El cine-diario de Ute Aurand abre el festival (S8) en la nave de Batería de A Coruña

A CORUÑA CIUDAD

Ángel Rueda, Elena Duque y Ute Aurand, ayer en la presentación de las primeras proyecciones de la cineasta alemana en el festival (S8) en A Coruña
Ángel Rueda, Elena Duque y Ute Aurand, ayer en la presentación de las primeras proyecciones de la cineasta alemana en el festival (S8) en A Coruña EDUARDO PEREZ

Cineastas experimentales de 15 países mostrarán sus trabajos hasta la jornada de clausura, el domingo, dedicada a los neoyorquinos Lee Ranaldo y Leah Singer

01 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

De Peter Lindbergh a Ute Aurand —ambos alemanes, formados en la guerra fría, uno fotógrafo, otra cineasta—, la nave del muelle de Batería de A Coruña va encadenando programas. Las películas diarísticas de la realizadora experimental, una de las más importantes del mundo, iluminaron ayer la sala negra donde hace tres meses grandes pantallas de vídeo presentaban al revolucionario fotógrafo de moda al que no le interesó la moda y que recibió el homenaje póstumo de su amiga Marta Ortega tres años después de viajar a A Coruña para fotografiar su boda.

El espacio está transformado. El festival internacional de cine de vanguardia (S8) tiene experiencia en improvisar lugares desde su primera edición en la cárcel de la Torre. Tres zonas, una ocupada con hamacas —al pie de la pantalla—, otra con butacas rojas y una tercera con bancos de madera procedentes de una iglesia belga —no se sabe si católica o protestante—, organizan la sala de proyección y coloquio por la que pasarán hasta el domingo cineastas llegados de 15 países. Que cada quien se siente donde quiera, la entrada es libre. Los bancos de misa, más incómodos, aportan austeridad y sentido ceremonial a una sesión a la que le bastó el traqueteo del celuloide en el proyector para empaparse de toda la liturgia del cine.

Ute Aurand protagoniza el primer programa, que ayer atendió a la idea del juego y hoy se completará con cuatro películas más en torno a la idea de la compañía y la comunidad, siete piezas en total filmadas entre 1980 y el 2021 por esta mujer que ayer relacionó el nervio de su cámara con la fugacidad de los instantes de la vida y con algo que tiene que ver con su propio carácter. Recordó su viaje en tren desde Madrid a A Coruña, tantas visiones al otro lado de la ventanilla en tan poco tiempo, de las que no quedará una narración ni una línea, solo un recuerdo. Paisajes, árboles, colores, niños, flores, mujeres y rostros aceleran su cine sin guion.

Desde sus comienzos hasta hoy alentó y siguió el rastro de mujeres cineastas. «A un hombre cineasta nadie le preguntaría: ¿Crees, como hombre cineasta, que tu género ha causado un impacto en tu forma de filmar? A las mujeres cineastas se les pregunta a menudo», señaló en una ocasión para explicar la impertinencia de la pregunta. «Pero por otro lado —advirtió—, me gusta ser consciente de si una película está hecha por una mujer».

Pocos asientos libres quedaron para ver sus películas. Entre el público, los australianos Richard Tuohy y Dianna Barrie, protagonistas de la jornada de mañana, ya en la ciudad.