Un menor, trasplantado en A Coruña tras dos meses conectado a un corazón artificial en la uci del materno
A CORUÑA CIUDAD
Es la primera vez en España que se aplica la técnica de asistencia ventricular mínimamente invasiva en población infantil. Carlos Velasco, cirujano cardíaco que lo intervino: «Lo peor fue la espera»
11 oct 2022 . Actualizado a las 18:28 h.Un adolescente de 14 años ha recibido el alta en A Coruña del primer trasplante cardíaco infantil practicado en España después de dos meses conectado a una técnica mínimamente invasiva de asistencia ventricular o corazón artificial. La intervención fue realizada en la madrugada del pasado 7 de septiembre por el equipo médico del Hospital Teresa Herrera de A Coruña, el materno del Chuac, después de que el muchacho, que viven en otra comunidad, sufriese un síncope en plena calle cuando se encontraba de vacaciones en Vigo.
El hospital público de A Coruña se convierte así en el primero, de los seis que hay en España con programa de trasplante cardíaco infantil, en abordar una intervención de estas características al implantar una asistencia ventricular mínimamente invasiva para sustituir la función del corazón en condiciones óptimas mientras no aparecía un órgano. El adolescente permaneció dos meses en la uci conectado al corazón artificial antes de poder recibir el órgano de un donante.
Para implantar esa asistencia ventricular puente al trasplante, los cirujanos cardíacos realizaron una pequeña incisión en el lateral izquierdo del tórax del chaval, localizaron la punta de su corazón y le introdujeron una cánula por la que extraer la sangre del paciente y, posteriormente, a través de una punción en la arteria femoral, devolverla al torrente sanguíneo a la presión idónea y adecuada para permitir una correcta perfusión de sus órganos.
Cuando el chico se desplomó en la calle en Vigo, fue llevado de urgencia al hospital con una disfunción ventricular que provocó una insuficiencia cardíaca aguda. Dado su estado, fue trasladado a A Coruña para implantarle el dispositivo puente. Entró en urgencia 0 para el trasplante, con prioridad absoluta para recibir el primer órgano compatible que apareciese en todo el territorio nacional, y permaneció dos meses ingresado en la uci pediátrica del hospital coruñés hasta que, finalmente, surgió un donante y pudo ser trasplantado. Diez días después de la operación para ponerle el recambio vital, fue dado de alta del materno de A Coruña, ya que su seguimiento y evolución se realiza de manera ambulatoria.
Al tratarse de un enfermo de otra comunidad autónoma, el Chuac activó el protocolo del Hogar de Corazones, un programa financiado por la Fundación María José Jove para facilitar el alojamiento de sus familiares sin coste alguno en los hoteles de la ciudad destinados a este fin.
La técnica mínimamente invasiva de asistencia ventricular que se ha utilizado en este caso ya había sido aplicada por el equipo coruñés, pero en pacientes adultos con problemas cardíacos graves a la espera de un órgano para facilitar su llegada al trasplante en condiciones óptimas. La experiencia acumulada en población de mayor edad permitió abordar la técnica con garantías en el menor.
Carlos Velasco, cirujano cardíaco que realizó el trasplante : «Lo peor fue la espera»
«Confiábamos en que apareciese un corazón en una semana o diez días, pero pasaron dos meses», destaca uno de los médicos que participó en la pionera intervención
«A veces a mí también me sigue sorprendiendo, todavía me llama la atención cómo puede responder el cuerpo humano», considera Carlos Velasco, uno de los cirujanos cardíacos que intervino al pequeño en el Hospital Teresa Herrera de A Coruña, el materno del Chuac. El especialista no oculta la alegría de todo el equipo por el feliz desenlace, ya que en esta ocasión la donación se hizo mucho de rogar. Cuando lo conectaron al dispositivo de asistencia ventricular, un jueves, «esperábamos que incluso en ese mismo fin de semana apareciese un órgano, pero pasaron dos meses». «No, yo no definiría el caso como complicado, lo difícil fue decidir simplificarlo todo», explica sobre el paso adelante dado al atreverse a utilizar una técnica nunca empleada antes para intervenir a un niño y colocarle un dispositivo de asistencia ventricular o corazón artificial.
El paciente nació con un problema en el corazón, una miocardiopatía dilatada que, en definitiva, se traduce en que el músculo va perdiendo fuerza y no es capaz de latir. Por el esfuerzo, se va haciendo cada vez más grande. Pese a ello, «el niño estaba clínicamente estable, hacía una vida normal, con los controles médicos periódicos en su centro de referencia, pero hacía una vida como la de cualquier otro chaval de su edad», señala.
Ocurrió cuando estaba de vacaciones
Tan normalizada era la situación que la familia decidió viajar a Galicia. En el primer día de vacaciones, después de comer, sufrió el síncope y se desplomó. Lo trasladaron rápidamente al hospital de Vigo, y de allí al de A Coruña, donde se encuentra el servicio de referencia en cirugía cardíaca infantil. «La situación era irreversible; aquí valoramos trasladarlo a su hospital de referencia, pero a las 12 horas empeoró y tuvimos que dar un paso más, tuvimos que ponerle un dispositivo de asistencia ventricular izquierda», relata. Incluso en esa situación volvieron a plantearse el desplazamiento a su comunidad, «pero no podíamos por la inestabilidad, era un viaje muy largo en ambulancia con un dispositivo, era peligroso y los padres confiaron en nosotros».
En pacientes en los que se prevé que la espera no va a ser larga se utilizan estos dispositivos como una terapia puente a la espera al trasplante. Funciona «exactamente igual», recalca, que el corazón mecánico completo. La diferencia es que este último «puede convertirse en una terapia definitiva, sin llegar a trasplantar», puntualiza, y suele ser una última opción en adultos a los que, por diferentes causas, no se les puede implantar un órgano. «Por lo demás, la asistencia ventricular es lo mismo, funciona igual: saca la sangre del paciente y la devuelve al cuerpo a la presión idónea para que llegue a todo el organismo». Existían además otras razones de peso para atreverse con una técnica mínimamente invasiva para conectarlo al dispositivo: «Para que pudiera estar despierto, con fisioterapia, no totalmente dormido, realizando cierta actividad, limitada pero alguna y llegar en las mejores condiciones posibles al trasplante».
A ello sumaban también la ventaja de que, con una intervención menos agresiva, la segunda operación, que siempre es más compleja, no se complicase aún más con adherencias y cicatrices de mayor tamaño. «El riesgo de sangrado existe, de hemorragias incluso con riesgo vital, pero siempre se complica más el trasplante por las adherencias y suturas previas si has operado antes en la misma zona, en este caso no había una esternotomía previa (separación del esternón); en el hospital teníamos mucha experiencia con este dispositivo para evitar complicaciones en adultos y valoramos replicarlo con este paciente, que podía encajar. Llamamos incluso a otros hospitales con experiencia y nos dijeron que nunca lo habían hecho, pero que lo consideraban una buena opción y decidimos hacer el implante de la asistencia de esta forma porque facilitaba el trasplante posterior y, además, porque el despertar para el paciente es mejor, con menos dolor, se extuba antes…», detalla En el Chuac, de hecho, «en adultos se han puesto muchos, ahora prácticamente el 80-90 % de los trasplantes se hacen ya con estos dispositivos», recalca. Calcula que ya acumulan más de medio centenar de casos con una técnica que «todavía no es la estándar en España».
Una espera que se dilató
«Confiábamos en que la espera fuera como mucho de una semana o diez días, pero la verdad es que cada vez se alargan más; este fue un verano con pocos trasplantes en general, un paciente similar hace unos años estaría en lista de espera 24 horas», apunta Velasco sobre la necesidad de seguir sensibilizando acerca de la donación. Eso a pesar de que casi de forma inmediata el muchacho entró en lo que se denomina urgencia 0 para el trasplante, una clasificación que determina la prioridad a la hora de distribuir las donaciones en todo el territorio nacional. «Inicialmente había otros dos niños por delante, pero a los 15-20 días ya pasó a ser el número 1 de la lista en toda España».
El muchacho estuvo dos meses en la uci acompañado por sus padres. «Lo más duro es la espera, más cuando es una familia de fuera, con más hijos, con lo que eso supone; el chaval tuvo bastantes momentos malos, pero la calidad humana del personal de la uci es increíble, y tenemos también un gabinete psicológico, tanto para los padres como para el paciente», subraya el cirujano. Por su experiencia con otros enfermos, sabe que «son situaciones en las que las familias no son plenamente conscientes hasta que llega el momento crítico: el niño tiene una enfermedad importante, pero va cumpliendo años, hace una vida normal… la enfermedad está ahí pero se va normalizando y cuando llega el momento, llega el bajón psicológico», explica.
«Él era totalmente consciente de la situación, pasó por una lucha psicológica importante, se le intentó animar, la familia se volcó, vinieron a verlo sus hermanos… ¡Hasta David Bisbal le envió un vídeo de ánimo! Pero sí, él tenía sensación de peligro», reconoce el doctor Velasco. Permanecer en una uci tanto tiempo conectado al dispositivo, encamado y sin poder sentarse ni prácticamente moverse de cintura para abajo por el peligro de que las cánulas del dispositivo se saliesen «no es nada fácil -añade-; al final ya estaba un poco más animado porque sabía que el trasplante era lo que le iba a dar fuerza y le iba a permitir llevar una vida mejor». Los fisioterapeutas hicieron todo lo posible para ejercitar en lo posible al niño y que no perdiese todo el tono muscular y, por fin, el 7 de septiembre apareció un corazón.
«Habíamos tenido alguna oferta anterior, pero eran corazones que no eran óptimos para implantar a un niño, de pacientes muy mayores y que no estaban en situación para trasplantar a una persona tan joven», aclara el especialista. Como siempre sucede en estos casos, la cruz de la moneda tenía el rostro de otro muchacho, de edad y peso similar. El donante «era de fuera de la comunidad», se limita a decir para preservar también esa debida confidencialidad y respeto.
Éxito en la cirugía
«El trasplante fue perfecto, fue una cirugía fácil para nosotros precisamente porque no habíamos abierto antes el esternón para ponerle la asistencia». Lo desconectaron del dispositivo, lo conectaron a la máquina de corazón-pulmón que se utiliza en el quirófano para suplir las funciones mientras se implanta el nuevo corazón y se pusieron a operar. «Lo más complicado fue controlar el sangrado, pero el corazón que nos vino se comportó muy bien», resume. «Todo fue sin incidencias». Antes de las 24 horas, despertaron al niño. «Enseguida nos pidió que le quitásemos el tubo, nos hacía gestos… la verdad es que no veía el momento», dice el cirujano.
Estuvo ingresado diez días de posoperatorio, aunque se recomendó a la familia que permaneciese un tiempo en la ciudad para realizar los controles. Ahora, están solo pendientes de una segunda biopsia de control. «El niño está perfecto, excepto por la cicatriz no se le notaría que está trasplantado. Ya pudo caminar cuando le quitamos la máquina, algo que nos preocupaba después de haber estado tanto tiempo encamado, pero se levantó y caminó».
Pasado todo este tiempo, confiesa el cirujano que todo el equipo respiró cuando apareció un donante. «Estas cosas te generan mucha preocupación mientras no llega un órgano porque el niño está conectado y depende de una máquina, puede haber un deterioro, que es lo que intentas evitar. Estábamos todos muy preocupados, sobre todo la familia obviamente… Fue un alivio que surgiese el corazón».
Ahora, a punto de la vuelta a la normalidad, Velasco cree que «el éxito de este procedimiento fue apostar por simplificar, por utilizar una técnica para colocar el dispositivo que hizo luego más sencillo el trasplante; cuando se simplifican las cosas todo es más sencillo y suele ir mejor», concluye.