¿Hay violencia en nuestras calles?

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

A CORUÑA CIUDAD

Sandra Alonso

11 feb 2023 . Actualizado a las 19:07 h.

Es muy sencillo. Ustedes piensen que no es lo mismo sufrir un accidente que que te lo cuenten. Pues con los atracos, peleas, golpes... pasa exactamente igual. Hasta que te toca a ti, parece que la violencia no existe. Pero vaya sí existe.

Es lógico que los mandos policiales quieran tranquilizarnos, pero la carta de la hermana del chico apuñalado en una plaza de A Coruña pone los pelos de punta. Necesitamos que se actúe ya. Y no que unos responsables públicos le pasen el problema a otros. Todas las policías deben coordinarse. No tiene pies ni cabeza que un partido de baloncesto entre críos termine con el acoso y el apuñalamiento a uno de ellos.

Los datos, que ubican pero son siempre fríos, dicen que Galicia tiene un índice de criminalidad más bajo que el resto de España. Pero son números, insisto. Los mandos también reconocen que se ha producido un aumento de los incidentes violentos, de las peleas, de los enfrentamientos. Se notó ya en el verano. Las verbenas fueron fuente contaminada de conflicto, una tras otra. No tienen culpa los cantantes de las orquestas ni los músicos. Obvio. La culpa está, en parte, en que la pandemia ha dejado tocado al más cuerdo y cabal. Así es que los que ya tenían tendencia a que se les encienda la sangre, los que eran broncos, están en su situación preferida para dar unas hostias.

El asunto todavía se complica más cuando los que se creen valientes y son una pandilla de cobardes van en grupo. El hombre en manada piensa todavía menos y peor. Sucedió el sábado en A Coruña y pudo ser un espanto. Pero es que está pasando continuamente. También el aumento de atracos consecuencia colateral de las penosas condiciones económicas que nos ha dejado la pandemia y todos sus añadidos. Esa es la realidad. Y por edulcorarla o tratar de ocultarla detrás de unas cifras no hacemos que deje de existir esa creciente violencia.

Autoridades, cuerpos policiales, pónganse las pilas. No es lo mismo un pueblo con cuatro vecinos, que vive tranquilo, que el trasiego de peleas que estamos viviendo cada vez que se celebran concentraciones. El alcohol y las drogas tampoco ayudan. Pero la pelea del otro día no la hemos soñado. Sucedió. Esas palabras de la hermana terribles: «Solo pido justicia para mi hermano, no quiero que nadie más tenga que recibir una llamada así... sabiendo que tu hermano ya no está jugando con sus amigos como pensabas, sino que está tirado en el suelo de la calle, acuchillado y herido de gravedad». Tengan en cuenta estas palabras. La estadística, que diga lo que quiera. Acaben con las peleas, con las broncas... Los violentos son siempre los mismos y, muchas veces, los conocen muy bien. Y cuando los detengan, que la justicia no los deje salir en unos días, que pasa.