«Perdí inquilinos por el follón de las noches coruñesas enfrente de Correos»

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Los vecinos se quejan de peleas, gritos y orines en la zona de paso hacia discotecas

26 dic 2022 . Actualizado a las 11:01 h.

Todos los jueves, viernes y sábados la avenida de la Marina, junto al edificio de la Subdelegación del Gobierno, se convierte en un lugar de encuentro para los que van y vienen de los locales nocturnos y de las discotecas. Allí hay un local de venta de porciones de pizza que alimenta a los que disfrutan de la noche. El problema, según denuncian los vecinos, es que el follón que se monta a la entrada del local no les dejan dormir: gritos, amenazas, risas, cánticos... En una zona donde los callejones amplifican el sonido y donde, por las mañanas, aparece lleno de restos de comida, de basura, cartones, botellas, latas de bebidas alcohólicas y con un olor a orines «indescriptible». No solo en los callejones, sino también en la puerta de entrada de la Administración estatal. 

Lo peor, al cierre de los locales

Los residentes en la zona explican que este problema fue a más a mediados del pasado verano, cuando abrió este local de hostelería que da servicio de ventanilla durante la noche hasta entrada ya la mañana: «A este local llega la gente entre las 02.30 y 03.00 de la noche, cuando cambian de pub o se van a la discoteca Pelícano. Se toman algo allí, en la calle y, aunque a esa hora la llegada de gente es continua, la situación es más o menos llevadera. Lo peor es al salir de los locales nocturnos, a partir de las 06.00 de la mañana, cuando la euforia etílica está en su punto más álgido». Uno de los vecinos explica que, como es época navideña, a los que salen de marcha se les da por cantar villancicos, a lanzar proclamas para animar al Deportivo o, los de las fiestas universitarias, a armar follón». Lo peor, según indican, es que habitualmente estos follones acaban en peleas o reyertas. «Este fin de semana, por ejemplo, yo no pegué ojo desde las 04.45 horas. Fue terrible. Unas noches son más problemáticas que otras, pero la situación se repite todos los jueves, viernes y sábados. A la salida de la discoteca es cuando se producen más broncas, con peleas e insultos».

Esta situación no solo afecta al descanso de los vecinos de la zona, sino también a su economía familiar: «Yo tenía alquilado un piso justo en ese tramo de la calle a un matrimonio con un hijo desde hacía tiempo. Son unas personas muy formales y que pagaban todos los meses sin problema. Vamos, los inquilinos perfectos. Sin embargo, el padre hace un par de semanas me dijo que se iban, que no aguantaban más con el ruido nocturno. Que lo sentían mucho, pero que no podían dormir. Y se fueron hace unos días. A ver a quién se lo alquilo ahora con este problema... Y no quiero pensar en lo que pasan todas las noches los vecinos del Orzán, porque allí son muchos más establecimientos y muchísima más gente en la calle», explicaba un afectado.

Otro decía que había pedido presupuesto para instalar doble ventanal y, por lo menos, así aislar algo más la vivienda del ruido. Y matizaba: «Para dormir me pongo tapones en los oídos y, a pesar de ello, siempre me despierto sobresaltado por los gritos y las peleas», indicaba.

«No se atiende a los que gritan»

Desde el local de comida para llevar o take away al que los vecinos hacen referencia como origen de sus desvelos, defienden que por la noche tan solo sirven comida y refrescos o agua, y que son los locales cercanos donde los chicos y chicas se emborrachan. «Tenemos la licencia correspondiente, intentamos salir adelante con mucho esfuerzo e intentamos que los clientes no armen escándalo. De hecho, les advertimos que no se atiende a las personas que armen follón. Incluso pusimos un cartel en el que pedíamos silencio y respeto a los vecinos que querían descansar, pero nos lo destrozaron». Una de las personas responsables del local explicó que en todo el entorno hay decenas de locales que venden bebida alcohólica y que ellos no pueden hacer nada si ya salen en malas condiciones de esos establecimientos. 

Aunque algunos residentes en la zona indicaron que en la Subdelegación del Gobierno cambiaron los turnos de vigilancia en la entrada del edificio para evitar que la gente orinase en el entorno, al cierre de esta edición desde el ente oficial no confirmaron tal supuesto.

«Algunos, tanto chicos como chicas, llegan casi inconscientes a nuestro local»

«No somos policías. No podemos hacer más, porque nuestro negocio es un take away y atendemos por ventanilla. Si fuera otro tipo de negocio podríamos echarlos del local, pero no podemos hacerlo porque están en la calle. Sí advertimos que al que grite no se le atiende, pero después se van de la cola y hacen lo que quieren». Confirma también que están cansados de llamar a la Policía Local por peleas, pero lo agentes no siempre llegan tan rápido o, en ocasiones, no pueden actuar. «Hubo chavales que se han desmayado en la cola por lo borrachos que estaban. Y nos da mucha pena, porque algunos, tanto chicos como chicas, llegan a nuestro local casi inconscientes. ¿Pero qué podemos hacer más que pedir que no armen follón? Conocemos a los vecinos y sabemos que es un problema». Explican que muchas veces les llegan hasta ellos las peleas y las reyertas que salen de otros locales próximos y a lo largo de la calle Real. «Estamos rodeados de locales donde venden alcohol. Nosotros ofrecemos comida. Intentamos controlar la situación siempre que podemos, pero no podemos llamar la atención a nadie cuando está en la calle». 

También comentan que los mayores follones se forman los días de fútbol, «porque oyes cómo los grupos van por la calle Real gritando. Los vecinos de allí también tienen que estar hartos del ruido nocturno». Añaden que llevan poco tiempo con el local abierto, pero hacen un esfuerzo para ofrecer comida de calidad: «Tardamos casi cuatro horas en hacer las patatas de Coristanco. Y echamos sal del Himalaya. Nosotros también tratamos de llevar esta situación lo mejor posible», indican.