Elisa, el tren y la EPA
A CORUÑA CIUDAD
Nada más hacerse públicos los últimos datos de la EPA, se suceden los análisis y las comparativas, y mientras Elisa, licenciada en Farmacia, que había terminado recientemente un contrato temporal en el hospital de A Coruña, recibía una oferta de empleo en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo en horario intensivo de mañana de 8 a 3. Elisa no es un nombre figurado, es gallega de Vilagarcía, donde reside con su familia, marido y dos hijos. Elisa no puede conducir, es experta por necesidad en los servicios de transporte público colectivo y su ocupación, en palabras de la EPA, depende de la eficiencia del tren y de los autobuses urbanos en destino: la intermodalidad.
El trazado ferroviario entre Vigo y A Coruña tiene magníficas infraestructuras y un servicio público de media distancia que sería el idóneo en este caso, con velocidades para desplazarse en tiempos competitivos y que, además, ahora está bonificado hasta la gratuidad. Elisa quiere y necesita ocuparse, es una de cientos de personas anónimas que desde las plataformas de usuarios de Galicia pedimos la revisión del contrato público vigente con Renfe para reponer servicios suspendidos en el 2020 (sí, aún no se han repuesto), la ampliación de frecuencias en horarios mayoritarios laborales y soluciones a los reiterados problemas de retrasos y averías responsabilidad de Renfe y Adif.
La realidad, de momento, es que el primer tren disponible desde Vilagarcía hacia Vigo es un regional con llegada teórica a las 7.41 a Guixar, el primer media distancia llega a Urzaiz a las 8.33 y en ninguna de esas estaciones hay ahora mismo una conexión ágil pensada para llevar trabajadores al hospital del área metropolitana de Vigo, tampoco en A Coruña o en Santiago.
En sentido norte, Elisa sabe por su experiencia (y, como ella, muchos de los cientos de personas que cada día llegan a A Coruña) que el media distancia llega cerca de las 8.30 y abundan las carreras, las tensiones en los trabajos, modificaciones de jornada y sueldo, taxis y pisos compartidos entre semana o, directamente, renuncia a la oportunidad de empleo por las inercias de Renfe y la desconexión de los servicios ferroviarios con los urbanos y/o interurbanos.
Por todo lo anterior, un mensaje a nuestros alcaldes del Eje Atlántico, a la Xunta, a la Delegación del Gobierno y al Ministerio de Transportes: un último impulso para poner en valor el tren con una oferta dimensionada que atienda horarios mayoritarios también en los extremos del Eje Atlántico y enlazar servicios urbanos. Así, la próxima EPA no marcará distancias entre Galicia y la media nacional, seremos mejores también en género, inclusividad, en reto demográfico: en bienestar.
Nuestra petición a Renfe y a Adif, la de siempre: que escuchen al territorio y cumplan su misión de servicio público con soluciones y servicio para que cualquier Elisa pueda ser usuaria recurrente del tren y no tenga que estar desplazada entre semana a solo 70 kilómetros de su familia.