La población de A Coruña sigue a la baja y regresa a niveles del 2018

David García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Desde el 2010 solo hubo tres años con menos residentes que en el 2022

01 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La pandemia estuvo detrás del descenso acusado de población que tuvo A Coruña entre el 2020 y el 2021, perdiendo más de dos mil habitantes, una tendencia a la baja que se confirma con la propuesta de población a 1 de enero del año en curso, en la que la ciudad vuelve a ver cómo su número de habitantes adelgaza en casi otro millar.

El último dato relativo al comienzo de este año sitúa a la ciudad con 244.633 habitantes, una cifra que no se registraba desde el 2018 y que supone la cuarta más baja desde el 2010. Por debajo de la más reciente solo quedan los índices del 2017 —244.099—, el 2016 —243.978— y el 2015, que con 243.780 coruñeses supone el registro más bajo desde el 2010.

La irrupción de la pandemia en el 2020 hizo que A Coruña sufriese una situación que se dio en la mayoría de ciudades, la marcha de población a segundas viviendas o residencias familiares en municipios más pequeños, principalmente en ambientes rurales o similares en busca de espacios abiertos en los que las restricciones y el riesgo de contraer el virus era menor por contar con densidades de población más bajas.

«No 2021 A Coruña perde poboación, como todas as cidades galegas», asegura Antía Pérez Caramés, profesora de Socioloxía en la Universidade da Coruña, que apunta que se debió «a unha combinación dun decrecemento natural, con máis defuncións que nacementos, e o saldo migratorio, que marcha máis xente da que vén». La pérdida de habitantes que tuvo la ciudad llegó justo cuando se encontraba en un período de crecimiento. En el 2015 se registró el mínimo de población desde el 2010, pero a partir de ahí se produjo un crecimiento sostenido hasta alcanzar en el 2020 los 247.604 residentes. La ciudad parecía inmersa en una dinámica positiva, incluido un salto de casi dos mil habitantes más entre el 2019 y el 2020, pero ahí se cortó la racha y el camino por alcanzar una cifra simbólica como el cuarto de millón. 

Varios factores

Ese objetivo de llegar a una población de 250.000 personas se presenta ahora como un reto más complicado a corto plazo por el retroceso sufrido. «Quizáis a 10 anos vista sexa máis realista que a 5. Agora parece que se estabilizará en torno a 245.000, sobre todo porque nos anos anteriores o ritmo de crecemento como moito era de 1.000 persoas, e agora hai que contrarrestar unha tendencia negativa e logo aumentar», explica la profesora de Análisis Demográfico.

Para que se pueda producir un cambio de tendencia hay que tener en cuenta factores de diversa naturaleza, como el saldo vegetativo —diferencia entre nacimientos y defunciones—, el balance migratorio y la evolución de la pandemia. Con esta última normalizándose como otras enfermedades con las que se convive, el éxodo hacia otros ayuntamientos podría tener un efecto bumerán próximamente. «A dúbida que temos agora no mundo da demografía é se esa poboación vaise asentar e quedar neses sitios, ou vai volver. Iso é algo que non sabemos, é aínda moito cedo», destaca Antía Pérez, quien realiza una previsión: «É algo bastante efémero e a xente volverá ás cidades». Entre los aspectos que apoian este prognóstico está que «non todo o mundo pode manter o réxime de teletraballo. E as dificultades de vivir nun entorno rural, que primaba durante a pandemia por poder saír ao exterior e por unha maior liberación da mobilidade, agora mesmo se agravan por temas importantes como o transporte ou os servizos».

Mal saldo vegetativo

Sin embargo, la estandarización de la pandemia no es el único factor relevante que afecta a la evolución de la población en la ciudad, y otro con un peso destacado es el saldo vegetativo, que desde hace tiempo no aporta noticias positivas. «O crecemento natural da cidade xa era negativo nos anos previos, pero no ano 2020 acentúase. No 2019 era de -882 e no 2020 de -1.150, isto é, a xente tivo menos fillos e houbo máis mortes», analiza.

A falta de conocer los datos del año pasado, el 2020 fue un año negro para la ciudad en cuanto al crecimiento natural.

En la serie estadística desde que hay registros fue el ejercicio con el menor número de nacimientos, 1.498 —el anterior era el de 1996 con 1.571—, y también el peor saldo vegetativo, con -1.150 personas. Solo dos años antes, en el 2018, el resultado también fue negativo, pero solo de 150 personas.

«O que está pasando na cidade é que o crecemento vexetativo é negativo e iso non ten solución a medio prazo, seguiremos sendo unha sociedade envellecida e con probabilidade de que os niveis de fecundidade non se revertan drasticamente, xa que poden mellorar, pero non radicalmente», alerta Antía Pérez Caramés.