La ciudad y su área de influencia concentran el 43 % de los empleados y el 59 % de la facturación de las empresas tecnológicas de Galicia
16 may 2023 . Actualizado a las 16:36 h.No son una llamativa tienda a pie de calle ni se ubican en una inmensa factoría. Con un buen procesador y una oficina les basta para dirigir operaciones a kilómetros de distancia o hacer posible que una web soporte millones de visitas o procese exabytes de datos. Puede sonar complejo, pero están en nuestras vidas, más cerca de lo que pensamos.
En una calle del polígono de Icaria, en Oleiros, están frente a frente dos de las tecnológicas con más empleados de Galicia. Son Disashop y la consultora Altia. Cerca, hay más, de ahí que esta vía se conozca como el Silicon Valley gallego. Es un miércoles por la mañana cuando entramos en Altia para el reportaje. La sala principal, una oficina abierta que ocupa casi toda la primera planta, está a pleno rendimiento. «Los que ves aquí son en torno al 25 % de la plantilla. No cabríamos todos. Nos rotamos en teletrabajo», explica Ángela Souto, la responsable de Talento de la firma con 720 empleados en Galicia, la mitad de ellos en la sede coruñesa. El empleo total del grupo asciende a 3.200 profesionales tras comprar en julio de Wairbut y Bilbomática.
¿Qué hacen? Ofrecen servicios tecnológicos a empresas y Administraciones. De Galicia y de fuera. Trabajan para clientes de Chile, Holanda o EE.UU. Su caso no es una excepción. Según los datos del Informe Ardán del 2020 recopilados por el Clúster TIC, A Coruña y su área de influencia suman 602 compañías, 237 de alta tecnología, y 98 facturan más de un millón de euros al año. «Los datos estadísticos del Instituto Galego de Estatística (IGE) sobre el sector dicen que en torno al 45 % del empleo se concentra en la zona de influencia de A Coruña. Se puede decir que es la primera área TIC de Galicia», afirma Antonio Rodríguez del Corral, el presidente del Clúster.
Motivos de sobra, considera, para ser una firme candidata a acoger la Agencia Estatal de supervisión de la Inteligencia Artificial, por la que pelean también las ciudades gallegas de Ourense y Santiago.
La Cámara de Comercio de A Coruña ha hecho sus cálculos. De las cuatro primeras empresas TIC por facturación, tres son de su demarcación. De las 15 primeras, 9 son coruñesas. Respecto a Galicia, aquí se genera el 59,9 % del valor añadido bruto y el 58,6 % de la facturación total. En su informe, estos indicadores están en ascenso continuo desde hace cinco años. Esto en un sector que es el 2,7 % del PIB gallego según el Observatorio de la Sociedad de la Información y Modernización de Galicia (Osimga).
La pregunta que cabe hacerse es por qué A Coruña. Todos las fuentes consultadas apuntan en una dirección: el campus Elviña.
La universidad como génesis
La creación de Altia, 1994, coincide con la explosión de las nuevas tecnologías en el ámbito público y empresarial y con las primeras hornadas de los egresados de la ahora denominada Facultade de Enxeñería Informática en 1989.
«Tenemos mucha suerte con esta facultad, también con las de Santiago y Ourense, pero especialmente con la de A Coruña. En el sector, el déficit de profesionales afecta a nivel mundial. Nosotros nunca hemos llegado a estar a cero posiciones a cubrir», reconoce Ángela Souto. Solo Indra, con una de sus sedes españolas en A Coruña, tiene en nómina más profesionales que Altia. Unos 1.800 en todas sus oficinas de Galicia, calculan en el Clúster. «En el Ardán solo están compañías gallegas», aclara del Corral.
Desde el 2014 son japoneses y eso se nota en sus oficinas. Plantas naturales, espacios más íntimos insertados dentro de una gran sala. Si Everis, absorbida por NTT Data, se vino a la ciudad fue por sus informáticos. «Esto, unido a un conjunto de potenciales clientes, nos trajo hasta aquí. Queremos llegar a los 500 contratados en el 2023», apunta Alberto Borrego, socio responsable de NTT Data en Galicia y Asturias.
«Hay también razones históricas», completa Antonio Rodríguez del Corral. «A Coruña tuvo la sede de las empresas más grandes de Galicia en su momento: Unión Fenosa, R Cable o el Banco Pastor. Hoy están Hijos de Rivera o Inditex».
Profesor y emprendedor, Guillermo López Taboada, añade: «A Coruña se está posicionando como un polo de profesionales expertos en comercio electrónico. Hay compañías americanas que se están instalando y contratando profesionales aquí». Los sueldos para un graduado en Informática con dos años de experiencia, indica, están en los 25.000 euros anuales y pueden llegar a los 60.000 cuando se suman años en la profesión.
«A los trabajadores de las firmas del sector hay que sumar los de nuestros clientes. Grupos como Inditex son clientes, pero también tienen su propio personal TIC», subraya Rodríguez del Corral. La masa laboral que el Osimga cifra en 9.000 personas en el área se quedaría corta.
El Citic y la competencia
Aunque las más grandes pueden eclipsar la atención, la mayoría de las TIC son pequeñas y medianas empresas. El 81 %, de unas 2.400 en toda Galicia, tienen entre uno y dos empleados. La competencia por las ideas y el talento se percibe cuando se pregunta a las más consolidadas por nuevas áreas de negocio. «Eso, mejor, nos lo guardamos», responden.
Si hay un lugar que se presta a la génesis empresarial es el Centro de Investigación TIC (Citic) de la UDC. El único TIC de Galicia con el certificado de Centro Singular de Investigación. De investigadores suyos han nacido cinco empresas de base tecnológica, seis spin-off y otras dos están en marcha. «Supuso la creación de una estructura que une a investigadores bajo un plan estratégico. Se plantean nuevos retos, nuevas ideas salen a la luz, colaboraciones entre personas de diferentes áreas», cuenta su director, Manuel González Penedo.
La profesora Nieves Rodríguez Brisaboa lo define como un mecanismo para «poñer a materia gris que había nas facultades no tecido empresarial». La anhelada transferencia. «A informática non traballa para si, senón para outros sectores, desde a banca, a industria, a sanidade ou a cultura. Para plantexar solucións novidosas hai que ser creativos», remarca la profesora.
La cuestión es, cómo un campo que genera tanto empleo, «en los últimos cinco años -destaca del Corral- ha añadido 4.500 empleos netos y me gustaría saber qué otro sector puede decir lo mismo», pasa tan desapercibido.
«Sí que somos silenciosos», sonríe Manuel Saz, director asociado de la oficina de Altia en A Coruña. «No nos prodigamos mucho ni vendemos un producto enfocado a un cliente final que lo compra en una tienda. Trabajamos para otras empresas. Tampoco somos un sector histórico, somos casi nuevos. Pero creo que también es algo generacional. Si le preguntas a alguien más joven seguro que sabe a qué se dedican empresas como la nuestra», dice Saz.
«Es cierto que somos un sector más silencioso, menos reivindicativo, tal vez. El trabajo se puede hacer desde una pequeña oficina. Es más difícil notar su protagonismo, cuando oferta empleo de calidad y conciliable. Además, no pasamos por Aduanas, de forma que no figuramos en muchas estadísticas. Hay una gran cantidad de profesionales que trabajan para empresas extranjeras, eso también es exportar», alega el presidente del Clúster TIC.
«Tenemos que asumir que el sector tecnológico es un sector industrial», defiende Alberto Borrego, de NTT Data. «Cando comecei a carreira, nos 80, pensabamos que con dúas ou tres promocións ocuparíamos todos os postos de traballo na banca ou na Xunta. A eclosión das novas tecnoloxías non soamente ten sido brutal, senón que non se lle ve o fin», concluye Brisaboa, que vuelve a lanzar un mensaje a las futuras estudiantes: «Necesitamos alumnos e alumnas, desmentir os tópicos que tanto dano lle fixeron a esta formación. Os informáticos teñen que ser persoas capaces de poñerse nos zapatos doutro, de entender os seus problemas e necesidades para ofrecer solucións innovadoras e creativas».
La facultad, proveedora de «spin-off» y de empleos
Cada año acogen a unos 400 alumnos nuevos. La facultad cuya esencia llegó a ser cuestionada por la consistencia que podría tener la formación que iba a ofertar ha visto graduarse a 5.033 informáticos desde el curso 1988-1989. Nieves Rodríguez Brisaboa es la primera docente egresada. Premio nacional de informática, la catedrática fue cofundadora de una empresa tecnológica pionera, Enxenio.
«O que pasa moi desapercibido a nivel social é que as novas tecnoloxías están sendo unha industria fundamental para o PIB de calquera país. Son un reclamo de postos de traballo moi descoñecido. Empresas como Indra seguen a política de, alí onde se pon unha facultade, alí poñemos un centro de traballo. Se houbese un 20 % máis de enxeñeiros nas nosas aulas, todos terían traballo», asegura Nieves, que empezó dando clases cuando cursaba cuarto curso.
José Luis Freire fue el primer decano. «La USC me encargó un estudio, entonces todavía no existía la UDC. Se trataba de analizar las posibilidades de crear una escuela universitaria en A Coruña. Había que apostar por un lugar sin contaminaciones», recuerda Freire. La apuesta fue un acierto. Abrieron en el 86. «Cualquier titulación modifica su entorno y creo que esta así lo hizo», dice. «O ecosistema de compañías, desde pequenas spin-off á multinacionais como NTT, non existiría na Coruña sen esta facultade. Dos nosos grupos de investigación saíron moitas empresas», defiende la también investigadora del Citic.
Pero, ni el pleno empleo es suficiente. «Non é unha profesión prestixiada, con glamur. Chegamos a ter unha verdadeira fuxida de alumnos. A nivel mundial, hai déficit de informáticos. E, sobre todo, de enxeñeiras informáticas. Por iso se contratan moitos ‘‘reciclados’’ doutras titulacións», insiste Brisaboa.
Alberto Borrego, el socio responsable de NTT Data en Galicia y Asturias: «El talento diferencial es difícilmente deslocalizable»
La japonesa NTT Data es una de las líderes mundiales en consultoría TIC. Su segundo mercado en empleados es España. En A Coruña tienen una de sus sedes y en Galicia también han abierto una oficina en Santiago, más pequeña. Alberto Borrego es el socio responsable en Galicia y Asturias.
-¿Por qué A Coruña?
-En el 2006 decidimos localizarnos aquí por el balance que vimos entre el talento especializado y el mix de clientes en diferentes sectores: industrial, banca, utilities. Hay un ecosistema particular.
-¿Qué tiene de particular?
-No se trata solo de grandes compañías. En Galicia, y en A Coruña en especial, hay un tejido local de empresas con un componente innovador importante. También hay una apuesta decidida por parte de las Administraciones y de la universidad. Existe un caldo de cultivo para que puedan surgir muchas cosas en el futuro.
-Con las multinacionales extranjeras siempre está el miedo de que un día se marchen.
-Queremos focalizar el crecimiento a nivel local en áreas de alto valor añadido. Apostamos por el conocimiento diferencial, difícilmente deslocalizable. Como hicimos en Santiago, la intención es abrir más oficinas.
Sara Tello, cofundadora de Orienteed: «Quiero más ingenieras en mi empresa»
Empezaron en el 2016, «tres personas en una habitación», recuerda Sara Tello, cofundadora de Orienteed junto a su pareja, Francesco Schettini. Ahora son 50 profesionales en su oficina de A Coruña, «tenemos gente teletrabajando en Madrid, Toledo, Sevilla o Barcelona». También han abierto filiales en otros países.
-¿Qué hace Orienteed?
-Ofrecemos soluciones de comercio electrónico a nivel tecnológico, para que las plataformas soporten millones de transacciones en unas rebajas, por ejemplo, o servicios de auditoría y optimización. Trabajamos para marcas como Mayoral, Pladur o la italiana Tods.
-¿Qué les llevó a crear la empresa?
-Los dos trabajábamos en Irlanda en el sector de las tecnológicas. Quisimos traer su filosofía a mi ciudad. A Coruña es un hub tecnológico y un referente a nivel nacional, sin duda. El comercio electrónico afecta prácticamente a todo el mundo que quiere vender online. El sector está generando mucho empleo, hay ofertas que se cubren en días. El mayor desequilibrio está en las mujeres, necesitamos más, yo quiero más informáticas en la empresa.
Guillermo López Taboada, cofundador da «spin-off» Torusware: «As compañías veñen a onde está o coñecemento»
O catedrático máis novo da UDC é un dos emprendedores máis galardoados na Coruña. A spin-off que creou con outros dous investigadores do Citic, Torusware, recibiu o Premio Nacional de Informática Ramón Llull no 2020.
-Estiveron tentados de marchar a Estados Unidos.
-Dicíannos que para ser competitivos tiñamos que ir a Estados Unidos. Nós apostamos polo noso diferencial: o capital humano especializado. Damos servizo desde A Coruña para o mundo e temos 25 empregados. É unha inversión a medio e longo prazo. As segundas xeracións, as empresas dos nosos empregados e alumnos, son as que van a situar a Galicia como un referente TIC.
-Que fixo que vós quedarades?
-Un dos principais activos da área metropolitana da Coruña é o alto perfil especializado da súa masa laboral. Temos unha alta concentración de talento dixital e nunha empresa informática é máis sinxelo mover a empresa a onde está o talento que ao revés. Non hai deslocalización, ao contrario. As compañías veñen a onde está o coñecemento. Aquí fanse proxectos punteiros, como a historia electrónica médica, que logo se exportan.