Cámaras fijas y de pecho para vigilar el ocio nocturno en la zona del Orzán, en A Coruña

Ana González Núñez
ana gonzález A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Los vecinos tildan de «inaceptable» soportar «hasta 98 decibelios» en una zona residencial a las tres de la mañana

02 jun 2022 . Actualizado a las 18:21 h.

El Ayuntamiento de A Coruña implementa medidas para luchar contra el descontrol nocturno del que se quejan los vecinos del Orzán. Una de ellas será el restablecimiento de cámaras de vigilancia en el cruce entre las calles Sol y Socorro, que servirán para supervisar los posibles altercados e incumplimientos en la zona. Esta actuación se suma a las novedosas cámaras de pecho que usan los agentes municipales. Llevan estos dispositivos en sus chalecos y consiguen así un efecto disuasorio, ya que cuando actúan avisan a las personas de que pueden ser grabadas, lo que propicia que muchos cesen en determinados comportamientos. Se emplean para filmar especialmente los casos más graves, como detenciones, pero hasta el momento no han tenido que grabar y han servido para prevenir. El cuerpo pidió autorización a la Subdelegación del Gobierno para llevar estos artilugios en el presente mes de mayo y la prórroga ha sido aceptada.

Representantes de los vecinos del Orzán se reunieron con el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Ignacio Borrego, al que le mostraron, según indican, «numerosos vídeos grabados en los que se aprecian los botellones realizados a escasos metros de los dormitorios». También emitieron una queja por la supuesta «falta de presencia policial» y presentaron copias de los datos y gráficos recogidos por los sonógrafos municipales. «Es absolutamente inaceptable que en una zona residencial marquen hasta 98 decibelios a las tres de la madrugada cuando la normativa está fijada en 45 decibelios», remarcan.

En la reunión, el edil les mostró que «en los últimos seis meses la policía llevó a cabo más de 300 intervenciones en la zona del Orzán». Los vecinos, por su parte, condenan que la presión policial se ha ejercido desde hace tres semanas, después de que la Valedora do Pobo los haya amparado. Por ello, critican que no se hayan tomado medidas antes, pero apuntan que «ahora sí que van a actuar». Además, los miembros de la agrupación vecinal quieren saber cómo evoluciona la problemática y pidieron al Concello que se forme una comisión de seguimiento para comprobar el efecto de las decisiones tomadas. En estos momentos, hay en el Orzán más patrullas que en los últimos diez años, porque la reorganización de la Policía Local —con un aumento de agentes— supuso un incremento de la vigilancia por la noche.

Cierres de locales

Uno de los últimos establecimientos de ocio nocturno cerrado por orden municipal fue el llamado La Cabaña del Mojito, antes conocido como La Chismosa, situado en pasadizo del Orzán. La orden de cierre la dio el departamento de Urbanismo de María Pita y la efectuó la Policía Local. Su clausura temporal se debe a un incumplimiento de la normativa.

Este se une al cierre ejecutado en el mes pasado de abril del conocido pub Grietax, ubicado entre las calles Sol y Socorro. Estos no han sido los únicos, pues el Ayuntamiento ha interpuesto 40 multas a locales de hostelería desde el 2019. De estas, 31 son decretos de cese de actividad. Muchos se deben precisamente al incorrecto uso del sonógrafo o por tener una licencia que no correspondía con su actividad.

«Nos han roto cristales del portal varias veces. Tengo mucho miedo porque la situación es peligrosa»

Son muchas las personas que dicen aguantar una situación «insoportable» por los ruidos y la conflictividad del ocio nocturno en el Orzán. De hecho, una vecina de la zona, que prefiere no identificarse, asegura que vive auténticos momentos de terror.

«No duermo nunca. Mi pareja y yo nos ponemos tapones y, aun así, es imposible. Pero ya no es solo dormir, es mi seguridad la que está en juego», relata esta afectada, que teme que «el día menos pensado» pueda pasar algo grave. Comenta que en el lugar hay «gente peligrosa» y también asegura la existencia de «tráfico de drogas». «Algunos días nos llegaron a amenazar», subraya.

Muchas de estas conductas las puede observar desde su ventana. Uno de los últimos episodios que recuerda fue una tensa discusión en la que un hombre insultaba a una mujer y ambos se propinaban gritos, junto al bullicio de otras personas alentando la pelea.

«Nos han roto los cristales del portal varias veces», señala la mujer, que está acostumbrada a salir de su hogar esquivando vómitos y desperdicios. Una de las prácticas que a su juicio es más lesiva para el vecindario la constituyen los botellones que se reparten por la zona. «Antes se salía de otra manera, pero ahora hay mucha gente en la calle y también se hacen botellones junto a los pubs», detalla la coruñesa, quien es testigo de las fiestas «todos los días de la semana, desde los lunes». Por ello, pide más inspecciones y sanciones.