Ismael Lemais y La Kiskillosa: «Una carcajada en directo no se cambia por nada, al subir un vídeo solo ves números»

La Voz

A CORUÑA CIUDAD

Ruben Aivar

Recala este viernes en Santiago y el sábado en A Coruña con el dúo que forma con Isa Díaz, la Kiskillosa

13 oct 2022 . Actualizado a las 22:30 h.

Esta semana llega por primera vez a los escenarios gallegos el dúo de cómicos sevillanos formado por Ismael Lemais e Isabel Díaz, la Kiskillosa, que primero empezaron triunfando en la red con sus vídeos. Ofrecerán este viernes en Santiago (21.00 horas, Auditorio Abanca) y el sábado en A Coruña (20.00 horas, Sede Afundación) su espectáculo «Cómo conocí a mi suegra», en el que realizan una divertida parodia de lo que viven como pareja. «Está teniendo muy buena acogida el espectáculo y espero que la gente salga de ahí contenta, igual que en otros sitios», afirma Ismael Lemais. Ambos están encantados de este debut en Galicia: «Fuimos de vacaciones este verano y volvimos más enamorados de la gente gallega».

—¿Cómo se gesta «Cómo conocí a mi suegra»?

Nosotros empezamos a hacer show en bares. Después, de bar en bar y de teatro en teatro, ha ido evolucionando y ha llegado a lo que tenemos ahora. Al principio, el show principal eran los vídeos que hacíamos en ese momento, pero, cuando fuimos avanzando, hemos añadido historias nuevas. Además de basarnos en nuestros vídeos, en el show hay mucha parte que es improvisación, entonces evoluciona mucho.

—¿Son siempre sus propias experiencias o también miran a amigos y otras personas?

—Fundamentalmente partimos de las cosas que nos pasan a nosotros, pero también es cierto que cuando vienen amigos a casa y nos cuentan alguna historia, decimos: «Esto hay que contarlo». Pero, principalmente, nos basamos en lo que nos sucede a nosotros y lo llevamos al límite para que sea más gracioso.

—¿Cómo eligen las anécdotas?

—Lo que hacemos es llevar un bloc de notas en el móvil. Entonces, siempre que nos pasa algo, estemos en casa o no, apuntamos la situación. Después, vemos que ideas tenemos escritas y sobre ello nos ponemos grabar.

—¿Qué nunca llevarán al escenario sobre esa relación de pareja? ¿Tienen alguna línea roja?

—Buah. (Ríe). Como mucha parte del espectáculo es improvisación y, al final, la improvisación está marcada por tus vivencias... (Ríe) Entonces, hemos dicho muchas cosas que pensábamos que no íbamos a hablar de eso en público. En alguna actuación que otra han salido piques que tenemos. En un principio decíamos de no compartir la vida privada, pero, al final, salen detallitos (ríe).

—Todo empezó con vídeos en la red. ¿Es muy complicado transformar ese lenguaje para llevarlo al escenario?

—Sí, por supuesto. Es otra forma de contarlo. En internet hay una forma de contar las cosas, que no tiene nada que ver al pasarlo a directo. Al principio, todo es muy raro porque tú tienes una trayectoria de unos vídeos y, cuando llegas a la primera actuación, la gente espera un cierto nivel tuyo. Cuando empezamos con las actuaciones, hace más de tres años, eramos novatos en eso. Es difícil dar el salto primero, después aprender cómo se actúa y, finalmente, escribir un texto y que funcione. Ahora, ya sabemos lo que le va gustando a la gente y tenemos una experiencia que no teníamos cuando empezamos.

—¿Qué gusta más: un «like» o una carcajada del público?

—¡Pues ya me dirás! Desde que probamos el teatro, al final, estamos haciendo vídeos para poder dedicarnos al teatro. Una carcajada o un aplauso en directo no se cambia por nada, es una sensación brutal que te recorre el cuerpo; en cambio, cuando subes un vídeo, lo único que ves son números. Te alegran porque va bien el vídeo, pero es que cuando se ríen en directo, yo siento más que eso ha gustado que un número que pueda aparecer en internet.