El increíble viaje de un globo sonda desde A Coruña a Andorra a través de la corriente en chorro

A CORUÑA CIUDAD

Aemet

El aparato recorrió 850 kilómetros impulsado por unos de vientos de hasta 350 kilómetros por hora

25 nov 2022 . Actualizado a las 16:24 h.

Todos los días los meteorólogos que trabajan en la sede de A Coruña de la Agencia Estatal de Meteorología lanzan dos globos sondas, a las 11 de la mañana y a las doce de la noche. «Nos dan información tridimensional de la atmósfera. Los datos de temperatura, humedad, precipitación, viento y presión se obtienen con esta tecnología de radiosondeo. El aparato que se encarga de medir se acopla a un globo de helio. Cuando se suelta, asciende verticalmente porque pesa menos que el aire. Durante el ascenso se toman las medidas y se envían al centro receptor. Al final el globo aumenta de tamaño por los cambios de presión y acaba explotando», explica Francisco Infante, delegado de la Aemet en Galicia.

Sin embargo, el pasado martes uno de los globos sonda que salió desde el centro coruñés por la noche no hizo lo que cabía esperar. A medida que ascendía empezó a desplazarse hacia el este. «Llevamos varios semanas con un flujo muy marcado de vientos de componente oeste que fueron los mismos que trajeron los sucesivos frentes tan activos que barrieron la comunidad gallega. Era una circulación muy intensa que iba desde el suelo hasta las capas altas, sobre todo por donde se mueve la corriente en chorro, en torno a los 12 kilómetros de altura. Además, el jet stream estaba justo en ese momento pasando por encima de la costa norte de Galicia y el Cantábrico», apunta Infante.

La sonda empezó a subir y a virar la trayectoria y cuando se encontró con la corriente en chorro se desvió por completo del periplo que suele realizar. Es decir, dejó de desplazarse en vertical y comenzó a moverse en horizontal hacia el este siguiendo la dirección del jet stream, la misma que la circulación general de la atmósfera en las latitudes medias. «Además, a medida que iba subiendo cada vez viajaba más rápido. Alcanzó la máxima velocidad en torno a los 12.000 metros de altura, justo donde estaba la corriente en chorro», añade.

Empujada por unos fortísimos vientos de unos 250 kilómetros por hora, pero que llegaban en algunos tramos de la corriente a los 350, la sonda emprendió un largo viaje de 850 kilómetros hasta el sur de Andorra, donde dejó de emitir información. «Estuvo viajando durante siete horas a una velocidad media de unos 150 kilómetros por hora», destaca.

Se trata de un suceso completamente inusual que pone de manifiesto que el jet stream ha estado moviéndose más al sur de lo habitual, canalizando las borrascas desde el otro lado del Atlántico hasta Galicia. «Este tipo de sondas suelen caer cerca del lugar desde el que se lanzan. Como mucho en un radio de unos 100 kilómetros. Además, suelen dejar de funcionar a las 3 horas. Es algo increíble», concluye Infante. 

En este caso fue una sonda, pero los aviones también suelen aprovecharse cuando la corriente se encuentra en modo zonal y circula a mucha velocidad. Eso sí, ofrece una autopista para la navegación aérea, pero solo para aquellos vuelos que viajan de oeste a este. Es decir, un vuelo Nueva York-Londres o París-Tokio pueden beneficiarse si la configuración del jet stream lo permite, pero no uno de Madrid a Chicago, ya que viaja en dirección opuesta.