El último golpe al clan de la Mora en Arteixo termina con seis miembros en prisión

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Imágenes del operativo antidroga en Meicende el pasado 9 de mayo
Imágenes del operativo antidroga en Meicende el pasado 9 de mayo ANGEL MANSO

Entre los efectos incautados había 164 dosis de cocaína y heroína preparadas para la venta, 220 gramos de hachís y 5.760 euros en efectivos. La operación se saldó con nueve detenciones

21 mar 2023 . Actualizado a las 20:38 h.

La demolición de las casas de San José a principios de este año supuso el punto y final a uno de los históricos supermercados de la droga de A Coruña. De manera intermitente durante 25 años, toxicómanos y traficantes trapichearon con descaro en esta ubicación. Los últimos inquilinos de las viviendas ruinosas fueron los integrantes del clan de la Mora, que abandonaron sin resistencia alguna el que durante años fue su hogar y centro neurálgico de su actividad ilícita. Sabían que el Ayuntamiento de A Coruña había solicitado la expropiación forzosa de los inmuebles abandonados en los que residían —una paso previo necesario para llevar a cabo la posterior demolición— y que solo era cuestión de tiempo y burocracia que lo lograse. Finalmente, el 10 de enero, las máquinas se pusieron a trabajar hasta reducir a escombros uno de los puntos de venta de droga más importantes de la ciudad.

Lejos de que este varapalo se tradujese en un cese forzado de su actividad, el clan de la Mora se trasladó hasta un bajo de la calle Touriñana, en Meicende, situado a apenas dos kilómetros de su anterior emplazamiento. La Guardia Civil les siguió la pista desde un principio bajo la tutela del Juzgado de Instrucción número 3 de A Coruña y los agentes del área de investigación no tardaron en tener información y evidencias de que continuaban con la presunta venta de sustancias estupefacientes. La discreción nunca fue uno de los puntos fuertes del clan, por eso los vecinos de Meicende no se sorprendieron cuando el pasado 9 de mayo un amplio operativo compuesto por una veintena de agentes que llegaron en varios vehículos oficiales, pero también furgonetas y turismos de incógnito, y acompañados por la unidad canina cerraron por completo la calle y registraron a fondo el bajo situado en el número 33.

En el transcurso de la operación bautizada como Armeto se detuvo ese día a seis personas, cuatro de ellas miembros del clan de la Mora, como presuntas autoras de un delito continuado contra la salud pública. Los otros dos arrestados eran consumidores que se encontraban en el interior del inmueble y sobre los que pesaban varias órdenes de búsqueda, detención y personación ante los juzgados de A Coruña.

El registro dio sus frutos. Entre los efectos incautados había 164 dosis de cocaína y heroína preparadas para su venta, 220 gramos de hachís, tres envoltorios con marihuana, sustancias utilizadas para el corte de la droga, fármacos, tres balanzas de precisión y una prensa metálica. Además, los agentes también se incautaron de 5.760 euros en metálicos en moneda fraccionada, diversas piezas de joyería, 29 teléfonos móviles, tres tablets, dos ordenadores portátiles y armas blancas.

Efectos incautados por la Guardia Civil en la operación Armeto
Efectos incautados por la Guardia Civil en la operación Armeto Guardia Civil

Aunque el operativo en Meicende se dio por concluido alrededor del mediodía, la Guardia Civil continuó con la operación abierta y esa misma tarde localizó y detuvo a dos componentes más del clan de la Mora a los que también se les investiga como presuntos autores de un delito continuado contra la salud pública.

El último golpe a la familia llegó el pasado viernes con la detención de María Jesús Silva Jiménez, conocida como la Mora, quien además es la supuesta jefa del entramado delictivo. La autoridad judicial decretó para ella y otros cinco miembros del clan el ingreso en prisión.

No es la primera vez, y todo hace pensar que no será la última, que los integrantes de esta familia pasan una temporada en la cárcel y al salir vuelven por los mismos derroteros. Ya en el 2012 tanto la matriarca como ocho integrantes del clan entre los que se encontraban su marido, su hija y su yerno fueron condenados a cinco años de prisión. Por aquel entonces los procesados juraron que jamás habían vendido heroína y que vivían del comercio de la chatarra y de los mercadillos de las ferias.