Trece otoños coruñeses

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

XOSE CASTRO

Mientras recordaba por qué odio las listas, se me ha ocurrido escribir una con las cosas maravillosas que todavía se pueden hacer gratis en nuestra ciudad

29 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Le tengo una peculiar manía a las listas. Solo admito dos excepciones en mi tirria a los inventarios: la carta a los Reyes Magos y las 37 cosas que uno debería hacer en cualquier caso antes de morir que enumeró Georges Perec.

Pero vivir es contradecirse cada cinco minutos, así que mientras recordaba por qué odio las listas, se me ha ocurrido escribir una con las cosas maravillosas que todavía se pueden hacer gratis en nuestra ciudad. Y, como en esta columna somos más de números primos que de números redondos, me han salido trece propuestas para exprimir A Coruña sin gastar un euro.

Podemos hacer recuento de poetas muertos en el cementerio de San Amaro; enumerar los colores del otoño en el parque de Vioño; caminar al amanecer por el dique de abrigo, justo cuando el sol estalla sobre Mera y peina el agua con su luz horizontal; bañarnos en el remanso del Atlántico al pie de las Esclavas; pescar xardas desde los muelles; escrutar la ciudad tendida a nuestros pies desde lo alto del parque de Santa Margarita; jugar a no pisar las rayas en las losas de la calle Real y los Cantones; leer la historia entera de la literatura en las sagradas bibliotecas coruñesas; contar en voz alta los escalones que suben hasta el Observatorio desde la cancela de Gregorio Hernández; asomarnos a los jardines de A Maestranza y ver cómo entran y salen los buques del puerto de la mano de los remolcadores y los prácticos; recoger castañas en las aceras de Elviña; dejarse caer a rolos por la duna de Riazor un día de sol; y acercarnos a la avenida de La Habana para contemplar cómo se vuelven amarillas ante nuestros ojos las hojas de los ginkgo biloba, que durante unas semanas convierten la acera de Preferencia en un asombroso jardín japonés. Hay otros lujos en la vida, pero ni son importantes, ni nos harán tan felices.