Las defunciones amenazan con doblar a los nacimientos en A Coruña después de un año récord

David García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

En ambos indicadores se alcanzaron sendos picos históricos, el de menos alumbramientos y el de más fallecimientos

10 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La población de A Coruña mantuvo en el segundo año de la pandemia la misma tendencia que en los ejercicios previos en dos de los principales indicadores demográficos. Los nacimientos siguieron a la baja y no hubo un repunte motivado por los meses de confinamiento, mientras que los fallecimientos volvieron a aumentar, pero sin grandes diferencias con primer año del covid. En ambos casos la confirmación de sendas dinámicas depararon récords desde que se lleva un registro exhaustivo de estos índices.

La diferencia entre defunciones y nacimientos continúa incrementándose y en el 2021 las primeras casi doblan a los segundos. Los datos del padrón municipal demuestran que el año pasado fallecieron 2.679 vecinos de la ciudad, que registró el alumbramiento de 1.417 bebés. «Está en relación con un proceso de envejecimiento en la pirámide poblacional, que cada vez se estrecha más por la base y entre las personas en edad reproductiva», explica Carlos Ferrás, profesor de Xeografía Humana en la Universidade de Santiago (USC).

En el caso de los nacimientos el descenso se produce casi sin excepciones desde el 2008, cuando se alcanzó el pico de 2.138 bebés nacidos. Desde entonces, la caída solo se truncó ligeramente en el 2012 y el 2015 y podría no haber tocado fondo.

«La caída de la natalidad es general, así como el número de hijos por mujer en edad reproductiva. En Galicia está en 1 y debería estar en 2,1, pero no se llega en ningún ayuntamiento», detalla Ferrás.

El profesor de Xeografía Humana insiste en que la reducción de la natalidad en la ciudad no es un caso aislado en las urbes gallegas y que detrás hay varios factores. «Hay un movimiento de población en edad reproductiva y en activo hacia municipios de la periferia. En A Coruña pasa con Oleiros, Arteixo o Culleredo, en Santiago con Ames o Bertamiráns, en Vigo con Nigrán, y en Pontevedra con Poio. Hay una clara deslocalización», asegura el docente de la USC.

Estos movimientos se producen por cuestiones como la búsqueda de «viviendas a precios más competitivos para obtener una mejor relación calidad-precio, la obsolescencia de los pisos en los centros de las ciudades o el contacto con la naturaleza y los espacios al aire libre». 

Envejecimiento

Estas cuestiones hacen que las ciudades estén viviendo un progresivo envejecimiento de la población y una mayor media de edad, lo que se traduce en que cada vez haya más fallecimientos. El año pasado se contabilizaron en A Coruña 2.679 defunciones, el máximo de una serie histórica al alza, pero sin una tendencia tan clara como en el caso de los nacimientos y con dientes de sierra.

Entre el 2018 y el 2019 se había producido un descenso notable en el número de fallecimientos en la ciudad, pero no se pudo confirmar una tendencia a la baja por la irrupción de la pandemia, que devolvió los registros a cotas nunca antes alcanzadas, al menos en los estudios estadísticos.

Aunque las cifras de los dos últimos años no se habían registrado nunca, cabe destacar que las muertes provocadas por la pandemia tampoco supusieron un gran salto en comparación con el dato del 2018, cuando habían sido 2.604 los fallecidos. La ciudad es el municipio de Galicia con mayor número de defunciones por covid-19 y eso ayudó a marcar nuevos picos históricos.

«É previsible que nos próximos anos aumente lixeiramente a natalidade»

Os récords históricos de nacementos e defuncións non sorprenden entre os expertos en Socioloxía como Antía Pérez Caramés, profesora na Universidade da Coruña, que os vencella cos condicionantes impostos pola pandemia e con outras dinámicas poboacionais, como os saldos migratorios. 

—A que se deben estes mínimos históricos?

—Son récords na serie, pero continúan na mesma intensidade nos anos da pandemia coma nos anteriores.

—Co confinamento podería pensarse que se aproveitaría para ter fillos, pero non foi así.

—Houbo moita incerteza por unha posible perda de ingresos ou postos de traballo e se reduce o número de nacementos. Ter fillos é unha decisión moi meditada, hai que facer unha reflexión do contexto e unha situación como de alarma tampouco favorece. É previsible que nos próximos anos aumente lixeiramente a natalidade unha vez que se recupere a estabilidade económica, pero non será un bum, iso está completamente descartado.

—Cales son os principais motivos que inflúen na decisión de ter fillos?

—Os principais son a calidade e estabilidade do emprego, sobre todo a das mulleres, a cobertura dos servizos de coidados e o nivel de igualdade, en termos da corresponsabilidade coa persoa coa que se teñen. Nos países con maior igualdade teñen maior fecundidade.

—Pódese prever algún cambio nestas dinámicas?

—As defuncións tenderán a aumentar, non tanto como durante a pandemia, pero a poboación segue envellecendo. A incógnita é o que pasará coas migracións, coa saída a municipios próximos de menor tamaño, temos que ver se é unha tendencia de asentamento ou efémera.

—A situación na Coruña é diferente a outras do entorno ou tamaño similar?

—Hai poucas particularidades. A dinámica demográfica parécese moito ás de Pontevedra e Vigo e a outras españolas da mesma magnitude. Está nunha poboación máis ou menos estable e o que máis inflúe son os movementos migratorios.