Caterina Devesa
El Orzán no es el único barrio en el que los vecinos confiesan problemas para compatibilizar su descanso con la actividad hostelera. En Matogrande, aunque admiten «estar muy lejos» de sufrir los problemas de los vecinos del área próxima a la playa, sí que indican haber puesto quejas a causa de molestias causadas por los bares.
El presidente de la asociación de vecinos de Matogrande, Esteban Velasco, señala que en la actualidad son dos los locales que generan malestar. «Uno de ellos cerró hace unas semanas por ruidos tras la denuncia de uno de los vecinos al que le molestaba la música procedente del local», El motivo de la clausura se debe, según fuentes municipales, a que estuvo abierto fuera de su horario, que no tenía instalado el limitador de sonido y que el propietario no pudo documentar ante los agentes para que tipo de uso tiene licencia. Por su parte, el responsable del establecimiento, el Medusa, situado en la calle Luís Quintas Goyanes, califica de «injusta» la medida y señala que «está arreglando los papeles para poder abrir en las próximas semanas». «Es un restaurante familiar y en la revisión la música provenía de la televisión».