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06 ene 2023 . Actualizado a las 00:22 h.Sonrisas a la vista y ojos llenos de ilusión entre las más de 130.000 personas que disfrutaron de la cabalgata, de acuerdo con datos facilitados por el Ayuntamiento de A Coruña. Porque pequeños y mayores, que regresaron por unas horas a su infancia contagiados por el entusiasmo de los niños, disfrutaron por primera vez en tres años de un desfile como los de antes, sin restricciones sanitarias por la pandemia del covid.
En total, 15 carrozas con mil participantes, entre las que no faltaron osos polares, pingüinos, zancudos ni figuras navideñas como las clásicas galletas de jengibre con bastón de caramelo, recorrieron la ciudad durante más de tres horas desde A Sardiñeira hasta María Pita. Para velar por la seguridad de los asistentes, el ejecutivo municipal diseñó un plan formado por casi 400 personas entre Policía Local, bomberos, miembros de la Cruz Roja, voluntarios de Protección Civil y personal de la organización.
Guiños a Picasso
El pistoletazo de salida tuvo lugar en el aparcamiento de A Sardiñeira, en donde la alcaldesa, Inés Rey, dio la bienvenida a Melchor, Gaspar y Baltasar pasadas las 17.30 horas. Tras saludar a los niños que se acercaron hasta ese punto y hacerse fotos con ellos, el trío que reparte ilusión se subió a sus carrozas, todas ellas presididas por la torre de Hércules. Junto a ellos desfilaron un grupo de performance del equipo de Pablo Méndez, los Kilomberos de Monte Alto y varias comitivas que representaron distintas etapas de la vida de Pablo Picasso en guiño al inicio del año de celebración por los cincuenta años del fallecimiento del artista.
Entre gritos y aplausos, los Reyes Magos saludaron al público, entre el que estaban Olivia y su hija de solo un año. «Al principio se asustó un poco, pero ahora ya está contenta», apuntó la mujer, que llevaba a la pequeña en brazos. «Vengo todos los años a la cabalgata, ella aún es muy bebé, pero tengo otra hija más mayor», indicó. Cerca de ella estaba Sonia con una amiga y sus hijos. «Vivo en Oleiros y ella en Cambre. Es la primera vez que venimos a la de A Coruña. Me apetecía que los niños la viviesen porque el año pasado no vinimos, llovía y además aún había restricciones por el covid», indicó.
Padres e hijos se divirtieron recogiendo los caramelos que tiraban desde las carrozas los participantes. Mientras unos recogían los dulces del suelo al paso de la comitiva por Pérez Ardá, una mujer bromeaba con la fuerza con la que algunos niños lanzaban las gominolas: «A ver si no le dan a nadie en el ojo». Para recogerlos, muchos optaron por llevar bolsas de plástico, aunque este año, y debido a que el tiempo respetó el paso de los Reyes, faltó la clásica imagen del paraguas del revés para conseguir el botín. «¿Nadie tiene uno?», preguntó una señora.
Aunque el rey más aclamado fue Baltasar, todos tienen seguidores fieles. «Mi preferido es Gaspar», apuntó Hugo, que vio el desfile con su hermano Xoel. «Le pedí muchas cosas y me van a traer todo porque fui bueno», apuntó el niño de 10 años y que comparte rey favorito con Olivia y Sara, que los vieron en la Marina. Antes, pasaron por la plaza de Ourense y Cuatro Caminos, en donde los esperaba Olga, que adornó su pelo con luces navideñas para la ocasión. «Me encanta la cabalgata y este año está muy bien. Los niños ya tienen 15 años y se separan de nosotras, que la vivimos mucho y les da vergüenza», dice entre risas la mujer, a la que le encantaron los zancudos.
Para concluir la cabalgata, Melchor, Gaspar y Baltasar salieron al balcón de María Pita, desde donde saludaron a los niños que, tras un empacho de caramelos, emprendieron el camino de vuelta a casa contentos por haber visto a los magos, pero nerviosos por la espera para descubrir si habrán sido lo suficientemente buenos este año.