Virginia Mato Abad, informática: «Tenemos que evitar que las mujeres queden al margen de este progreso»

Mila Méndez Otero
mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

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MARCOS MÍGUEZ

Las empresas, destaca, buscan ingenieras para equilibrar sus equipos «cojos»

26 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No es una cuestión de porcentajes ni de cuotas, sino de exclusión en un mercado laboral con presente y futuro. Las mujeres apenas son el 12 % de las alumnas de las titulaciones relacionadas con las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, las TIC. Así lo ratifica el último Barómetro da fenda de xénero nos estudos TIC, elaborado por la Cátedra Aldaba-WIB, de las universidades de A Coruña y Vigo. Virginia Mato Abad, profesora en la Facultade de Enxeñaría Informática de la UDC, es una de las dos codirectoras del estudio junto a su compañera de la UVigo Alma Gómez.

—No hay forma de cambiar la tendencia. Ahora ni siquiera se llega al umbral del 15 % de alumnas en las carreras tecnológicas.

—Eso es lo preocupante y lo dramático del barómetro. No vemos una solución a corto plazo, una forma de frenar la caída. Hace 20 años, cuando estudiaba Enxeñaría Informática, las chicas éramos en torno a un 30 % del total. Hoy, con las clases más fragmentadas que antes, hay aulas en las que no hay alumnas. El porcentaje se ha estancando por debajo del 15 % y es algo generalizado.

—¿Qué implicaciones tiene esto en el mercado laboral?

—Desigualdad de oportunidades laborales. Las profesiones relacionadas con las TIC son las más demandadas y todavía lo van a ser más en el futuro. La tecnología es indispensable en cualquier sector o ámbito. Si hay pocas tituladas como ingenieras informáticas, va a haber desigualdad de acceso laboral porque no van a tener acceso a ese ámbito. Tenemos que evitar que las mujeres se queden al margen de este progreso. El perfil de ingeniera informática es el más buscado a día de hoy por las empresas para equilibrar sus equipos. Es algo que remarcan las compañías, como Aldaba. Las mujeres son el 25 % de su plantilla, un porcentaje por encima de la media, y su aspiración es aumentar este margen porque están perdiendo talento, consideran que los equipos están cojos.

—Entonces, ¿las empresas también salen perdiendo?

—Para el sector es una pérdida de talento. Está sobradamente demostrado que los equipos mixtos funcionan mejor. Podemos aportar soluciones diferentes. Hay un potencial y una perspectiva que estamos perdiendo al tener equipos marcadamente masculinos.

—En el barómetro también llegáis a otra conclusión importante: la tecnología sí es cosa de mujeres.

—Uno de los objetivos que la cátedra es el de trabajar con datos reales. Y, los datos cualitativos nos dicen que las alumnas casi siempre sobresalen por encima, tanto en resultados académicos, ligeramente mejores, como en la tasa de graduación, es decir, de duración de los estudios.

—En la Facultade de Informática hay dos grados recientes, el de Ciencia e Enxeñaría de Datos y el de Intelixencia Artificial, de estreno. En ambas titulaciones el porcentaje de alumnas supera la media, están en el 37 y 30 %. ¿Una luz al final del túnel?

—La inteligencia artificial y la ingeniería de datos son dos términos de moda, de ahí el bum y la demanda de estas titulaciones cuya matriz es la informática. Esta popularidad puede ser muy positiva. Uno de los motivos por los que hay pocas alumnas es el estereotipo. Si ya la ingeniería es una palabra que, los datos nos dicen, no atrae a las alumnas, si le añadimos el término informática, la combinación es peor. El estereotipo que vincula a esta formación con un trabajo en solitario, de frikis o hackers, se ha ido agrandando en los últimos años, no lo percibíamos cuando yo estudié, y no afecta a estas nuevas titulaciones. La sociedad, la cultura, las series, las películas que vemos nos condicionan mucho.

—¿Que A Coruña tenga la sede de la Aesia, de la Agencia Española de Inteligencia Artificial, puede ser un revulsivo?

—El sector TIC es muy potente en el área de A Coruña, esperamos que la agencia le dé un empujón mayor y que eso también lo notemos en las titulaciones tecnológicas.

«La atención se centra en las chicas y hay una brecha de género, a la inversa, en otros grados» 

Es en el salto del instituto a la universidad cuando se estrecha el cuello de botella. Mientras en Bachillerato ellas son el 54 %, en las carreras tecnológicas las alumnas no llegan al 15 %.

—En otros grados, sin embargo, son mayoría.

—Sí, se centra mucho la atención en las chicas y la brecha de género se da, a la inversa, en otras titulaciones del ámbito sanitario o educativo, sobre todo en los primeros niveles, donde la presencia masculina está en el 10 %. También hay que intentar motivar a los chicos para que se interesen por otros ámbitos marcadamente femeninos. Pierden su talento y, sino, nunca conseguiremos compensar la balanza.

—¿El entorno se puede imponer a la vocación?

—Hay ocasiones en las que la vocación no está clara. Fue mi caso, tenía muchas dudas y fueron mis padres quienes me animaron a estudiar Enxeñaría Informática. Por mucho que vayamos a dar charlas a los institutos, si después las familias desaniman a las chicas a estudiar carreras tecnológicas, o si los equipos de orientación de los institutos, como constatamos al conversar con las alumnas en la facultad, desconocen lo que significa trabajar como ingeniera informática, no podemos hacer nada.

—¿Qué fue lo que más la sorprendió cuando estudió?

—Lo transversal y multidisciplinar que es la informática. Mi tesis fue sobre la imagen médica. Aprendí mucho sobre este ámbito. Tienes que adquirir conocimientos, tener empatía con las personas, comprender y anticipar soluciones en los distintos campos en los que trabajes, desde el cultural al sanitario, para desarrollar sistemas que den respuesta a sus necesidades. La tecnología está en todas partes.