Luis Álvarez Castelo, urólogo: «Si no fuera por el coste, prácticamente todas las cirugías se harían con robot»

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Luis Álvarez Castelo, urólogo de A Coruña especialista en cirugía robótica
Luis Álvarez Castelo, urólogo de A Coruña especialista en cirugía robótica CÉSAR QUIAN

El especialista participará este jueves en la Domus en el ciclo de conferencias de la Fundación CorBi

20 jul 2022 . Actualizado a las 18:53 h.

El doctor Luis Álvarez Castelo ( A Coruña, 1966) es urólogo en excedencia del Chuac y en la actualidad dirige el Instituto Urológico de Tecnología Avanzada del Hospital San Rafael, además de trabajar también en el centro médico Abaton, en el HM Modelo y en el Centro Oncológico de Galicia.«Un robot puede ser su próximo cirujano. El futuro ya ha comenzado» es el título de la conferencia que ofrecerá este jueves (19.30 horas, Domus) dentro del ciclo organizado por la Fundación CorBi con los Museos Científicos Coruñeses y el Muncyt

 —¿De verdad que un robot los va a dejar sin trabajo? 

—De momento no, pero en un futuro... De momento son nuestros asistentes, nuestros esclavos, pero con el avance de la inteligencia artificial y el desarrollo del Big Data es posible que puedan tener un mayor papel en las intervenciones. Hoy por hoy, no. Por ahora son un instrumental, un bisturí muy preciso, porque el robot lo único que hace es reproducir el movimiento de la  mano del cirujano con mayor precisión y reduciendo los temblores. En el futuro, ya veremos. 

—Pero una cosa es reproducir una orden y otra tomar decisiones de por dónde cortar, dónde cauterizar… 

—Estoy planteando la idea, no confirmo ni aseguro nada. Hoy por hoy el que está al mando todavía es el humano. El robot es nuestro aliado o ayudante, o un cirujano virtual… ¿Podrán tomar decisiones? En traumatología ya hay robots que saben por dónde meter un tornillo casi mejor que el cirujano. Otra cosa es en otro tipo de órganos, que son muy variables de una persona a otra. ¡Pero también me parecía imposible que un coche anduviera solo por la carretera! Así que, tardaremos años, pero igual lo vemos. 

—En los últimos años el robot ha ido incorporando no solo volumen de casos, sino también mayor variedad de patología ¿no? 

—Sí, se ha ido abriendo a más especialidades, y dentro de la urología a más intervenciones. Además de la próstata, también operamos riñones, vejigas… Y otros campos, como los cirujanos generales, los torácicos y los ginecólogos, también han comenzado a operar con robots. 

—Desde que empezó su desarrollo, ¿qué evolución ha sufrido la propia tecnología?

—Ahora mismo hay un nuevo modelo de robot que todavía no está autorizado en Europa, está pendiente de licencia, de un solo puerto. Es decir, por una sola incisión se introduce todo el instrumental quirúrgico. Hasta ahora hacemos cuatro pequeños pinchazos, pues ahora se pueden reducir a uno.

—Acabarán operando a distancia.

—¡Ya se opera! Ya se han hecho operaciones de vesícula transatlánticas, con la transmisión de datos con muy poca latencia. Nosotros aquí operamos en el mismo quirófano, nos sentamos ante la consola en el quirófano, pero en Estados Unidos el cirujano está en su despacho. La cirugía la puede hacer incluso un cirujano que esté en otro país. La idea viene de bastante atrás, de los 70-80, de los militares americanos, que pensaron cómo hacer actividad quirúrgica en primera línea de batalla, pero estando ellos en la retaguardia. En aquel momento no se pudo hacer porque la velocidad de los datos era lenta. La latencia ahora, ese lapso desde que el cirujano hace un movimiento hasta que lo repite el robot, ahora es mínima, por eso permite operar a distancia. Hay que tener en cuenta que los robots nuevos van por fibra óptica, antes eran por cable. 

—Usted trabaja en el Hospital San Rafael, pionero en cirugía robótica. 

—Sí, el San Rafael fue el primer hospital de Galicia con cirugía robótica. Fue en el 2014, cuando llegó el primer Da Vinci. Entonces prácticamente solo había otro o un par de ellos en toda España. Ahora mismo ya funciona en cien hospitales del país y en diez en la comunidad gallega. Llevamos más de 200 cirugías y la experiencia es muy buena. A medida que vamos desarrollando más capacidades, los resultados son mejores. 

—La principal ventaja para el paciente es la pronta recuperación, ¿no?

—Los pacientes se recuperan muy rápido. La gran ventaja del robot, que no deja de ser una cirugía mínimamente invasiva, es que sufren menos dolor, sangran menos, incluso estéticamente tienen menos cicatrices, y se recuperan antes, con lo cual pueden volver antes a su trabajo y a su actividad normal. Todo esto se ha ido acelerando, un paciente puede irse a casa en 48 horas, a veces incluso en 24, en función de lo que se opere.  En operaciones de próstata tiene que llevar sonda una semana, pero con un pequeño tumor renal en dos días está en su casa sin nada. De hecho, a veces tenemos que insistirles en que no hagan esfuerzos durante 10 días porque se encuentran tan bien que algunos ya quieren hacer deporte y de todo. 

—¿La próstata sigue siendo la principal intervención con el Da Vinci?

—Sí, pero también hacemos cada vez más tumores en riñón para hacer cirugía conservadora, es decir, dejando el resto del riñón. Antes había que extirparlo entero, pero hoy se puede hacer una cirugía más precisa con  el robot e incluso de tumores más grandes. La siguiente intervención en cuanto a volumen es la de tumores de vejiga, sobre todo cuando hay que hacer una reconstrucción con un trozo de intestino; es una operación muy laboriosa, con muchas suturas, que el robot facilita mucho. Y también hacemos prolapsos de órganos pélvicos, matriz, vejiga… Con la reconstrucción de todo por vía abdominal la recuperación es mejor y son raras las complicaciones que sí se dan con las mallas. 

—¿Perciben un interés creciente por parte de los enfermos?

—Sí, sí. Yo trabajo en la privada y es muy variable el número de operaciones, pero nunca tenemos lista de espera, porque se van programando a medida que llegan los pacientes. La tecnología se ha ido dando a conocer y a medida que se hacen más casos es más fácil que el propio paciente tenga algún conocido y le cuente, saben que pueden recuperarse antes y sí, muchas veces nos preguntan. El problema principal del robot es el precio. En Estados Unidos apenas se hace ya laparoscopia porque el sistema de salud es básicamente privado o de pólizas muy altas, tienen todos los medios. En Europa, sin embargo, se hace mucha laparoscopia y el robot está muy limitado. El robot vale 2 millones de euros y tiene un mantenimiento al año de 100.000. Eso al margen del material que necesitas, porque unas pinzas, al cabo de diez usos llevan un chip que te dice que ya no las puedes utilizar más. Si no fuera por el coste, prácticamente todas las cirugías se harían con robot. El tema económico es el problema. Aquí el sistema público no tuvo Da Vinci hasta el año pasado.

—Al paciente, ¿cuánto le cuesta? 

—Para el paciente puede haber precios diferentes y depende también de cuál sea su patología, pero normalmente son operaciones que superan los 20.000 euros para una cirugía radical completa. Pero tenemos un montón de avances en cirugía, están saliendo nuevos modelos y nuevo  fabricantes y eso va a hacer que bajen los precios, que se democratice la técnica y que la cirugía robótica sea  más accesible, que no solo sea para los usuarios de más recursos. Será importante porque siete robots en la sanidad pública no serán suficientes para responder a toda la demanda.