Tania Casal, enferma de cáncer de mama: «Lloré de emoción cuando me dijeron que había un tratamiento para mí»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Tania Casal Fraga
Tania Casal Fraga EDUARDO PEREZ

«Fitboxer» en el gimnasio Brooklyn, recoge pañuelos para pacientes de quimioterapia y los dona al hospital

16 oct 2022 . Actualizado a las 12:21 h.

La fitboxer Tania Casal (A Coruña, 1984) está dando el golpe más importante de su vida contra el cáncer de mama. Y no piensa tirar la toalla. Es más, está «a punto de noquear al bicho», afirma esperanzada.

—¿Cuándo se subió al ring?

—Durante la pandemia noté algo raro, pero no fui al médico por miedo. Lo fui dejando.

—¿Qué se notaba?

—Tenía el pecho de color rojo, más inflamado y diferente al otro, pero no un bulto. Nunca me llegué a notar un bulto.

—¿Se agarraba a que pudiera haber alguna otra explicación?

—Aunque lo pienses por dentro, es como quien tiene un lunar y no va a mirárselo. Piensas en cualquier cosa que no sea cáncer, esa palabra que no quieres oír.

—¿Qué le hizo dar el paso?

—En junio me empecé a encontrar más cansada. Subía las escaleras de Brooklyn [el gimnasio donde trabaja y practica fitboxing] y me costaba respirar, pero lo achacaba al covid.

—Hasta que acude a Urgencias.

—Sí, donde me detectaron una masa tumoral que no pintaba bien. Eso fue un jueves y el lunes ya me estaban haciendo mamografía, ecografía y biopsia. A los veinte días, después de cuarenta mil pruebas, empecé la quimioterapia.

—¿Cómo es ese momento?

—Mi miedo era que no hubiera un tratamiento para mí, por haber tardado tanto en detectarlo. Pensaba que los médicos me iban a decir que estaba desahuciada.

—Qué duro eso.

—Así que lloré de emoción cuando me dijeron que sí había un tratamiento para mí.

—Fue todo bastante rápido.

—Y todo por el Sergas. Yo no puedo hablar mal de la sanidad pública, al contrario. Me hicieron todas las pruebas en 20 días. Fui el día 7 por urgencias y el 26 me estaban dando mi primera quimio.

—¿Qué tratamiento sigue?

—No me han operado, primero me dieron radio y llevo 12 sesiones de quimioterapia. Según la oncóloga, es un tratamiento muy efectivo porque va combinado con inmunoterapia. Lo tenía un poco extendido por el hígado (que ya no me queda casi nada) y tengo alguna vértebra tocada. A mí me empezó todo con mucho dolor de espalda. Tanto el bulto en el cuello como en el pecho se me desinflamaron a la primera sesión.

—¿Cómo lo lleva?

—Las analíticas salen bien, los valores tumorales están bajando y por ahora me siento bien. Estoy de baja, pero deseando volver a trabajar. La palabra cáncer no significa que se acaba todo, los tratamientos han avanzado y vamos a dar mucha guerra.

—¿Y los efectos secundarios?

—En mi caso son mínimos y puntuales. Tengo los dedos dormidos, está el tema del cansancio, el pelo, las uñas, la diarrea en las primeras sesiones... Pero es que ojalá fuera solo eso. Yo me siento afortunada, primero por la gran rapidez con la que han actuado conmigo en la sanidad pública y segundo, por como lo estoy llevando. Voy a por todas.

—La veo con la moral bien arriba.

—Totalmente. En fitboxing hacemos puntuaciones de 100, que es lo máximo, ¿no? ¡Pues yo voy a por el doble 100! Creo que la actitud es lo más importante. Siempre estoy deseando que lleguen los martes para ir a la quimio, porque allí siento que me estoy curando.

Fitboxing: Tania trabaja en el gimnasio Brooklyn de A Coruña. Sus jefes la apoyan al máximo y se han sumado a su recogida solidaria de pañuelos para las pacientes de quimioterapia del materno. Se pueden donar durante esta semana en cualquiera de sus centros: Payo Gómez, 11 y avenida Fisterra, 265 E (Ventorrillo).

«La caída del pelo es la parte más visible del cáncer de mama y te hace más vulnerable»

Su vida dio un vuelco cuando el pasado mes de julio le encontraron un tumor en el pecho. «Desde ese día, mi vida cambió», explica Tania Casal.

—¿Por qué los pañuelos?

—La parte más visible de un cáncer es la caída del pelo y para muchas mujeres es un shock.

—¿Lo hace todo más difícil?

—Y te hacer perder la autoestima, te sientes más vulnerable... Voy todas las semanas al materno para ponerme mi tratamiento y, como yo, muchas mujeres. Todas llevamos el pañuelito.

—Es un símbolo ya.

—Por eso pensé en organizar una recogida solidaria de pañuelos, tanto usados como nuevos.

—¿A dónde irán destinados?

—Quiero donarlos al hospital de día. Se lo propuse y les pareció fantástico. Con cada tratamiento, (que nos lo traen en unas bandejitas), la idea es ponerles a cada una de mis compis de batalla un pañuelo de regalo. Me apetecía mucho hacer eso.

—En su gimnasio la apoyaron y han decidido ir más allá.

—Sí, cuando se lo dije, enseguida se sumaron a la iniciativa para poder llegar a más gente. Además, van a donar dos euros con cada clase de prueba gratis para la investigación en cáncer de mama.

—Es una iniciativa preciosa y por una buena causa. El miércoles es el Día Contra el Cáncer de Mama.

—Me lo han descubierto y vamos a por ello, pero yo tardé mucho en detectarlo y siempre pensaba que quizás ya no habría un tratamiento para mí. Si hubiera ido antes al médico...

—Ojalá que gane este combate.

—Me empezaron diciendo nueve meses de quimio, y ahora la oncóloga ya me habla de entre seis y nueve. Desde luego, no voy a dejar que sean nueve si pueden ser seis.