Silencio en la escuela Pablo Picasso de A Coruña

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

Escuela Pablo Picasso
Escuela Pablo Picasso MARCOS MÍGUEZ

Tal vez sea el momento de ser valientes, dar otro paso al frente y asumir sin dobleces la verdad

14 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es atronador el silencio de la dirección de la Escola de Arte e Superior de Deseño Pablo Picasso de A Coruña. Un profesor del centro ha sido condenado e inhabilitado por abusar sexualmente de ocho alumnas, y la posición de la escuela, apelando al deber de sigilo de los funcionarios, es... el silencio.

Es su privilegio, pero... Podría entender —que no compartir— unas declaraciones huecas que se limitasen, por ejemplo, a acatar la decisión judicial para pasar de puntillas por un problema escabroso y con implicaciones profesionales y probablemente personales. O incluso, como hizo ayer la Xunta, a recordar que contra la sentencia, que no es firme, cabe recurso. Pero ¿el silencio?

Me cuesta entenderlo... si no es por el temor, incluso el miedo que puede suponer dar un paso al frente y decir en público la verdad. El temor a la respuesta, a las reacciones, a lo que pueda pasar, a no ser creído.

Y es curioso cómo precisamente ese temor acerca a la dirección del centro a las alumnas que sufrieron los abusos y a la comprensión de la dura situación que les ha tocado vivir. Porque, como ellos, también ellas tenían miedo de dar un paso al frente, de decir en público la verdad, de la respuesta de los demás, de sus reacciones y de no ser creídas.

Por eso decidieron dar ese paso juntas, en grupo. Las ocho se pusieron en manos de una abogada y las ocho tuvieron la gallardía de contar en el tribunal lo que les había ocurrido. Esa valentía tuvo premio. Romper la ley del silencio supuso la inhabilitación del abusador.

Pues tal vez sea el momento de romper más silencios, de ser valientes, dar otro paso al frente y asumir sin dobleces la verdad. Que a veces parece lo más difícil del mundo.