El narcopiso de la calle San José, en A Coruña, se traslada al callejón Pintor Román Navarro

Almudena Santos A CORUÑA/ LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

El aumento de los drogadictos, que entran y salen constantemente del inmueble, genera inseguridad entre los vecinos del barrio

30 jun 2022 . Actualizado a las 10:17 h.

Hace unos años llegó al bajo situado en la calle San José número 5, en el barrio coruñés de Monte Alto, un grupo de personas dedicado a la venta de drogas. El negocio fue creciendo poco a poco y los estragos en el barrio se hicieron evidentes. «Aumentó considerablemente la presencia de drogadictos por las calles», explicó un vecino. «Entraba y salía gente constantemente», añadió. De hecho, la Policía Nacional llevó a cabo hace unas semanas una redada antidroga en el inmueble. Sin embargo, no acabó con el problema, según apuntan las personas que viven en la zona.

«Sigue habiendo mucho trapicheo», explicaba el martes por la mañana José Luis Boado, presidente de la Asociación de Vecinos y Comerciantes de Monte Alto. Sin embargo, ese mismo día por la tarde ocurrió algo que dejó atónitos a los vecinos de la zona. «Nadie se lo esperaba», indicó una residente. Las personas que residían en ese piso de la calle San José comenzaron a sacar los muebles del interior para poner unos nuevos. Posteriormente, bajaron las persianas de la vivienda y no se ha vuelto a ver a nadie entrar ni salir de allí. «Normalmente olía a cerrado, pero ayer se podía ver a través de la ventana que había mobiliario nuevo y estaba todo limpio», indicaron.

Aunque algunos cantaron victoria, lo cierto es que los supuestos traficantes de drogas ya han encontrado un nuevo lugar desde el que operar. «Lo más probable es que se fueran porque estaban muy controlados por la Policía Nacional», aseguró un comerciante. Y es que la presencia de estos agentes en la zona ha crecido en las últimas semanas. Al ser un hecho tan reciente, muchas personas no conocían el nuevo paradero. «Han desaparecido y no sé a dónde se han ido ni el porqué», dijo la dueña de un local. «Durante el martes, estuvieron cargando coches con bolsas y desde por la tarde ya no están».

Sin embargo, los vecinos apuntan a que ahora se encuentra en el callejón Pintor Román Navarro. Se identifica fácilmente porque en la puerta suele haber una silla de ruedas, que pertenece a una de las personas del grupo, a la que le falta una pierna. «Han okupado un nuevo piso para usarlo como punto de venta», indicó un comerciante. Cada día, a primera hora, una furgoneta reparte el material que van a comercializar. No es la única parada que hace. «Treinta metros más arriba de donde está Debén hay otro que pertenece al mismo grupo», asegura un residente.

Aunque la mayor parte de los clientes son hombres, «hay todo tipo de gente». «Hemos llegado a ver a una pareja de menos de veinte años que entraba en el piso y se iba al callejón de al lado— travesía San José— a fumar». Es una perpendicular a la del narcopiso y a la que iba mucha gente a consumir. Según los vecinos, se vende «heroína o micras de cocaína para fumar en papel de aluminio». «Por el momento no hemos visto ninguna jeringuilla», añadieron.

Los comerciantes se organizan con un grupo de Whatsapp para evitar hurtos

Una de las consecuencias directas del narcopiso es el aumento de hurtos en los negocios. «Desde que se instaló este punto de venta de drogas ha crecido el número de robos», apuntó José Luis Boado. La presencia de drogadictos por las calles del barrio se ha incrementado, y «suelen ser los autores de este tipo de sucesos». «La mayor parte de los comercios que de la calle de la Torre han sufrido algún intento de hurto», comentó una vendedora de una tienda de ropa.

Hace aproximadamente un mes, en un supermercado situado en la calle Orillamar entró una chica, que era clienta del narcopiso de la calle San José con un cuchillo en la mano, amenazando a una de las cajeras. Al no conseguir su objetivo, huyó del lugar, aunque finalmente fue detenida por agentes de la policía. Además, hace una semana en la calle Ponte Anido, una joven sufrió un fuerte empujón. «Un yonki estaba intentando robarle el teléfono móvil», explicó un vecino. Al no conseguirlo, decidió dejar el lugar, aunque fue interceptado más tarde por los agentes en la avenida de Navarra.

Como consecuencia de esta situación de «inseguridad», algunos comerciantes de la zona crearon un grupo de Whatsapp. En él, se informa sobre los intentos de hurto que sufren o el lugar en el que se encuentran los supuestos ladrones. «El objetivo es tener controlada a la persona y evitar que intente robar en otros establecimientos», indicó uno de los miembros del grupo.

Inseguridad en las calles de Monte Alto

El problema del narcopiso tiene otro tipo de consecuencias. Entre ellas se encuentra el aumento de toxicómanos, que «piden dinero en la calle con una actitud amenazante y agresiva», relata José Luis Boado. «No es una situación agradable para nadie», añade. Y es que, en ocasiones, se acercan a las terrazas de los bares de la zona para pedir un cigarro. La reacción no es nada pacífica, puesto que muchas veces se meten la mano en el bolsillo para simular que van a sacar un cuchillo.