en enero, el responsable del área sanitaria de A Coruña confía en cerrar el 2023 con más de 45.000 intervenciones y recuperar la situación anterior al covid

11 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Luis Verde Remeseiro (Vila de Cruces, Pontevedra, 1960) encara su séptimo año al frente del área sanitaria de A Coruña y Cee. Gerente de una de las demarcaciones clínicas más pobladas de Galicia, afronta un nuevo ejercicio marcado por las herencias del covid-19. Aunque ya residual, el coronavirus ha lastrado como nunca antes el funcionamiento normal de toda la red de centros de salud y hospitales. Recuperar, al menos, el ritmo anterior a la pandemia es el objetivo.

 —El Sergas ha anunciado un plan de choque contra las listas de espera

— Vamos a intentar, y lo estamos consiguiendo, minorar los tiempos de demora y recuperar actividad de cara a volver a cifras similares a las que teníamos en el 2019, antes del covid. Para ello estamos maximizando la actividad quirúrgica. Solo en este mes de enero que acaba de terminar, que tampoco es el más completo por los festivos y la actividad al cien por cien es de veinte días, hicimos 3.500 cirugías solo en los quirófanos del complejo, es decir, entre el materno, el Abente y Lago y el Hospital Universitario A Coruña (HUAC). Son 608 más que en enero del año pasado, un 25 % más. Esa es la dinámica. El plan de choque tiene dos grandes patas: maximizar la actividad en jornada ordinaria y al mismo tiempo incrementar toda lo posible la extraordinaria a través de la autoconcertación, sobre todo en las especialidades con más problemática. El mes pasado ya hicimos 731 en horario de tarde. Hay que tener en cuenta que en nuestra área, si añadimos el hospital de Cee y los concertados, nos ponemos en 750 cirugías por semana, que es una cifra importante. Solo en el Chuac son 550 operaciones cada semana. 

 —¿Cuál es el objetivo, en números?

—Una cosa es el número al que aspiramos y otra es el resultado. Si tienes muchas intervenciones urgentes o de prioridad 1…, pero nos gustaría llegar en el 2023 a 40.000 operaciones en el complejo, que serían un 5 % más que en el 2022. Eso sin contar el Hospital de Cee. Contando el Virxe da Xunqueira, esperamos superar las 45.000. 

—Teniendo en cuenta lo tensionado que suele estar el edificio central y las limitaciones de capacidad, ¿cómo lo harán?

—Estamos incrementando todo lo que podemos la actividad quirúrgica de urgencia, sin diferir las operaciones a jornada ordinaria. Una fractura que se presenta de madrugada en urgencias puede ser operada a las 2 de la mañana o diferirla a las 8. Intentamos hacerla ya de urgencia para así tener libres los quirófanos para la actividad programada. Y hemos hecho una redistribución de los quirófanos designando más a traumatología porque es la especialidad de más dificultad, mayor demora y una de las que mayor número de pacientes tiene en lista de espera, después de oftalmología. Además, estamos ingresando precisamente a pacientes de trauma en el Teresa Herrera para tener liberadas camas en el HUAC y así poder ingresar a pacientes para operarlos. Usamos de apoyo el materno porque tiene espacio. Eso es lo que estamos haciendo con traumatología, e igual que con el resto de las especialidades, nos esforzamos para rebajar las tasas de anulación que se producen por múltiples motivos, desde un trasplante hasta una enfermedad del propio paciente que le impide pasar por el quirófano. Cierto es que tenemos una tasa bastante baja, un 3,9 % de anulación, pero vamos a intentar ajustarla aún más para meter a otros enfermos en su lugar. Obviamente, no podemos olvidar o desatender otras patologías o especialidades. 

—En junio del 2022, fecha de los últimos datos publicados por el Sergas, había 1.909 pacientes de trauma esperando 123 días para operarse, cuando la media global es de 81. Y en oftalmología eran 2.558 enfermos. Solo estas dos especialidades suponen más del 50 % de la lista de espera. 

—En oftalmología fue por una circunstancia diferente. Tuvimos muchas bajas en plantilla el año pasado, por traslados, por diferentes motivos, pero hubo muchas ausencias. Se repusieron en diciembre con el concurso de traslados y la ope. Ya volvemos a tener la plantilla completa y salvo incidencias que se pueden dar en cualquier sitio, como una enfermedad, ya hemos recuperado dinámicas de actividad. A veces pasa en algún servicio que disminuye la actividad por traslados, por bajas que no se pudieron cubrir. Pero ahora ya están cubiertas y en este primer semestre confío en que volveremos a las cifras habituales. 

 —¿Será posible aun teniendo en cuenta la situación generada por la avalancha de gripes, infecciones respiratorias y demás virus?

—Ya hemos mejorado de forma importante con respecto al 2022. Recordemos que en el primer semestre del año pasado tuvimos un montón de covid. Ahora mismo estamos en algo más de 30 ingresos con covid, no por covid. Nosotros siempre solemos tener la hospitalización llena, y en invierno, llenísima. Tenemos que hacer muchos ejercicios de equilibrio entre los que vienen a urgencias y necesitan ingresar y los que están en casa pendientes de que los llamemos para una operación. De ahí lo del materno para poder ingresar. Este año se adelantaron mucho todas las infecciones respiratorias, el pico más alto lo tuvimos antes de finalizar diciembre. Ahora estamos notando ya una mejoría, aunque las personas en urgencias siguen siendo muchas. En el mes de enero las urgencias subieron un 15 %. 

—Al margen de trauma y ojos, ¿qué otras especialidades se podrán beneficiar del plan de choque para reducir las listas de espera?

—En todas las especialidades intentamos hacer esfuerzos, pero el mayor esfuerzo es en priorización. Aquellos pacientes con patología grave, que los clínicos clasifican como prioridad 1, tienen que ser intervenidos antes. El límite legal de demora para este grupo es de 30 días y solemos estar en 17-19 días. Nosotros operamos 100 de estos enfermos graves por semana, ya ocupa mucho espacio quirúrgico, pero obviamente hay que hacerlo.Todo es importante, pero esto es prioritario. En los enfermos de prioridad 1 y en las vías rápidas siempre hemos tenido una buena respuesta mantenida, incluso en pandemia. Y a partir de ahí, hay que ir haciendo pacientes con mayor demora en todas las especialidades… Por eso vamos también a intentar incrementar operaciones en nuestro centro comarcal, en el Hospital de Cee, donde hay disponibilidad de quirófanos en jornada de tarde. Vamos a ofrecer a nuestros pacientes operarlos allí, donde las demoras son mucho menores. Lógicamente en procesos más sencillos.

—¿Como por ejemplo?

—Hay diversas posibilidades, cuadros de oftalmología y traumatología como cataratas sin ingreso, prótesis, artroscopias… Se pueden hacer allí con normalidad y más cuando nuestro rendimiento ya es máximo en el complejo. En el HUAC los quirófanos funcionan mañana,  tarde y de noche para las urgencias.

 —Se han planteado soluciones para tratar de aligerar las demoras en quirófanos, ¿y en consultas?

—También se acumuló una bolsa importante. En el 2022 ya hicimos más de 800.000 consultas, vamos acercándonos al millón. En la misma línea que la actividad quirúrgica, creo que vamos sin ningún problema a situarnos a finales de año en las cifras del 2019, que eran muy buenas para un hospital de nuestro tamaño. El mayor problema estaba también en oftalmologúa y trauma, pero vamos a recuperar y ponernos al día, y alguna especialidad como neurología también. También es verdad que especialidades como dermatología o alergia tienen unos plazos muy muy cortos. Este enero hicimos 4.827 consultas más que el del año pasado, un 9 % más. Creo que en consultas vamos a poder finalizar el año como en el 2019. Y en cirugía vamos a hacer todo lo posible. Soy optimista tal y como van las cosas, un 25 % más en un mes es una cifra muy importante. Confío en mantenerlo, pero somos hospital de referencia y de alta complejidad. Solo en enero tuvimos un montón de trasplantes y todo eso te condiciona e interacciona en lo que es la actividad ordinaria.

«Es importante ofertar estabilidad laboral en primaria» 

El gerente no es ajeno a las reivindicaciones de atención primaria, que mañana domingo volverá a sacar su descontento a las calles con la manifestación convocada en Santiago. 

—La atención primaria es una de las más reivindicativas del sistema público, ¿qué planes hay para mejorar su situación?

 —La atención primaria es una parte muy muy importante del área. Nosotros en cierta medida somos afortunados y privilegiados, nuestra área es atractiva. Tenemos el 100 % de las plazas de médicos cubiertas, hay áreas que tienen dificultades por escasez de profesionales. Es verdad que no tenemos sustitutos, cuando uno falta tenemos que pedir autocoberturas, reorganizar… Pero ya sea por conciencia importante de los profesionales o por otras razones, pero lo cierto es que contamos con su colaboración absoluta. Les hemos trasladado autonomía de gestión a los centros de salud, les hemos trasladado responsabilidad, pero la respuesta es buenísima, se autoorganizan, hacen prolongaciones de jornada… Con mucho esfuerzo, no vamos a engañarnos. Los datos que nos salen no son malos. La presencialidad está por encima del 70 %. Hay personas que prefieren resolver por teléfono y ya antes de la pandemia teníamos un 15 % de consultas telefónicas. En cuanto a demoras, el 70 % de los médicos de cabecera dan cita en menos de 2 días y el 86 % en 4 días. Y en recetas el 90 % en menos de 4 días. Es verdad que no tenemos esa inmediatez, pero cuando es necesaria la urgencia la tenemos siempre garantizada. Tenemos una respuesta bastante razonable para los problemas de salud que no requieren inmediatez. Nos está ayudando mucho esa capacidad de autoorganización y la colaboración de los centros para dar respuesta a la demanda. 

 —¿Qué coste va a tener recuperar lo aplazado y retrasado?

—No tengo la cuantificación exacta, pero sí tengo el compromiso de disponer de financiación suficiente para la actividad extraordinaria. El plan de actividad extraordinaria creo recordar que superaba los 15 millones para toda la comunidad. Y hay también un plan de intensificación asistencial que también tendrá dotación económica y que sabemos que supondrá un incremento de actividad. La cifra global suele distribuirse equitativamente en función también de la capacidad que tengas de hacer.

—Pero toda la actividad a mayores prevista ¿se va a hacer con el mismo personal?

—Con los profesionales que tenemos, sí, porque son los que hay. Siempre se habla de si hay o no médicos. A nosotros no nos sobra ninguno y dentro de las posibilidades de contratación nosotros somos un  hospital y una atención primaria atractivos. Las dificultades las hay, lo vimos con oftalmología, que tuvimos que cubrir 10 plazas y se nota. Pero fuera de situaciones concretas, con los profesionales que estamos deberíamos conseguir efectividad. Pero es verdad que hay los que hay, somos los que somos y como sistema de salud tenemos que atender todo en todos los territorios.

—Las quejas sobre las condiciones de trabajo se repiten. ¿No es posible incentivar de alguna manera la contratación para retener o captar profesionales?

—Las herramientas de gestión que tenemos son las mismas para todos, no puede haber diferencias. Luego hay áreas con mayor concentración urbana y a nadie se le escapa que las plazas en ámbito urbano son más atractivas. El entorno influye, la dotación de los centros… pero la primaria es similar en cartera de servicios en todo el territorio gallego. Los condicionantes de recursos seguramente no sean un elemento diferenciador. Nosotros hacemos ofertas cada vez más estables y en ámbitos territoriales definidos. A nuestros residentes les ofrecemos contratación más duradera en una determinada zona acotada, por ejemplo Culleredo y Oleiros. Ya lo hicimos así en los últimos años y saben que solo rotarán por servicios de esos dos o tres ayuntamientos marcados. Es importante ofrecer estabilidad laboral durante tres años en una área sanitaria y que el área te designe un territorio, ya sea la ciudad de A Coruña o determinados concellos. Eso es una organización a nivel de área en función de las necesidades. Eso ya lo habíamos ofrecido en contratos de continuidad, que permitíam prorrogar tres años y es lo que les vamos a ofrecer ahora a nuestros residentes. 

—¿Y les convence?

—De la última promoción se quedaron con nosotros en torno al 80 %, algunos en docencia, otros en primaria… Pero el MIR es nacional, y aquí ? formamos gente que tiene su arraigo en Madrid o Andalucía o cualquier otra comunidad. A la hora de terminar la especialidad eso determina también  movimientos. De momento, no tenemos fronteras. Algunos se van, otros se quedan. Pero probablemente lo que más condiciona es el arraigo familiar y personal, eso pesa mucho a la hora de tomar la decisión de dónde te asientas en tu vida laboral. En el sanitario y en los demás ámbitos laborales. Es verdad que ahora mismo los residentes de familia tienen distintos campos a la hora de asentarse, en urgencias, en hospitalización a domicilio, en atención primaria… Está claro que debemos intentar ofertar la mayor estabilidad posible. Y hay muchos aspectos en los que desarrollarse e innovar. Si queremos captar talento y profesionales, tenemos que darles posibilidades de desarrollo profesional y hacer atractivo venir a trabajar aquí. Hace año y medio pusimos en marcha la cirugía robótica y somos de los hospitales ya no de Galicia, sino de Europa que más rendimiento le sacamos al Da Vinci. Esto es muy importante porque a los profesionales les interesa desarrollarse en nuevas técnicas, y tener la posibilidad de hacer investigación y formación.