Desde el centro de salud de Miño: «Esperamos el cuarto médico como agua de mayo»

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

El enfermero Boris Viña, los médicos de familia Cristina Oves y  Francisco Freixeiro, la pediatra Esther Novoa y María Angustias, personal de servicios, son parte del equipo del centro de salud de Miño.
El enfermero Boris Viña, los médicos de familia Cristina Oves y Francisco Freixeiro, la pediatra Esther Novoa y María Angustias, personal de servicios, son parte del equipo del centro de salud de Miño.

La atención primaria afronta el verano con casi el doble de población a asistir por la afluencia de turistas que pasan las vacaciones en este municipio costero de A Coruña

06 ago 2022 . Actualizado a las 15:49 h.

La llegada del verano da una vuelta de tuerca más a la exigida atención primaria, sobre todo en aquellas zonas de atractivo turístico donde la población, y por tanto la demanda de asistencia médica, se dispara. Ese es el caso de Miño, uno de los municipios costeros de A Coruña con mayor tirón entre los visitantes. En su centro de salud trabaja el doctor Francisco Freixeiro Caamaño (A Coruña, 1960) desde hace un par de años. Antes fue de los médicos que emigró durante casi una década a Portugal y también ejerció en el ambulatorio de Carballo durante dos años y estuvo nueve en el de Arteixo.

—¿Es muy diferente ser médico de primaria en Miño de serlo en Arteixo?

—No, no. No es muy diferente porque a pesar de que aparentemente son distintos, los dos tienen un problema, que es la abundancia de gente que viene de fuera. En Arteixo, el polígono industrial, con Inditex, mueve mucha gente, mucho transeúnte. Desde el camionero que llega de Algeciras hasta el vecino que vive en Culleredo pero trabaja en Sabón y al salir de su turno se acerca con algún problema de salud.

—En Miño eso sucede en verano, ¿no?

—Miño tiene dos problemas. La población creció mucho en los últimos cinco o seis años. Hay 700 o 800 personas más solo de residentes, entre ellos yo mismo. Además, en verano viene muchísima gente de la zona de Lugo, de Ponferrada… y de Madrid. Casi se duplica la población. Si estamos censados sobre 6.400 en el municipio, en verano pasamos de 11.000. Y además en Miño tenemos muchos cámpings, con gente que no tiene casa aquí pero van y vienen, mucho paciente itinerante.

—¿Cómo lo afrontan? ¿Tienen refuerzos?

—Lo vamos llevando como podemos, es lo que nos ha tocado. Ya durante el invierno tenemos exceso de pacientes. Además de una pediatra, que también anda bastante apurada porque atiende todos los niños de Miño, Vilarmaior y Paderne, somos tres médicos de familia y nuestros cupos son de 1.700 pacientes cada uno, cuando la media es de 1.400. Vilarmaior tiene poco más de mil, y Paderne,ídem. Entre dos médicos el cupo es mucho menor. Aquí crecimos mucho. Estamos esperando el cuarto médico como agua de mayo. Antes había sustituciones en verano y ahora no. A veces se quedan dos y se consigue alguna prolongación de apoyo, pero son 3 o 4 horas. Y nosotros tenemos que cubrir las urgencias. Ahora mismo hacemos prolongaciones de tarde a puerta cerrada, para intentar que la lista de espera no se dispare. Y en verano tenemos solo una enfermera, ya que la otra está de vacaciones y la de pediatría está de baja.. Necesitamos también una tercera enfermera general más, tenemos dos y una de pediatría. Nos envían profesionales para prolongar, pero no a tiempo completo y no todos los días, cuando hay disponibilidad, claro

—¿Por escasez de profesionales?

—No hay médicos. En principio, las listas de contratación están a cero, nos dicen. Si bien es cierto que durante muchos años se abusó de los contratos precarios y la gente se buscó salidas en otros lados, y además tenemos competencia dentro de nuestra propia empresa. Porque si a ti te ofrecen un contrato de 2 o 5 días, con los fines de semana al aire, y en otro destino de tu misma empresa te ofrecen contratarte por seis meses… Tienes la mala costumbre de comer todos los días. Sea como sea, por las razones que sean ahora no hay gente para conseguir de apoyo. Y así estamos. Pero poco a poco también hemos ido creciendo. Ya tenemos una farmacéutica en el centro de salud que antes no teníamos. Antes la gente de Miño, Vilarmaior y Paderne tenía que ir a Sada, pero desde hace un par de meses ya hay farmacéutica propia.. Y próximamente, una de las 106 plazas de facultativos convocadas en Galicia es para aquí. Contaremos con un cuarto médico a partir de septiembre-octubre. El verano lo vamos a pasar a pelo, pero seremos uno más pronto. Hacemos lo que podemos y vamos a intentar en lo posible que la gente no resulte muy afectada. Voy a aprovechar para pedir responsabilidad a la gente.

—¿A qué se refiere?

—Hoy mismo, esta mañana, solo en mi cupo me han faltado seis pacientes con cita. Eso hace que tú, que necesitas que te vea porque consideras que te paso algo urgente, entras en Internet y resulta que no hay hueco, no te dan cita hasta dentro de una semana. Y te plantas en urgencias.

—¿En cuánto está la espera ahora mismo?

—Ahora mismo estamos en una semana, más o menos, para consulta normal. Las urgencias o problemas como el covid, que hay que hacer test, se les hace un hueco en el día como sea. Pero lo que no tiene sentido es que estés en casa esperando a que llame por una receta y como pasa de la hora, te presentes aquí. A veces, a las 4 o las 5 de la tarde estoy con llamadas y me pasa. Esto es lo que es y todos debemos colaborar para que no vaya a peor. Digo responsabilidad porque eso de una urgencia es una receta, cuando sabías desde hace una semana que se te acababan… hay que ser un poco previsores. Y hay que concienciarse de los tiempos en los que estamos. La accesibilidad a la sanidad pública sigue siendo total, pero ahora mismo no puedes pretender que se te atienda ya, ahora, por algo que en realidad no es urgente. No sabemos en qué época se perdió aquella educación sanitaria que tenían las abuelas, que primero probaban con la leche con miel o con una aspirina antes de ir al médico. Ahora con media hora de dolor de cabeza hay gente que se planta aquí y quiere que la veas ya, de inmediato. Tiene que ser ya. O el caso de… ¿cómo puede ser que lo primero que hagas en tu primer día de vacaciones sea ir al centro de salud porque te olvidaste las recetas en Madrid? ¡Si lo pueden hacer llamando a su médico y les es más fácil, que yo no tengo acceso a su historia clínica y antes de nada tengo que historiarlo! A los que conoces de aquí ya sabes a lo que vienen y qué toman, pero a los de fuera…

—¿Eso antes no pasaba?

—No. Había más respeto, y no me refiero a que te traten de excelentísimo doctor, no. Hablo de respeto a tu trabajo. Se ha perdido esa educación, salvo en la población mayor. Creo que es una cuestión social, lo quiero todo ya y ahora, sin esperar. Anteayer llamó por teléfono una persona a las 13.45 horas con síntomas banales, dolor de garganta. Yo tenía gente esperando y le dijeron que lo llamaría. Lo hice a las tres de la tarde, pero ya estaba en las Urgencias de Betanzos, a 10 kilómetros de aquí. Un poco de paciencia, por favor. No es solo el covid, es también una cuestión de responsabilidad. Ya no es que haya falta de médicos, es que sería inasumible tener médicos sin hacer nada esperando a que tú te pongas enfermo. Después también te encuentras todo lo contrario, gente que espera demasiado, sobre todo los mayores. Hoy mismo vi a un señor con un absceso que ¡hombre de Dios! tendría que haber venido hace un mes .. Sí, nos falta aquel sentido común que tenían nuestras abuelas. Tenemos móviles de 1.500 euros pero no entendemos un termómetro o ni siquiera lo tenemos.

—En vacaciones, ¿la patología que se consulta es distinta?

—Ahora mismo, en pleno julio, estamos viendo gente con gripe, gripe,. no covid. El uso de mascarillas la frenó, pero ahora al retirarse… Y luego la patología varía, en invierno tenemos más enfermos crónicos y en verano, más agudos, lo que te desconcierta. Ayer tuve 17 consultas forzadas, no podían esperar. Y en verano hay muchas más emergencias, a las que salimos nosotros. Dejamos la consulta como esté y salimos a la carretera a ver el accidente, a un dolor torácico, o a la playa si hay un problema… Dos o tres veces por la semana lo dejas todo tal cual está y arrancas para una urgencia. No es la primera vez que dejo a una señora en la consulta. Y cuando vuelves, a la hora y media, sigue allí sentada. Eso es diferente para el especialista del hospital, que tiene su lista de pacientes y punto.

—¿E intoxicaciones alimentarias?

—Si, en verano hay más, ¿por qué? Por ejemplo, si hay toxina en la ría, hay gente que anda por las piedras cogiendo ostras, mejillones del banco de los mariscadores… Mañana o pasado tiene vómitos o diarrea y tú le preguntas ¿qué comió usted? Te dicen que nada, que estaba fresco. Fresco sí, pero sin depurar. Luego también tenemos la gente que se tumba al sol y se quema, o se deshidrata cuando está tomando medicación para el corazón y tiene un síncope, algo muy propio de la época de calor. Y picaduras de insecto. Porque ahora cualquier bicho que te pique es una velutina y es una urgencia. Y luego vemos las caídas típicas que en invierno como llevas pantalón largo no te rascas la rodilla ni te cortas. Muchas veces es una simple escoriación, vienen a que le laven la herida y a que le pongamos una tirita. Tampoco creo que estemos para eso. Es como si al arquitecto lo pones a hacer la masa de cemento. Para limpiar una herida no es necesario venir al centro de salud.