El Hospital A Coruña recuperará hígados para trasplantar con una máquina que los hace «respirar»

R.Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Máquina de perfusión para recuperar hígados para trasplantar en el Hospital Universitario A Coruña (Chuac)
Máquina de perfusión para recuperar hígados para trasplantar en el Hospital Universitario A Coruña (Chuac) F.F.

El dispositivo de perfusión recrea las condiciones para que el órgano sobreviva e incluso mejore fuera del organismo hasta el momento de implantarlo en otra persona. La tecnología evitará descartar donaciones dudosas

13 jul 2022 . Actualizado a las 10:46 h.

El Hospital Universitario A Coruña (Chuac) acaba de incorporar una máquina de perfusión, la primera de Galicia, que imita la función que realiza el cuerpo humano y recrea las condiciones ideales para que un hígado sobreviva fuera del organismo e incluso mejore sus condiciones para ser trasplantado.

Javier Aguirrezabalaga, cirujano general y miembro del equipo de trasplante hepático del centro coruñés, explica que hasta ahora el hígado, una vez extraído del cuerpo del donante, podía almacenarse de forma segura durante unas pocas horas, aproximadamente doce, en lo que se denomina tiempo de isquemia fría después de «lavarlo por dentro y guardarlo en una bolsita en una solución de preservación» a cuatro grados de temperatura. Con esta nueva tecnología, los hígados «dudosos» en cuanto a su validez pueden mantenerse en mejores condiciones, evitando los daños habituales que pueden producirse desde que el órgano es extraído del donante hasta que se implanta en el receptor.

La relevancia de contar con el nuevo dispositivo de perfusión es que «vamos a poder aprovechar órganos que hasta ahora se descartaban», recalca, es decir, se incrementará la bolsa de hígados disponibles y, por tanto, las oportunidades vitales para quienes están a la espera de un trasplante hepático, ya que la máquina permite optimizar aquellos que llegan en peores condiciones y cuya utilización podría condicionar el resultado.  

«El órgano no deja de sufrir un daño»

«El método que utilizábamos hasta ahora ha funcionado muy bien, va muy bien», insiste Aguirrezabalaga, aunque en esa ventana de tiempo «el órgano no deja de sufrir un daño, porque está sin sangre, ni oxígeno y las células están sufriendo pese a que se le añaden sustancias para atenuar ese sufrimiento». El estado en el que llegue al trasplante condiciona una cascada de reacciones «cuando lo metes en el receptor», algo que «no ocasiona ningún problema con órganos óptimos». Sin embargo, «cada vez tenemos menos donantes óptimos, afortunadamente, porque significa que no se muere tanta gente joven». Dado que los donantes son cada vez más añosos, generalmente por encima de los 65, contar con un sistema de preservación más avanzado «permite optimizarlos, por lo que el trasplante va a ir mejor y vamos a poder utilizar más hígados».

La VitaSmart funciona «como una bomba», describe, de modo que infunde de forma constante al hígado no solo una solución de preservación «modificada y mejorada», sino que, además, también lo oxigena. «Tiene como un respirador, es como si el hígado respirase y se hace circular por el interior de manera continua, a ritmo pulsátil como si fuera el corazón, una serie de componentes y nutrientes que minimizan los daños de la isquemia fría», describe. «El hígado arranca mejor, arranca antes, con menos problemas y, además, probablemente el órgano que antes descartamos por dudas sobre su viabilidad, ahora lo podremos implantar».

Máquina de perfusión de órganos para trasplante en el Congreso Nacional de Cirugía de A Coruña, en Palexco
Máquina de perfusión de órganos para trasplante en el Congreso Nacional de Cirugía de A Coruña, en Palexco ANGEL MANSO

«Con un par de horitas ya queda totalmente acondicionado»

La solución que se transfunde mientras no se trasplanta «lleva sustancias antioxidantes y también sustancias tampón para que el agua no entre en las células y evitar el edema del órgano, además de precursores energéticos para que cuando se reperfunda ya en el receptor tenga de donde tirar, arranque antes y mantenga el PH», señala el cirujano. Aunque es posible mantenerlo enganchado a la máquina todo el período entre la extracción y el trasplante, «generalmente con un par de horitas ya queda totalmente acondicionado para la operación» y el propio aparato aporta datos sobre el estado en el que se encuentra que permiten evaluar cómo va a funcionar.  

No se atreve Aguirrezabalaga a cuantificar hasta cuánto puede llegar a mejorar un recambio vital, pero subraya la excepcional ayuda que significa contar con la tecnología para recuperar órganos cada vez más habituales, como los procedentes de donantes de más de 75 años que, con cierta frecuencia, tienen grasa en el hígado, son diabéticos y sufren hipertensión, por citar factores muy comunes. «El órgano puede quedar aturdido después de la extracción y de la isquemia fría, y puede tardar un tiempo en funcionar mientras las células no despiertan; lo ves en el receptor, con coagulación prolongada, mayor tendencia al sangrado, que empieza a adquirir una coloración amarillenta… pero si arranca inmediatamente, el paciente mejora rápidamente». 

Pese a la dificultad de cifrar el número de hígados que no se desecharán a partir de ahora, Aguirre alude a un estudio realizado en Inglaterra «con una máquina parecida, no igual», a la que se remitían todos los descartados del país «y llegaron a recuperar la mitad». 

 Otra de las utilidades del nuevo sistema, que en el caso de Galicia no se aplicará, ya que «hay ventana de tiempo suficiente aunque el donante aparezca en Canarias», tiene que ver con la posibilidad de ampliar el tiempo entre la extracción y el trasplante en caso de tener que ir a recoger un órgano a gran distancia. «Es que ya no hay isquemia, con esta máquina el hígado sigue respirando, las células siguen funcionando y se podría prolongar el margen de tiempo entre que lo sacas del donante y lo pones en el receptor», insiste.  

 El Chuac ya contaba con un dispositivo similar pero para los trasplantes de riñón. La nueva incorporación «nos va a ayudar  a seguir mejorando, el hospital sigue esforzándose por ponerse en punta de lanza de los trasplantes», subraya el cirujano. 

El desarrollo de estos equipamientos está experimentando, asegura, un notable avance e incluso ya algunos que trabajan a temperatura corporal y con sangre, aunque «son mucho más complejos, caros y requieren mayor infraestructura», de modo que valora que la VitaSmart, con un coste de unos 60.000 euros, «teniendo en cuenta el coste, la logística y el aprovechamiento, la relación coste-beneficio, es idónea». 

El equipo, que ya la había puesto a prueba a finales del año pasado coincidiendo con el congreso nacional de cirujanos celebrado en A Coruña, acaba de completar el curso de formación y «estamos listos para utilizarlo en cuanto se presente la necesidad». 

En lo que va de año, el Chuac ha realizado un total de 24 trasplantes hepáticos, cifra similar a la de junio del 2021, que se cerró con un total de 51.