Robe Iniesta enciende el Coliseum de A Coruña con el «rollo de siempre»

Ana González Núñez
Ana González A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Marcos Míguez

El músico presentó su disco «Mayéutica» en una noche de Halloween en la que regaló emblemáticos cortes de Extremoduro y algún adelanto

01 nov 2022 . Actualizado a las 11:40 h.

Se apagó la luz del Coliseum de A Coruña y comenzaron los aplausos de un público ansioso por recibir a una leyenda. Primero llegaron los músicos y minutos más tarde pisó las tablas Robe Iniesta, dejando claro que esta propuesta iba a ser diferente a la ofrecida en el 2017, cuando llenó de magia el Palacio de la Ópera con su primera gira en solitario Bienvenidos al temporal. Si bien su calidad musical y sus frases acerca de la libertad no han cambiado, el cantante de Plasencia se presentó de pie —igual que los espectadores—, con una energía rebosante y un espectáculo que recordaba bastante al de su grupo Extremoduro, cuyo último tour en el 2014 también recaló en la ciudad herculina.

Y con el juego de luces de colores que tiñó su puesta en escena desde el minuto uno y un público que se entregó a su ídolo sin bajar los brazos, el vocalista comenzó a entonar Del tiempo perdido, de su segundo álbum en solitario Destrozares (2016). Los seguidores, algunos disfrazados en una noche de Halloween, empezaron a cantar y no dejaron de hacerlo. La ovación estuvo seguida de un «¡Boas noites!» y unas palabras que recordaban el nombre de su gira actual Ahora es cuando: «Si no sois vosotros, ¿quién? Si no es aquí, ¿dónde? Y si no es ahora, ¿cuándo? ¡Disfrutad del momento porque sois vosotros, estáis aquí y ahora es cuando!».

La banda tocó un violín hecho por el artista coruñés Fran Torrecilla.
La banda tocó un violín hecho por el artista coruñés Fran Torrecilla. Marcos Míguez

El ambiente siguió en su punto álgido cuando comenzaron los compases de Por encima del bien y del mal, Querré lo prohibido y Nana cruel, un tema que dejó una pausa en la que retumbaban gritos de «Robe, Robe, Robe». Continuó con otra pizca de su primer disco en solitario Lo que aletea en nuestras cabezas (2015) al cantar Un suspiro acompasado. Entonces, el extremeño paró un momento de tocar su inseparable guitarra para exclamar que «no hay nada como la primera vez que escuchas una canción» como presentación a su nuevo tema A la orilla del río. «Y después de una nueva una vieja», dijo para introducir la primera con el sello Extremoduro que sonó en el Coliseum No me calientes que me hundo, cuya melodía provocó un subidón entre un público que escuchó eufórico un poema de Robe, quien después regaló a los coruñeses dos más del grupo de Plasencia, Tango suicida y Dulce introducción al caos. Tras una hora y veinte de actuación, anunció un descanso de «unos 15, 20 o 25 minutos», que llegó tras su último sencillo Ininteligible.

Después del receso, sonó de principio a fin Mayéutica (2021), su último álbum compuesto por una única canción de 45 minutos. Y el público siguió cantando, sin descanso. Robe y sus músicos mostraron su fuerza y garra ante una propuesta fuerte y arriesgada. Con una gran aclamación finalizó su gran tema y encaró la recta final, con tres emblemáticos cortes de Extremoduro. La grada se puso en pie para deleitarse con el mítico A fuego, que provocó bailes, saltos y algunos empujones. Como una declaración de intenciones, el vocalista continuó con Salir para entregar su «rollo de siempre» a los coruñeses. Con una excitación generalizada y algún vaso volando por encima de las cabezas, los asistentes se dejaron la garganta para cantar Ama, ama, ama y ensancha el alma, que transportó a jóvenes y mayores a la década de los noventa con el más puro rock de Extremoduro. Pese a los gritos de «otra» Robe y su banda se despidieron. Fueron tres horas de concierto. Y el aplauso, enorme.