Otra habitante de la calle Amapolas aseguró haber escuchado aquella noche golpes en la puerta y, posteriormente, gritos. Poco antes de las dos de la mañana los vecinos vieron cómo una ambulancia se iba del lugar con la sirena activada. Ayer todavía quedaban en las inmediaciones del inmueble restos de sangre, junto a la puerta rota y precintada, una escena que dejaba perplejos a los viandantes que caminaban por la zona.
El temor ante el incremento de la violencia es palpable. El vecindario relata que últimamente el lugar se ha convertido en un punto de conflictividad, relacionado especialmente con las drogas. «Por las noches se ve a mucha gente que va y viene», lamentaron algunos coruñeses, mientras paseaban.